José "Pepe" Sand analiza su retiro a sus casi 40 años

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Pepe Sand, un goleador nato que se acerca al retiro

29/03/2020 | 14:45 | El freno del fútbol por el coronavirus dejan al delantero de Lanús de 39 años más cerca del fin de su carrera. Es el artillero máximo de la historia del club. Repasá su trayectoria.

Raúl Monti

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José "Pepe" Sand analiza su retiro a sus casi 40 años

Nació en la ciudad correntina de Bella Vista, a orillas del Río Paraná. De pibito, se ponía los guantes para atajar en Barrio Norte, el club del que, por aquellas épocas, su papá Raúl era presidente.

Para futura alegría de muchos, a los 11 Pepe dejó el arco y comenzó su camino como centrodelantero.

Si le preguntaban, decía que su corazoncito estaba con Boca por pura herencia paterna. Su espejo era Gabriel Omar Batistuta, por eso, madrugaba todos los fines de semana para verlo jugar en la Fiorentina.

Hoy, pisando los 40, José “Pepe” Sand se declara hincha de Lanús, lleva en la maleta unos cuantos galardones y el título de goleador histórico del club que le dio todo.

Fue su papá Raúl -ex arquero de San Lorenzo- quien lo llevó a una prueba en River allá por el año 93’. En el primer partido, su equipo ganó 1 a 0 y Pepe convirtió el gol del triunfo. Unos días después, lo pusieron con la categoría 79’ (una mayor que la suya) y se despachó con 4 tantos.

Con la ilusión teñida de rojo y blanco, a los 14 años Pepe dejó su querida Corrientes para instalarse en Buenos Aires. El cambio fue enorme, la ausencia de sus seres queridos, angustiante. Por ello, la adaptación a la pensión, a la vida en la gran ciudad y al monstruo River requirió de su máximo empeño.

Su cuerpo portentoso y su maña dentro del área, lo convirtieron rápidamente en un jugador a seguir dentro del semillero. Con el paso de los años este grandote con tonada cantarina se transformó en el máximo goleador de todas las categorías juveniles riverplatenses. El futuro le auguraba grandes cosas en Núñez, sin embargo, ese “mañana” nunca llegó.

La Primera de River estaba plagada de grandes figuras en su puesto y como su oportunidad no aparecía, Pepe decidió aceptar la propuesta de Colón para sumarse a préstamo. Rápidamente, se dio cuenta de que lo suyo no sería el típico cuento de hadas, sino una historia de lucha y perseverancia. Pero como dice la canción, “hay que hacerse de valor, nunca afloja un correntino”.

Su debut en primera con la casaca del Sabalero llegó de la mano de Miguel Ángel Russo el 8 de agosto de 1999 en la cancha de Vélez. Corrían 23 minutos del segundo tiempo cuando Sand remplazó al “Pampa” Biaggio y sumó sus primeros minutos en la máxima categoría del fútbol argentino. Su primer gol se hizo esperar, fue frente a Gimnasia y Esgrima de La Plata, en un partido que terminó igualado 1 a 1.

Luego de su paso efímero por Colón, Pepe decidió tomar otro rumbo dispuesto a sumar más minutos en cancha. Pasó por Independiente Rivadavia de Mendoza y el Vitória de Brasil pero fue en Defensores de Belgrano donde se reencontró con su mejor versión.

Todo fue aprendizaje. La dureza de los defensores en el ascenso lo dotó de fuerza y picardía para jugar de espaldas y meter el cuerpo cuando la ocasión lo ameritara.

Así, cuando regresó a River, Pepe era un delantero mucho más completo que el que había dejado el club algunos años atrás. Con Leo Astrada y Hernán Díaz al mando, tuvo la confianza que antes le había faltado.

River perdía en su debut en el Clausura 2004, cuando el Negro Astrada lo puso en cancha y el correntino le pagó con el gol del empate. El equipo se consagró campeón y Pepe fue el segundo goleador detrás de Fernando Cavenaghi. En el torneo siguiente, con la venta del “Torito”, Pepe vio claramente su oportunidad. Sin embargo, no arrancó de titular y la cabeza le jugó una mala pasada. Se bajoneó y no pudo remontar la situación.

Tras su salida de River, Sand tuvo un breve paso por Banfield y una segunda etapa en Colón, pero fue Lanús el club que le cambió la vida. Con el gran Ramón Cabrero, Pepe recuperó la confianza y lideró con sus goles al Grana al festejo de su primer campeonato en la historia del fútbol argentino.

El tridente ofensivo conformado por Valeri, Acosta y Sand no sólo llevó al Granate a la consecución del Apertura 2007, sino también a dos clasificaciones consecutivas a la Copa Libertadores.

A los 27 años, Pepe experimentó su verdadera explosión en el fútbol argentino. Fue el máximo goleador del Torneo Apertura 2008, con 15 goles en 19 partidos y repitió galardón en el campeonato siguiente, algo que no ocurría desde 1980, cuando Diego Armando Maradona fue el máximo artillero de los torneos Metropolitano y Nacional.

A mediados del 2009, el Al-Ain árabe se despachó con una oferta millonaria para llevarse al goleador granate y Sand no se pudo resistir. En dos temporadas en Emiratos Árabes, metió goles de todos los colores.

Su periplo por el extranjero continuó en el Deportivo de La Coruña español y luego en el Tijuana mexicano, donde gritó 12 goles en 34 partidos.

En julio del 2012, Sand retornó al país para jugar con la camiseta de Racing de Avellaneda. Su campaña arrancó muy bien con dos goles a Independiente, pero con el paso de los partidos su llama goleadora se humedeció y no pudo volver a convertir.

Tras un paso sin pena ni gloria por la Academia, el delantero se sumó a Tigre pero la sequía continuó.

Mientras muchos creían que el goleador se había olvidado de hacer goles, Pepe regresó a su tierra natal para jugar en Boca Unidos y aunque se amigó con el arco no pudo conseguir el ascenso a Primera división.

A los 35 años, volvió a Lanús y repitió las grandes actuaciones de otros tiempos. Sumó dos nuevos títulos a su palmarés y se consagró otra vez como máximo artillero del fútbol argentino.

A mediados del 2017, se subió al sueño granate de pelear la Copa Libertadores y sus goles fueron claves para remontar aquella recordada semifinal frente a River.

Desafortunadamente, su solitario tanto en la final no fue suficiente para hacerle frente a Gremio que festejó en la Fortaleza.

Después de idas y vueltas, Pepe se encuentra en su tercera etapa en Lanús y pisando los 40, ya no queda tanto hilo en el carretel.

Mientras completa el curso de técnico, se imagina la vuelta a Corrientes, tantas veces postergada, para hacerse cargo del criadero de caballos que instaló en Bella Vista en honor a su abuelo Lenin.

20 años de carrera dejaron al descubierto una historia de lucha y perseverancia, y la letra de aquella canción se hizo carne, porque nunca pero nunca, afloja un correntino.