Luis Suárez y Nacional, una historia de amor

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Luis Suárez y Nacional, una historia de amor

06/08/2022 | 13:35 | Su llegada es mucho más que la contratación de un refuerzo de elite. Es el arribo de una leyenda vigente, uno de los mejores centrodelanteros de la era moderna y de los uruguayos más talentosos de la historia.

Redacción Cadena 3

Raúl Monti

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Luis Suárez y Nacional, una historia de amor

“No hay nada mejor que casa”. La frase, entrecomillada, pertenece a una de las canciones más bellas de Gustavo Cerati. La frase, sin comillas, habita en el interior de muchas personas cuando las largas horas laborales se despiden para darle paso, por fin, a ese inigualable calor del hogar.

Esas seis palabras también pueden aplicarse en el fútbol a los incontables casos de tantos jugadores que, después de ganar todo, desean volver a los clubes donde dieron sus primeros pasos. Al primer amor. La lista es eterna, pero en estos días la atención se la roba un solo nombre. Uno que fue la gran bomba del mercado de pases intercontinental y que genera una expectativa enorme en Uruguay: el de Luis Suárez.

La llegada de Luis Alberto Suárez Díaz a Nacional es mucho más que la contratación de un refuerzo de elite para el club montevideano: es el arribo de una leyenda vigente, de uno de los mejores centrodelanteros de la era moderna y de uno de los uruguayos más talentosos de la historia.

Para comprender la magnitud del pase, hay que rebobinar el tiempo atrás hasta llegar al mismo lugar desde donde se parte. Luis nació un 24 de enero de 1987 en Salto, una ciudad fronteriza con Argentina con mucha estirpe futbolera.

Creció en el seno de una familia humilde y empezó jugando a la pelota de muy pequeño. En el baby del equipo local se turnaba entre ser delantero o ir al arco. Sin embargo, siempre prefirió hacer los goles que evitarlos, y de a poco su incipiente carrera se volcó para ese lado. Cuando tenía 7 años, se mudaron a Montevideo, la capital uruguaya, lo que significó un cambio importante en su vida.

Forjó una mentalidad ganadora desde chico, aunque tuvo que remarla. Las carencias golpeaban sin pedir permiso las puertas de su casa, por lo que siendo preadolescente tuvo que aprender a ganarse el pan cuidando autos con su abuelo o barriendo calles. Ya no podía jugar descalzo, y necesitaba ganar dinero para comprarse botines. Así, a fuerza de perseverancia y sacrificio, se asentó en las inferiores de Nacional, uno de los clubes más populares de su país y el equipo del que era hincha, donde iba a empezar a escribir páginas de gloria.

Pero allí hay que detener un instante la historia para comprenderla mejor. Con 15 años, estando en las inferiores del “Bolso” y con algunos intereses algo desordenados, conoció a la mujer que cambiaría su vida: Sofía Balbi. “Sofi”, hoy su esposa y madre de sus hijos, y en ese entonces apenas una adolescente, enderezó el rumbo de un pibe talentoso pero rebelde y salidor, y terminó siendo una de las grandes razones de la carrera que Luis iba a terminar construyendo.

Sin embargo, ella se fue a vivir a Barcelona apenas un año después de iniciar el romance. Suárez, que estaba tan enamorado de “Sofi” como del fútbol, entendió que el deporte rey era un posible trampolín para cruzar el charco y volver a verla.

A los 19 años, y tras dos temporadas, una pila de goles y dos títulos en el club que amaba, le llegó la primera chance de estar un poco más cerca de la mujer que amaba: lo buscó el Groningen, de Países Bajos, que fue la antesala a su arribo al Ajax, el club holandés más importante, donde se soltó la bestia.

En el elenco de Ámsterdam el uruguayo se cansó de perforar la red, fue campeón, se convirtió en capitán y edificó cifras escalofriantes, como el hecho de marcar 49 goles en 38 encuentros, y 111 en total en el club, números que lo llevaron a un gigante europeo: el Liverpool inglés.

“El Pistolero” no llegó a Anfield en el momento más laureado del exitoso club, pero le alcanzó para dejar su huella. Aunque alzó una sola medalla, la Copa de la Liga de 2012, pronto el uruguayo tocó los corazones de la mítica hinchada roja.

En Liverpool Suárez tuvo momentos buenos y malos, pero marcó 82 goles y tuvo un nivel superlativo en su última temporada en la institución, donde logró la Bota de Oro como máximo artillero de la Premier League.

En paralelo, y antes de entrar a su etapa de oro en Barcelona, no hay que olvidar lo que significa “Lucho” para su Selección. El delantero es el máximo goleador de la historia del representativo celeste, en otra historia de amor dentro de su gran historia de amor.

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El romance inició en el Mundial de Sudáfrica 2010, donde el Uruguay del “Maestro” Tabárez logró un inolvidable cuarto puesto. Allí, el 9 fue protagonista de una de las imágenes más icónicas de la historia de la Copa del Mundo: en cuartos de final, con el partido igualado 1-1 ante Ghana, en el último minuto del alargue salvó con la mano y sobre la línea lo que hubiera sido la clasificación del equipo africano.

Era penal. Y roja, claro. El panorama era oscuro. Temiendo lo peor, Suárez se retiró llorando, pero el disparo de Asamoah Gyan, la estrella ghanesa, pegó en el travesaño. Fueron a penales y allí ganó “La Celeste”. Fue la mano de Dios, versión “charrúa”. Nacía un ídolo.

La apoteosis llegó al año siguiente. En la Copa América disputada en Argentina, “Lucho” fue la gran figura de su Selección a lo largo de todo el torneo, del que fue elegido el mejor jugador, y anotó el primer gol del 3-0 a Paraguay en la final en el Monumental, resultado que le dio a Uruguay su 15º trofeo continental.

En los años venideros, Suárez se consolidó como figura y emblema del representativo de su país en base a goles, sacrificio, lucha, garra y potencia. Era un amor hecho a medida. Como el que fue cuando lo buscó Barcelona, curiosamente, la casa de la familia de Sofía, su otra mitad.

El delantero arribó al club catalán en medio de un escándalo reiterativo en su carrera, después de estar sancionado por morder al italiano Giorgio Chiellini en el Mundial de Brasil 2014. A pesar de ello, pidió perdón, comenzó a trabajar con un psicólogo y empezó lo mejor para él.

Junto a Lionel Messi y Neymar, que se convirtieron en sus grandes amigos, conformó uno de los tridentes más temibles de la historia del fútbol. Ese monstruoso equipo del “Barsa” ganó todo de la mano de su memorable ataque sudamericano.

El depredador del área estuvo seis años en el “culé” y se convirtió en el tercer máximo goleador de todos los tiempos del club, con la impresionante cifra de 198 tantos. Sin embargo, todo lo que sube tiene que bajar, y ese “Barsa” imbatible comenzó de a poco a defeccionar. Con la llegada de Koeman, a Suárez lo echaron de la noche a la mañana, despreciando su enorme paso por la institución, y tuvo, con tristeza y contra su voluntad, que buscar un nuevo destino.

Atlético de Madrid recibió con los brazos abiertos al 9 que no envejecía, y el uruguayo no decepcionó: demostró su vigencia en el equipo del “Cholo” Simeone y condujo al “Colchonero” a ganar la liga española, demostrándole al mundo (y, principalmente, al mundo “culé”) que era inoxidable.

A mediados de 2022, con 35 años y su último Mundial a la vista, tuvo que tomar una decisión. Con su salida del “Aleti”, empezó a sonar muy fuerte la posibilidad de ir a River. Parecía una utopía, pero el rumor fue creciendo cada día más, hasta que explotó y se esfumó como una pompa de jabón cuando “El Millo” quedó eliminado de la Libertadores.

El propio Suárez confesó que si River avanzaba hubiera sido refuerzo, lo que cayó como un baldazo de agua fría en Núñez. Entonces, el abanico se abría. Y apareció, casi de la nada, la chance de Nacional. Su gran amor. Los hinchas del “Bolso” hicieron una movida impactante por redes para pedirle su vuelta, lo que conmovió al “Pistolero”, y lo que parecía imposible se volvió realidad: en el ocaso del séptimo mes, el goleador confirmó que regresaba a su casa.

La llegada del artillero generó una revolución en Uruguay, que veía a uno de los mejores jugadores de su historia retornar a su país para prepararse de la mejor manera para Qatar. El delantero, acompañado de su familia, fue recibido por una multitud en el Gran Parque Central. Tuvo su estreno en la Copa Sudamericana, cuando ingresó en los minutos finales en la derrota ante Goianiense de Brasil, con “El Kun” Agüero alentándolo en la tribuna y Messi a la distancia.

“No hay nada mejor que casa”. La frase de Cerati y de tantos otros se hizo carne en Luis Alberto Suárez, que llevó su magia y sus goles a su primer amor. Porque “Lucho” es el protagonista de varias historias de amor: la de Sofía, la del Ajax, la del Liverpool, la de Barcelona, la de Atlético de Madrid y la de Uruguay. Y, por supuesto, la de Nacional, una historia que comenzó a escribirse hace más de 15 años y que ahora espera por su segundo capítulo.

*Texto de Juan Schulthess; narración de Raúl Monti y edición de Erika Andújar.

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