Marcelo Díaz, el chileno que entró en la historia de Racing (Por Raúl Monti)

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Marcelo Díaz, el chileno que entró en la historia de Racing

15/02/2020 | 13:35 | "Chelo" convirtió un gol agónico para ganar el clásico de Avellaneda más emocionante de los últimos años. Su camino está marcado por la tragedia y la fuerza para sobreponerse a la adversidad. Escuchá.

Raúl Monti

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Marcelo Díaz, el chileno que entró en la historia de Racing (Por Raúl Monti)

Hay futbolistas que se destacan por su talento, profesionalismo o títulos ganados, pero un puñado de ellos tiene algo más a su favor. Una mística especial que los hace ser protagonistas de momentos inolvidables.

El chileno Díaz convirtió ante Independiente uno de los goles más gritados de la historia de Racing, pero no es la primera vez que vive algo así. 

Fue héroe en más de un club, e integró una camada de jugadores que cambió para siempre a la selección de Chile.

Es uno de los mejores volantes del fútbol argentino, pero su vida no fue siempre como la fiesta que vivió en el Cilindro. Su camino está marcado por la tragedia y su fuerza para superar la adversidad, una y otra vez.

Marcelo Díaz nació el 30 de diciembre de 1986 en Santa Rosa de Chena, un poblado del interior de Chile. Las dificultades económicas de su familia no evitaron que tuviera una infancia feliz, y se enamoró del fútbol a muy corta edad.

Su hermano fue su primer ídolo, mejor amigo y ejemplo a seguir. Gonzalo Díaz era seis años mayor que él, y jugaban juntos en el equipo del barrio.

Desde que era un niño, el “Chelo” entendió que quería dedicarse al fútbol. Universidad de Chile, el club de sus amores, lo reclutó cuando tenía 15 años.

Se levantaba temprano para ir a la escuela, viajaba dos horas hasta el club, entrenaba, y volvía a su casa por las noches. No pasaba mucho tiempo con su familia, pero sentía que estaba cada vez más cerca de cumplir su sueño.

El 6 de noviembre de 2003 llegó a su hogar después del entrenamiento, se sacó la mochila y se puso a conversar con su familia. Notó que su hermano no estaba, y su mamá se levantó de la mesa para ir a buscarlo.

Nadie podía anticipar lo que sucedió entonces. Su madre encontró a Gonzalo, sin vida, en el patio de su casa. Se había suicidado, y tenía apenas 22 años.

El impacto fue tan grande que Marcelo no pudo llorar ni gritar. Su hermano le había dejado una carta con un mensaje contundente: "Sigue con tu vida, cumple tu sueño en el fútbol y perdóname".

El deporte se transformó en su salvación en los días más oscuros. No faltó a ningún entrenamiento y se prometió a sí mismo que llegaría a ser profesional, para lograr que su mamá volviera a ser feliz.

Debutó en primera en el 2005, a los 19 años, y tuvo que luchar por un lugar en el equipo. En las inferiores siempre había jugado como volante central pero con el primer equipo el entrenador lo utilizaba de volante por derecha, situación a la que le costó bastante adaptarse.

Si bien integró el plantel que ganó el Apertura 2009, nunca pudo mostrar su mejor nivel. Marcelo sentía que no tenía lo necesario para ser futbolista y se cuestionó seriamente si no era mejor abandonar su sueño.

Cuando tenía 24 años lo prestaron a Deportes La Serena y ese acontecimeinto logró torcer su historia. Un semestre le bastó para convencer al nuevo técnico de la “U” de que merecía otra oportunidad.

Jorge Sampaolipor entonces DT de los “Azules” vio en Díaz al ejecutante perfecto para su idea de juego. No se equivocó: con el “Chelo” como estandarte, Universidad logró el tricampeonato local y su primer título internacional, la Copa Sudamericana del 2011.

Su rendimiento le valió una chance en la Selección y el salto a Europa que tanto había anhelado. En el Basilea de Suiza exhibió su mejor fútbol, consiguió dos títulos de liga, y se convirtió en un jugador de primer nivel internacional.

El Hamburgo alemán peleaba el descenso y lo incorporó en el 2014 con el objetivo de librarse de la zona roja de la tabla. En el duelo decisivo para mantener la categoría, Díaz metió un golazo de tiro libre a los 91 minutos y se convirtió en el héroe de la ciudad.

Marcelo estaba en un momento inmejorable. Conseguía todo lo que se proponía, pero su mayor logro aún estaba por llegar.

Sampaoli se hizo cargo de la selección chilena y decidió retomar el legado de Marcelo Bielsa. “La Roja” había sufrido en el Mundial del 2014, pero estaba más fuerte que nunca. Díaz era el baluarte de un grupo con un objetivo claro: regalarle a su gente un título internacional.

La Copa América de 2015, que se disputó en tierra chilena, fue la oportunidad ideal para coronar un proyecto de lujo. En la final, Chile se encontró con la Argentina del Tata Martino y Marcelo apareció entre los titulares de Sampaoli. El partido terminó sin goles y en la lotería de los penales, los jugadores de la Roja hicieron valer su jerarquía.

Así, Chile gritó campeón de América por primera vez en su vida y Marcelo supo que todo el camino recorrido había valido la pena por ese instante de gloria indescriptible.

Increíblemente, un año más tarde chilenos y argentinos se volvieron a encontrar en la final de la Copa Centenario y otra vez, la alegría fue para la Roja.

Tras los festejos, Marcelo partió a España para ponerse la casaca del Celta de Vigo para ocupar el lugar vacante tras la partida de Augusto Fernández al Atleti de Madrid.

A mediados del 2017, Juan Antonio Pizzi lo convocó para disputar la Copa Confederaciones en tierras rusas. Con un gran rendimiento, “La Roja” alcanzó la final del torneo junto a Alemania.

El encuentro estaba empatado y Chelo tenía la pelota en su área, pero tardó demasiado en elegir el pase y se la quitaron de los pies. Los alemanes convirtieron el único gol del partido por un error suyo y se llevaron la copa.

Díaz quedó devastado y comparó el dolor que sentía con la muerte de su hermano. Aseguró que lloraría y la pasaría mal, pero que volvería a levantarse.

Tuvo una temporada tranquila en Pumas de México, pero anhelaba un nuevo desafío. Cuando su selección quedó afuera del Mundial de Rusia y Eduardo Coudet le ofreció ir a Racing, no lo dudó ni un segundo.

Un puñado de partidos fueron suficientes para que Díaz conquistara a los hinchas de la Academia. El Racing de Lisandro López se subió a la cima de la Superligay peleó palmo a palmo el torneo con el sorprendente Defensa y Justicia de Sebastián Beccacece. Fiel a su historia, a una fecha del final y a puro sufrimiento, el equipo del “Chacho”igualó ante Tigre por 1 a 1 y se aseguró el título en Victoria.

Con 11 títulos en la mochila y la experiencia de pelear descensos y jugar finales, Marcelo creía haberlo vivido todo dentro de una cancha de fútbol, pero todavía le quedaba una figurita difícil para completar el álbum.

En una cálida noche de verano, con dos jugadores menos y a cinco minutos del final, el destino quiso que fuera el encargado de darle la victoria a Racing en una de las ediciones más emotivas del clásico de Avellaneda. Pasaron los días, pero por las calles del barrio todavía resuena el grito que unió a miles de racinguistas.

Es uno de los mejores volantes del fútbol argentino, pero su vida no fue siempre como la fiesta que vivió en el Cilindro. Su camino está marcado por la tragedia, la pérdida y su fuerza para superar la adversidad, una y otra vez.

La muerte de su hermano lo marcó para siempre, pero supo convertir todo ese dolor en un motor imposible de frenar. Desde ese momento decidió que viviría cada minuto como si fuera el último, y trasladó esa filosofía a su forma de jugar.

Llegó a decir que si se muriera en una cancha de fútbol lo haría feliz, porque estaría haciendo lo que ama. Los hinchas de Racing, por su parte, le agradecerán eternamente por darles uno de los goles más importantes de su historia.

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