El canje de Massa: otra vez en la trampa de siempre

La quinta pata del gato

El canje de Massa: otra vez en la trampa de siempre

06/03/2023 | 11:02

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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El canje de Massa: otra vez en la trampa de siempre

El desmanejo fiscal del gobierno ha sido tan desastroso, el Estado ha gastado tanto dinero sin ton ni son, que ha acumulado, además de su deuda en dólares, deudas no escritas y deudas de mayor plazo, una deuda en pesos inmanejable y a tasas altísimas que vence cada tres meses. Ahora, entre marzo y junio, hay un pico de vencimientos: son casi 8 billones de pesos. Equivalen a 40 mil millones de dólares. Y los prestamistas de esos pesos dudan cada vez más de que el Estado pueda cumplir con esa deuda. Menos si hay un cambio de gobierno en puerta. Así que no quieren renovar esos préstamos.

Y hemos vuelto a quedar atrapados en la trampa de siempre.

Al gobierno despilfarrador no le queda otra que emitir 8 billones de pesos para cancelar la deuda (lo cual es impensable por el incendio inflacionario que significaría), defaultear otra vez la deuda (lo que ocasionaría un caos porque los pesos que los bancos le prestaron al gobierno son los pesos que los ahorristas han puesto en plazos fijos) o tentar a los acreedores con un canje. ¿Qué quiere decir eso? Bueno, cambiarles los bonos o los pagarés que tienen por otros mejores, con más ganancias y menos riesgo.

¿Cuáles son esas condiciones? En primer lugar, Sergio Massa quiere aprovechar la volteada para no tener que renovar esta misma deuda antes de las elecciones. Entonces propone cambiar estos bonos no por unos papeles que vuelvan a vencer en tres meses, justo antes de las Paso, sino en 2024 y 2025, es decir, quiere pasarle el muerto al próximo gobierno.

Y, para que agarren viaje, les quiere ofrecer a los acreedores bonos atados directamente a la inflación más una ganancia. Pero, como eso para los bancos no es suficientemente seguro, quiere darles también bonos que se llaman duales: si el dólar se dispara arriba de la inflación, entonces el acreedor puede elegir cobrarlos en pesos, pero según el valor del dólar. Y, además, quiere darles una cláusula llamada PUT. Con esa cláusula, el acreedor puede, en cualquier momento, darle el bono o pagaré al Banco Central y el Banco Central tiene que darle los pesos. En cualquier momento, sin importar el plazo.

Todo eso configura un brutal seguro de cambio, muy parecido al que se montó para estatizar deudas privadas en 1982. Imaginen qué diría el kirchnerismo si a esto lo propusiera Domingo Cavallo, por ejemplo.

Para Massa implica volver a tomar oxígeno. Olvidarse de tener que renovar préstamos cada tres meses para volver a subir gastos antes de las elecciones. Para la oposición es un dilema: si se muestra en contra, los bancos tal vez no agarren viaje, y el gobierno los acusará de provocar un default. Si no dice nada, se va a tener que hacer cargo del muerto que dejará Massa.

Y para los argentinos que no viven del Estado será una pésima noticia. Porque los que viven del gobierno volverán a evitar un ajuste y la deuda que el gobierno contrajo para pagarles a ellos la terminará asumiendo el Banco Central, o sea los argentinos que no viven del Estado y sufren la inflación constante.

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