El discreto encanto del sindicalista antisalario

La quinta pata del gato

El discreto encanto del sindicalista antisalario

01/08/2023 | 12:02

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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El discreto encanto del sindicalista antisalario

Héctor Daer es uno de los 64 militantes peronistas –invariablemente peronistas- que han sido secretarios generales de la CGT desde la fundación de la confederación, en 1930. Desde ese punto de vista, es uno más entre tantos.

Pero hay algo que lo distingue. Ocupa el tercer lugar entre los sindicalistas que reinaron con las peores inflaciones de gobiernos peronistas, es decir, gremialistas durante cuyos mandatos se produjo la mayor destrucción del salario de sus afiliados. Le ganan Güerino Andreoni, un mercantil que en 1990 rompió la CGT para legitimar a Carlos Menem. Ese año la inflación pasó el 1.300 por ciento. Consuelo para Andreoni: al año siguiente Domingo Cavallo bajó la inflación a 84%. El otro que le ganó a Daer fue Casildo Herrero, adulador serial de Isabel Martínez y López Rega. Fue secretario general en 1975, el año de Montoneros, la Triple A y el Rodrigazo. La inflación llegó a 183%. Herrera tuvo el buen tino de irse a Uruguay en medio del incendio, un día antes del golpe que instauró la dictadura.

Ayer, Daer siguió la senda de los sindicalistas que pusieron la militancia peronista por delante del salario. Y le dio su contundente y abierto respaldo a la candidatura presidencial de Sergio Massa, el ministro de Economía que llevó la inflación arriba del 115% anual y que viene incendiando los salarios de los representados por Daer. El sindicalista no sólo consideró que la de Massa es “la candidatura del Pueblo”. Juró que no piensa molestarlo ni siquiera 5 minutos de aquí a las elecciones presidenciales: "La CGT no tiene que salir a la calle por los tres dígitos de inflación; lo que tenemos que defender es el salario ante esa inflación", dijo Daer.

Es comprensible. El sindicalismo corporativo de nuestra economía protofascista no sabe bien para dónde disparar. Los gremialistas tradicionales de los sectores privados se ven apretados por tres lados a la vez. Jamás han cuestionado el delirante gasto público que genera la inflación porque eso significaría pelearse contra los sindicatos estatales como Ctera, Ate y demás. Tampoco pueden cuestionar a los aparatos piqueteros que también viven del gasto público inflacionario, que han sustituido el ideal del obrero peronista por lúmpenes que cortan las calles y que ya son más poderosos que los propios sindicalistas (con Juan Grabois metieron un precandidato presidencial, cosa que la CGT jamás logró). Al fin y al cabo Grabois también se dice peronista. Y dentro de sus gremios les muerden los talones los delegados de la izquierda troskista, del lado de la irracionalidad económica.

Ante semejante escenario, mejor seguir manejando las obras sociales y el infinito maxiquiosco del empresariado sindical, intercambiando dineros y fervores con los políticos peronistas. Como Massa.

Ojalá Daer y sus socios tengan, el año que viene, la misma paciencia con el futuro gobierno que la que tuvieron estos años con Cristina, con Alberto y con Massa. Por las dudas, les reitero esta máxima de Daer: "La CGT no tiene que salir a la calle por los tres dígitos de inflación”. Vamos a ver si dice lo mismo el año que viene.

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