Osvaldo Ardiles, un señor campeón del mundo
Osvaldo Ardiles fue campeón mundial con la Selección en 1978.

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Osvaldo Ardiles, un señor campeón del mundo

03/08/2019 | 14:12 |

El ex volante con el que la Selección ganó el Mundial de 1978 celebra este sábado sus 67 años. El "Pitón" fue un gran estratega y tuvo un paso destacado por Instituto, Huracán y el Tottenham.

Jorge Parodi

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Osvaldo Ardiles es la prueba evidente de que el fútbol no solamente se juega con los pies, sino que nace en la cabeza, en la inteligencia de quien entiende el juego.

El talento de Ardiles, corrobora aquella afirmación que indica que la pelota se enamora de los que mejor la tratan.

Con físico de jockey, flaquito, esmirriado, se hizo un lugar privilegiado en el mundo del fúbol desde su clarividencia para jugar y hacer jugar.

El "Pitón" Ardiles tocaba e iba a buscar (toco y me voy de Petrelli). Se desprendía rápido del balón y tenía el GPS de los espacios en la cancha.

Ardiles fue un estratega, dinámico y comprometido. Un jugador de ajedrez puesto en un campo de fútbol. Un campeón del mundo, con sobrenombre de víbora, con físico de jockey, con mente de ajedrecista, con alma de "crack".

Deslumbró a todos en aquellos torneos de baby fútbol que televisaba Canal 12 los domingos por la mañana.

Formó parte, a principio de los '70, de un inolvidable equipo de Instituto junto a la "Vieja" Beltran, el "Loco" Saldaño, "Mamadera" Anelli, Ceballos y un tal Mario Alberto Kempes.

Su hermano Manuel lo rebautizo como "PITÓN", porque agarraba la pelota, era escurridizo y esquivaba a todos. Sólo que Manuel, no reparó que la PITÓN era una víbora grande y Ardileles era chiquito, pero eso sí: pintaba para grande.

Menotti lo detectó y lo llevo a la Selección del Interior. Nacía el romance de la albiceleste con el "Pitón", que los unió por 65 partidos y dos mundiales.

De la mano del "Gitano" Juarez fue el líder futbolístico de un Huracán brillante, subcampeón en el '75 y en '76.

Llegó el Mundial '78 y la controversia de parte de la prensa que quería de 8 a J.J Lopez, pero con juego y personalidad el "Pitón" le ganó a todos. Fue figura estelar en el Mundial que supimos conseguir en nuestro país.

Y un día Pitón se convirtió en Ossie.

Tottenham lo llevó junto a Julio Ricardo Villa abriendo un mercado -hasta ese momento- inaccesible para el fútbol argentino.

Allí fue y es ídolo, ganó dos Copas de Inglaterra.

Abandonó el club durante un período, por el conflicto de la Guerra de Malvinas en 1982.

El Tottenham recibió al Leicester pocos días después de iniciarce la guerra  y los aficionados locales abuchearon a Ardiles cada vez que tocaba el balón.

La afición de los "Spurs" defendió de manera insólita a su jugador coreando: "Argentina, Argentina, Argentina".

Fue una inolvidable muestra de cariño a un futbolista que siempre fue correcto y respetuoso, pero que nunca abandonó sus convicciones.

Es que no había solucíón: Ardiles dijo "lo que está pasando es horrible. Soy Argentino y apoyo a Argentina, que es mi pueblo. Vivo en Inglaterra y mi familia también, pero sólo puedo decir que Las Malvinas son Argentinas".

Se fue a jugar a Francia para luego volver y seguir triunfando en el Tottenham hasta 1988.

Además en 1981 tuvo una breve aparición cinematográfica en la película "Escape a la victoria" junto a Sylvester Stallone, Michael
Caine y Pelé, formando parte de un equipo de jugadores de países aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Como DT se convirtió en un trotamundos: dirigió en Inglaterra, México, Argentina (Huracán y Racing), Paraguay y Japón.

"Pitón", para los argentinos, "Ossie" para los británicos, "Lalo" en su casa, nunca perdió la tonada, nunca dejó de seguir a su amado Instituto.

En realidad este pequeño gran futbolista, no sólo no perdio la tonada, tampoco perdió la sobriedad, ni el buen criterio.

Aquel estudiante de abogacía que el futbol logró atrapar para dignificarlo, hoy es un embajador deportivo de Córdoba según lo
distinguió la Legislatura de Provincia.

Dicen que su rostro se parece al de Discépolo.

Aseguro que su juego, confirma que el fútbol se juega con los pies, pero nace en la cabeza, en la inteligencia de los que entienden el juego...que la pelota se enamora de los que mejor la tratan.

Y fue así...la pelota se enamoró para siempre de un "Pitón", con físico de jockey, con mente de ajedrecista, con alma de crack.

Un campeón del mundo, que desparramó su talento desde su Córdoba querida... y por todo el mundo.