El extraño caso de los políticos inmunes

Ayer pudimos confirmar una novedad mundial. No sabemos por qué, pero evidentemente los gobernantes argentinos son inmunes al coronavirus. Ellos no necesitan cuarentena, ni distanciarse, a veces ni siquiera usar barbijo.

Ya sabíamos por ejemplo que los funcionarios pueden andar lo más panchos por el mundo sin necesidad de hacer cuarentena, mientras mantienen desde hace más de un mes a miles de argentinos varados en el exterior. El gobernador Gildo Insfrán puede amontonar a sus militantes a sueldo en un estadio cubierto para que lo aplaudan en la campaña electoral. No importa que hace poco se haya ahogado gente tratando de llegar a su hogar porque él les impedía usar un puente. En plena cuarentena Alberto Fernández podía hacer fiestitas de cumpleaños en las madrugadas de Olivos mientras por Twitter la jugaba de papá de todos y nos mandaba a dormir y les pedía a los chicos que le mandaran dibujitos.

El colmo es el caso de los talibanes de la cuarentena que manejan el Ministerio de Salud de Buenos Aires. Ayer, el ministro Daniel Gollán se despidió porque va a ser diputado y le pasó el mando a su segundo, Nicolás Kreplak. Ellos sus militantes a sueldo también festejaron. Con pogo, marcha peronista y todo. Ministros y secretarios saltando, abrazados. Uno puede imaginar el sudor, los alientos mezclados, las salivas que van y vienen. Raro en gente que forzó la cuarentena más extrema y larga del mundo, que condenó a la quiebra a miles de comercios, que dejó un año y medio sin clases a cientos de miles de chicos, por los riesgos de contagio.

Pero ellos son inmunes. Y no sólo al coronavirus. También a la verdad. Interesantísimo el discurso de Kreplak al asumir. Un relato épico empalagante donde los buenos son siempre ellos. Dijo que recibieron un sistema de salud destruido por culpa de los 4 años "neoliberales" de María Eugenia Vidal. No por los 28 años de gobiernos peronistas previos. Dijo que ellos se animaron a tomar medidas antipáticas contra los anticuarentena y que gracias a eso evitaron una catástrofe. Kreplak se cree un héroe y un capo, aunque Buenos Aires sea la provincia con más muertos por habitante, sólo superada por la Ciudad de Buenos Aires, que tiene mucha más población mayor. Kreplak tiene casi el doble de muertos por habitantes que Córdoba -297 contra 162- donde los chicos perdieron menos clases y donde no se cerró la economía con el fanatismo de Kicillof.

Dijo, Kreplak, al asumir, que ellos tuvieron que "dar pelea contra los anticuidados". Contra los anticuidados. Venía de saltar en un pogo, Kreplak. En un pogo. Inmune a todo.