historial entre Boca y River en La Bombonera (Coccolo)

Perfiles de La Previa

Repaso del historial entre Boca y River en La Bombonera

23/09/2018 | 14:33 |

Desde el primero hasta el último, el más recordado por los hinchas del "Xeneize" y también las hazañas del "Millonario" como visitante. Volvé a revivir los cruces en la previa al Superclásico. 

Mauricio Coccolo

Audios

Boca y River no deja de ser un partido de fútbol, pero es mucho más que un partido de fútbol. Tanto que parecía poco llamarlo clásico y por eso lo convertimos en el “Superclásico”, como una forma de expresar que ahí, en ese partido, todo se multiplica a la enésima potencia: las pasiones, los nervios, el miedo, las ganas de ganar.

Lo mejor que tienen las previas de los Superclásicos es esa mezcla de sentimientos que atraviesa todos los cuerpos: todavía no hay ganadores, ni perdedores, pero se nota la adrenalina de una potencial victoria y se sufren los temores por una derrota indeseada; en el medio, se cuela algo parecido al alivio si todo termina empatado.

En la ruleta de la rivalidad infinita a veces toca ganar y otras perder, pero cuando llega el momento del balance la tendencia se repite: solo se cuentan las ganadas. Para evitar los sesgos resultadistas, el repaso traerá a la memoria algunos de esos partidos inolvidables entre Boca y River, con una sola condición: haberse jugado en la Bombonera.

Desde su fundación, Boca tuvo que trasladar su campo de juego una media docena de veces entre 1905 y 1924, fecha en la que los muchachos de la época se instalaron en Brandsen y Del Crucero, donde levantaron las tribunas de madera que en 1940 se convertirían en la mítica Bombonera, estadio que fue testigo de 97 superclásicos, con  45 triunfos locales, 20 victorias de River y 32 empates.

El primer clásico en la nueva cancha de Boca ganó cómodamente por 3-1 y comenzó una serie de ocho años, y ocho partidos, sin perder contra River en la Bombonera. El primer triunfo "Millonario" a domicilio llegaría recién en 1948, fue 2-1 con goles de Labruna y Hugo Reyes.

En la década siguiente, la del 50, se destacan dos partidos, ambos con curiosas incidencias climáticas. Uno, el 8 de diciembre de 1955, que se jugó un jueves a la mañana debido a una ola de calor que sufría el país. River, que ya era campeón, ganó por 2 a 1. El otro fue el 19 de mayo de 1959, se pasó para el martes porque la lluvia obligó a suspenderlo el domingo. Boca estampó un 5 a 1, que hasta el día de hoy es la mayor diferencia de la historia en su cancha.

En el amanecer de los 60, se disputó uno de los Superclásicos más comentados de todos los tiempos: la fría estadística dice que Boca ganó 1-0 el 9 de diciembre de 1962, con gol de Valentim, de penal, y quedó a un paso del título que ganaría en la fecha siguiente, pero lo que se recuerda es una frase que todavía se repite: “Penal bien pateado es gol”. Eso dicen que le dijo NaiFoino, el árbitro del partido, a Delem que protestaba, con cierta razón, porque Roma se había adelantado para atajarle un penal que pasaría a la historia. Mito o realidad, el juez desactivo la bronca con una salida tan ingeniosa como contundente: “Aire, aire, penal bien pateado es gol…”.

El de 1975 fue un año inolvidable para River porque cortó la sequía de 18 sin títulos y además ganó las dos veces que fue a la cancha de Boca. Primero el 17 de abril, con goles de Morete y Alonso; y después, el 21 de septiembre cuando Pedro González y el recién llegado Leopoldo Jacinto Luque dieron forma al 2 a 1 del equipo de Labruna. Después, en 1976, los Millonarios volverían a ganar el clásico de visitantes (1-0, gol de Perfumo) consiguiendo la única serie de tres triunfos consecutivos de la historia contra los Xeneizes en su cancha.

El primer superclásico de los 80 en la Bombonera fue histórico para los de la banda roja porque por primera, y única, vez convirtieron cinco goles: fue 5 a 2, Ramón Díaz y Carrasco marcaron por duplicado y Oscar Ortíz cerró la cuenta.

En el toma y daca del fútbol, a River lo esperaba 1986, el año en el que llegaría a la cima del mundo. El equipo del Bambino Veira, campeón de todo, estrenó su primer eslabón de una cadena gloriosa nada más ni nada menos que contra Boca en la Bombonera, donde dio media vuelta olímpica y encima le ganó.

La década del 90 podría simplificarse como esa en la que River ganaba campeonatos y Boca, clásicos. Hubo muchos favorables al Xeneize, pero pocos tan recordados como el del nucazo de Guerra en septiembre del 96.

Ningún repaso de superclásicos ganados por Boca en la Bombonera sería justo si no mencionara el 4-3 del 91 por la Libertadores, con dos goles de Latorre. O el 4-1 el 96 con el triplete del Manteca Martínez. O el 3-2 del 98 con tantos de Caniggia, Palermo y Arruabarrena. O el 2-1 del 99, que fue el primer gran impacto de Martín Palermo contra River: gol sorpresivo de media vuelta, desde afuera del área, cuando su equipo jugaba con uno menos.

Para los hinchas de River los clásicos de los 90 fueron una especie de maldición por tantas vueltas olímpicas, pero asimismo se dieron dos lindos gustos en 1994 ganando ambos partidos en la Bombonera: primero en abril, 2-0, con goles de Ortega y Crespo, y después en diciembre, 3-0, gracias a Francescoli, Ortega y Gallardo.

El siglo XXI del superclásico, hasta el momento, es el de los cruces en las copas internacionales. Todo empezó en el 2000. Y decir 2000 para Boca es decir Copa Libertadores. Y decir Copa Libertadores es decir Bianchi-Riquelme-Palermo, como si fueran una sola cosa. A partir de ese momento comienza la lluvia de imágenes: Gallego diciendo que lo ponía a Enzo en el banco si ellos ponían a Martín. Bianchi mandando a calentar al goleador recuperado para que entre. Román metiéndole un tomá y hacelo al Chelo Delgado. Otra vez Román cambiando por gol un penal. Y para el final de la película, lo mejor: el Titán escribiendo con letras de molde su nombre en la historia de Boca.

El último clásico en La Bombonera

La revancha, ese plato que según parece se come frio, a River le llegaría 15 años después. Fueron solo 45 minutos, suficientes para dejar en claro que el equipo copero de Marcelo Gallardo volvería a ganar el mano a mano. Es imposible saber qué hubiera pasado sin el Panadero y el gas pimienta. Lo concreto es que Boca pagó su incorrección y los hinchas millonarios volvieron a brindar, por segunda vez consecutiva, con una copa internacional después de eliminar al rival de toda la vida.

Desde el 2000 se jugaron 21 clásicos en la Bombonera y River pudo ganar solo 4. El primero fue un contundente 3 a 0 que tuvo el moño de la vaselina de Rojas sobre el final del partido. En el 2004, los millonarios ganaron 1 a 0 gracias al solitario grito de Fernando Cavenaghi. Hablando de solitarios, en el 2014 se produjo el primer triunfo de la banda sin sus hinchas en el estadio: 2 a 1 con el gol de Funes Mori, de cabeza después de un córner que no había sido y pasó a la historia como el “pitanazo”. La última victoria fue en el último partido jugado en cancha de Boca: 3 a 1 con una gran tarde-noche de Pity Martínez, Alario y Driussi.

Los xeneizes festejaron el doble de veces que sus primos y encima recuerdan un par de empates de esos que fueron casi como ganar. En el Clausura del 2003, el River de Pellegrini ganaba 2 a 0 cómodo hasta que entró Guillermo y armó un lio bárbaro: metió dos goles en cinco minutos y la Bombonera se vino abajo. En el Clausura del 2006, el siete bravo de Boca volvería a ser protagonista, otra vez entrando desde el banco, solo que esta vez le hicieron un penal que su amigo Palermo convertiría para el 1-1 final en el minuto 89.

Se viene otro Boca-River y, como siempre pasa, no dejará de ser un simple partido de fútbol, aunque sea mucho más que un simple partido de fútbol. Se viene otro superclásico, por eso las cosquillas en la panza.