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La quinta pata del gato

Derechos humanos: indemnizaciones para todos y todas

23/04/2024 | 11:30

 

Redacción Cadena 3

Adrián Simioni

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Derechos humanos: indemnizaciones para todos y todas

Les cuento una pequeña historia. En1974, el padre del Che Guevara, después de quemar su herencia en empresas que fracasaron, se fue a Cuba, a vivir a cuerpo de rey, como padre del héroe de la Revolución. Allá se casó de nuevo con una cubana. Y tuvo tres hijos. Uno de ellos, nacido en La Habana en 1975, en 2008, 33 años después, se rajó de Cuba y se radicó en Rosario. Y entonces inició un trámite para cobrarle al Estado argentino, es decir a nosotros, una indemnización para él y sus dos hermanas como víctimas del terrorismo de Estado, aduciendo que su padre había sido amenazado por la Triple A y que por eso se había ido a Cuba. Era tan grotesca la joda que en 2015 el entonces secretario de Derechos Humanos de la Nación, el cordobés Martín Fresneda, sin rechazarlo de plano, se demoraba en darle el ok al pago. Había trascendido y era un escándalo. Aún así Guevara consiguió que la Justicia le diera un amparo para apurar el trámite. Por suerte no cobró.

Pero el caso demuestra la extrema liberalidad con que la Argentina pagó indemnizaciones por derechos humanos desde que las habilitó Carlos Menem. El kirchnerismo terminó amontonando 6 leyes reparatorias. Por ejemplo, para indemnizar no sólo a víctimas del terrorismo de Estado de la dictadura, sino también de la Triple A en la democracia 73-76. O a cualquiera que hubiera sido detenido por presuntas razones política entre 1955 y 1983 incluso por fallos de la Justicia penal por ciertas leyes vigentes que reprimían el terrorismo. No sólo eso: incluso les dieron pensiones graciables incluso a víctimas del terrorismo de Estado que ya habían cobrado indemnizaciones. Heredables.

El Estado argentino se declaró culpable y no puso ni las manos. Se terminó pagando indemnizaciones a terroristas que murieron atacando ellos cuarteles militares como el de Formosa en plena democracia. Figuran como víctimas del terrorismo de Estado. Y casos menos grotescos pero vidriosos. Nacha Guevara por ejemplo se exilió en Europa tras recibir amenazas de la Triple A en enero de 1976 durante el gobierno democrático de María Estela Martínez de Perón. Allí se instaló, hizo su carrera artística. Hace unos años cobró su indemnización. Y se consideró exilio todos los años hasta el 28 de octubre de 1983. ¿Cuándo empieza y cuándo termina un exilio?

Todo fue muy laxo. Y muy opaco. Los gobiernos siempre se negaron a transparentar cuánto y a quiénes se pagaban estas indemnizaciones. Y alrededor se terminó montando una monumental industria del juicio. Recién ahora sabemos, porque lo blanqueó el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, que ya se llevan pagadas 22.400 indemnizaciones. La mayoría fueron en torno a los 200 mil dólares. Esa fue la cifra establecida en el menemismo. Son unos 4.500 millones de dólares. La mitad de lo que iba a costar la red de autopistas para todo el país que proponía el ingeniero Guillermo Laura a fines de los 90.

Ahora Cúneo Libarona acaba de decidir que se frenan todos los pagos. Porque 45 años después del terrorismo de Estado, se siguen tramitando y pagando indemnizaciones. Cúneo dice que hay cosas increíbles. Gente que nació y vivió siempre en otros países reclamando por exilios. Testigos falsos. Documentos falsificados. Pruebas fraguadas. Hay casos en la Justicia. Pagos duplicados a personas que tenían el mismo nombre que una víctima real. Ciudadanos de países vecinos que en el plan cóndor estuvieron detenidos unos días en Argentina pero que le reclaman al Estado indemnizaciones por todo el tiempo que estuvieron detenidos en sus países. De todo.

Como sucede tantas veces en el país más extravagante del mundo, permitimos que se usara incluso el horror de la dictadura, la bandera de los derechos humanos, para hacer negocios fastuosos, para dejar que se mezclara la reparación de las víctimas con el choreo de los inescrupulosos. Como pasa con las pensiones por invalidez cobradas por los sanos, con las jubilaciones cobradas por quienes jamás trabajaron, con los ñoquis que no hacen nada, lo hacen mal o hacen cosas que nadie necesita. Les pagamos a corruptos ensuciando a los honestos. La historia pura de este Estado quebrado manejado por políticos acostumbrados a repartir sin preguntar ni poner las manos. Total no es plata de ellos.

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