El colombiano es recordado por su defensa férrea del arco xeneize

Perfiles de La Previa

Óscar Córdoba, el guardián imbatible del Boca de Bianchi

28/06/2020 | 13:35 | El colombiano dejó una huella imborrable en el corazón de los “xeneizes”. Soñaba con ser delantero, ganó dos Libertadores y se fue del club por una discusión con Mauricio Macri. Recorré su camino

Raúl Monti

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El colombiano es recordado por su defensa férrea del arco xeneize

Si los equipos se arman “de atrás para adelante”, el primer Boca de Carlos Bianchi tiene mucho que agradecerle al hombre que estaba detrás de todos, cubriendo los tres palos. Óscar Córdoba grabó su nombre en las páginas doradas de la historia “xeneize”, donde ganó una Copa Intercontinental, dos Libertadores y tres torneos locales.

Alcanzó un nivel superlativo a principios de siglo, cuando la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS) lo distinguió como el segundo mejor arquero del planeta, sólo por detrás del alemán Oliver Khan. Córdoba encontró en La Boca el escenario ideal para mostrar lo mejor de su repertorio, que había cultivado desde que era un chico en su Colombia natal.

Nació en el distrito de Cali el 3 de febrero de 1970, en el seno de una familia de clase media acomodada, y su corazón se repartía entre el fútbol y el béisbol. Cuando sus amigos del barrio elegían jugar con la número 5, Óscar se paraba siempre de delantero, y soñaba con convertirse en un gran goleador.

Se anotó en un campeonato infantil para probar suerte cuando tenía 15 años, y se fue a dar una vuelta para pasar el rato antes del horario de inicio. Perdió la noción del tiempo, llegó tarde al torneo y descubrió que todos los puestos estaban ocupados. Cuando el organizador le dijo que sólo quedaba una vacante como arquero, él aceptó con resignación, sin saber lo que le depararían los guantes en el futuro.

Se afianzó bajo los tres palos y comenzó su carrera como profesional con 18 años, mientras daba en paralelo sus primeros pasos en las selecciones juveniles. Colombia atravesaba una década marcada por la presencia y el poder de los carteles narcos en cada rincón del país, lo que terminó marcando la vida de Córdoba y millones de sus compatriotas.  

Cuando un grosero error de René Higuita le costó a Colombia la eliminación del Mundial de Italia ‘90, Óscar lo sucedió como el arquero titular de la selección “cafetera”. Se ganó el apoyo popular de los hinchas tras el histórico 5 a 0 contra Argentina en el Monumental, en una actuación que le valió el reconocimiento, dentro de la cancha, del mismísimo Gabriel Batistuta.

Fue titular en el Mundial de Estados Unidos 1994 y vivió desde el arco el gol en contra de Andrés Escobar que terminó en tragedia semanas más tarde, cuando el defensor fue baleado en su país, presuntamente, como consecuencia de ese error. Córdoba conoció el lado más oscuro del ánimo social que reinaba en Colombia cuando los hinchas rivales le cantaron que él era responsable del homicidio de su compañero.

Mauricio Macri, en aquel entonces presidente de Boca, lo descubrió un par de años más tarde en un amistoso que jugó con su selección, y le ofreció atajar en la Argentina. Óscar no lo dudó ni un segundo, armó la valija con lo que tenía a mano y se tomó el primer vuelo con destino a Buenos Aires con tal de no perderse tamaña oportunidad.

Llegó a Boca en el 1997 y conoció al hombre que cambiaría su vida un año más tarde, cuando Carlos Bianchi asumió la dirección técnica del club de La Ribera. “El Virrey” conformó un equipo descomunal que ganó prácticamente todo lo que le pusieron en frente.

Córdoba cumplió con la premisa del “arquero de equipo grande”: no fallar en las pocas veces que le llegaban. El colombiano contó con la ayuda de defensores como Bermúdez, Samuel, Ibarra, Burdisso, Matellán o Arruabarrena para lograr en muchísimas ocasiones que su valla se convirtiera en un objetivo inalcanzable para sus rivales.

Se ganó el mote de ídolo indiscutido en las finales de la Copa Libertadores del 2000 y 2001 contra Palmeiras y Cruz Azul, respectivamente. Ambos campeonatos se definieron desde el punto penal, y Córdoba tapó dos contra los brasileños y uno contra los mexicanos, regalándole al pueblo “xeneize” algunas de las noches más felices de su historia.

También conquistó la inolvidable Copa Intercontinental contra el Real Madrid y selló un romance eterno con los hinchas de Boca, que hasta el día de hoy lo recuerdan como uno de los mejores arqueros que pasó por la institución. Abandonó el club en 2001 tras una fuerte discusión con Macri y la inminente pesificación de todos los contratos, y cerró su carrera entre clubes de Europa y Colombia.

Ganó la Copa América con su selección y ostenta el récord, hasta la fecha, de ser el único campeón del torneo en su formato actual que no recibió ni un solo gol en contra. Es el arquero colombiano con más títulos en sus vitrinas, jugó dos campeonatos mundiales y hoy es un exitoso comentarista deportivo, pero Óscar Córdoba será recordado eternamente por sus gloriosas noches coperas, en las que se consagró como el imbatible guardián del Boca de Bianchi.

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