Jorge Valdano, el filósofo del fútbol

Jorge Valdano afirma, sin dudar, que el fútbol es lo más importante de lo menos importante.

Se trata de un deporte que, aunque se juega con los pies, antes y después, debe pensarse con la cabeza.

Jorge Valdano campeón del mundo, delantero de profesión y libre pensador por vocación, es un referente cultural en el fútbol.

Para muchos se trata de un filósofo del fútbol.

Siendo un juego esencialmente carente de lógica, como es que alguien intente y pueda explicarlo claramente desde la profundidad de sus pensamientos con palabras exactas.

La filosofía es la madre de todas las ciencias porque fue el primer intento del hombre por tratar de explicar los misterios de su existencia y de la naturaleza misma.

La lógica filosófica estudia las leyes del razonamiento correcto.

Jorge Valdano es considerado un intelectual, que trata de interpretar un juego inexplicable y apasionante.

Si el fútbol es, como lo definió Dante Panzeri, la dinámica de lo impensado, la tarea de explicarlo y entenderlo desde la racionalidad del pensamiento, es una tarea de unos pocos elegidos.

Los teóricos del fútbol, los comentaristas del fútbol, suelen quedar en ridículo frente a los caprichos de la pelota.

Lo escribe Valdano: “Aunque desmontemos el juego con un destornillador, nunca sabremos todo lo que hay adentro. El fútbol es un recipiente gigantesco en el que cabe todo: emociones, ilusiones, cataclismos, sueños, pesadillas, opiniones, desencuentros, polémicas…todo vuelve a empezar en cada partido”.

A la hora de las definiciones sobre gustos futbolísticos Valdano es contundente, tanto como lo era frente a los arcos rivales:

“Todo equipo que trata bien a la pelota, trata bien al espectador”.

“Un equipo es un estado de ánimo”.

“Jugar contra un equipo que se defiende es como hacer el amor con un árbol”.

“La esencia de un buen equipo es que el otro compense lo que a uno le falta”.

“El fútbol es una aventura colectiva en la que, en distinta medida, triunfan y fracasan todos, aunque nos encante santificar o crucificar a uno sólo”.

Valdano corre por el mismo andarivel por el que transitan los colosos de la palabra hecha pelota de fútbol. Se anda tuteando con los Sacheri, los Fontanarrosa, los Galeano y los Dolina.

Su experiencia como futbolista, como DT, como manager, avalan un prestigio bien ganado en el arte de ayudar a repensar el fútbol y la vida.

Valdano dice que: “Muertas las ideologías, el mundo quedó en manos de gente práctica que anula cerebros bajo montañas de nada”.

A modo de breve biografía, debemos decir que Jorge Valdano nació, casi con una pelota en los pies, el 4 de octubre de 1955 en Las Parejas, Santa Fe, Argentina.

Con 16 años de edad, comenzó su carrera como futbolista en las divisiones inferiores de Newell's Old Boys. Dos años después, en 1973, con 18 años, debutó en la primera de Newells.

Jorge Valdano participó en la obtención del primer título en la historia de la institución “Leprosa”. Fue en 1974, en un torneo Metropolitano que se definió en un cuadrangular, dejando a Rosario Central en el segundo lugar.

Después de marcar 11 goles en la primera de Newells, emigró a España a los 19 años, algo infrecuente en aquella época.

Valdano fue transferido al Deportivo Alavés, de la Segunda División de la liga española de fútbol. Con este equipo logró anotar 21 goles.

En 1979 fichó para el Real Zaragoza, club con el cual debutaría en la primera división de la Liga Española, en el partido que empataron en 2 goles el Zaragoza y el FC Barcelona, en el cual Jorge anotaría un gol.

En Zaragoza jugó 143 goles y anotó 46 goles.

Su movilidad, su manejo con ambas piernas, su capacidad para cabecear, su aptitud para el gol y su inteligente lectura del juego no pasaron desapercibidos para los clubes grandes de España.

En 1984 fue transferido al Real Madrid, donde en su primera temporada consiguió su récord goleador con 17 goles, formando parte de la inolvidable “Quinta del Buitre”.

Durante los años siguientes ganó dos Ligas, una Copa de la Liga y dos Copas de la UEFA. Fue entonces cuando aquel equipo, que lograba remontadas increíbles en el ámbito europeo, logró gestas en el Santiago Bernabeu que siempre serán asociadas al “miedo escénico”.

Años después, en uno de sus libros que lleva ese título, Valdano explicó su significado:

“El jugador es un actor obligado a representar una obra desconocida frente a un adversario que se empeña en impedírselo”.

En Real Madrid jugó 85 encuentros y anotó 40 goles.

Vistiendo la camiseta de la Selección Argentina jugó 22 partidos y convirtió 11 goles.

Con César Luis Menotti como DT ganó el torneo juvenil de Toulon en Francia. Con la Mayor, participó en dos partidos en el Mundial de España ‘82.

Carlos Salvador Bilardo también confió en él e integró el equipo argentino campeón del Mundial en México 1986, marcando 4 goles.

El gol que anotó en la final del mundial de 1986 fue descrito por él mismo así: “¿Es el mundo real o es otra vez el sueño de toda la vida de que estoy metiendo un gol en la final del mundial? Es el temor a que tu madre te despierte…al final del partido mire hacia la enfervorizada tribuna y dije: Eres campeón del mundo!! Era la sensación de que era un gran privilegiado, son recuerdos increíbles que duran toda la vida”.

El 1° de Marzo de 1987 jugó su último partido como futbolista, ya que se retiró a causa de una enfermedad, la Hepatitis B.

Hizo un enorme esfuerzo para volver, a pedido de Carlos Bilardo para jugar el Mundial del 90 en Italia, pero finalmente Bilardo lo descartó. Valdano dijo entonces: “Nadé a través del océano y me ahogué en la orilla.”

Empezó su carrera como DT en 1992 dirigiendo al Tenerife. En la primera temporada salvó al equipo insular del descenso, al año siguiente clasificó al equipo para la Copa de la UEFA por primera vez en su historia.

En la campaña 1994-95 Jorge Valdano fichó por el Real Madrid. En esa primera temporada, ganó la Liga e hizo debutar a jugadores de la categoría de Raúl o Guti entre otros muchos canteranos. Un cambio de presidente marcó su despedida.

En 1996, firmó como nuevo entrenador del Valencia CF, consiguiendo el 10º puesto en la Liga.

Su vuelta entera alrededor del fútbol la completó en cargos directivos, siempre en el Real Madrid y coincidiendo con la llegada al club de Florentino Pérez, consolidando el recordado proyecto “Galáctico”. Valdano ocupó el cargo de Director Deportivo del club entre 1999/2003 y como Director General entre 2009/2011, enriqueciendo su visión global sobre el fútbol y agrandando su palmarés madridista.

En 2006 sobrevivió a un accidente de helicóptero en México.

Debido a sus goles, logros y trayectoria, fue incluido por la FIFA en el salón de la fama del fútbol.

Jorge Valdano ha sido pionero en tender puentes entre el mundo del deporte y el mundo empresarial, a través de conferencias que dicta en distintos puntos del planeta.

Después de retirarse como entrenador ha escrito seis libros.

Actualmente trabaja como comentarista de la Liga de Campeones en distintas cadenas españolas y de México. Su columna en el diario El País de España es un clásico.

De sus libros y notas periodísticas hay frases y reflexiones que vale la pena reflotar.

“A Maradona, de chico, le hicieron creer que es un dios, por eso es que se da el derecho de juzgar a la humanidad”.

“Dice un refrán japonés que «es mejor viajar lleno de esperanzas que llegar». La frase tiene la virtud de ayudarnos a entender la importancia de ponerle ilusión al camino”.

“Los grandes líderes creen en sí mismo por encima de cualquier receta, y desde esa fuerza interior transmiten y contagian”.

"Confieso que es muy rara la noche que no sueño con goles espectaculares, hermosos y míos”.

“Todo juego de equipo convertido en espectáculo es un simulador de vida”.

“Los sueños son el territorio que habita un inconformista, no un iluso”.

“La esperanza es amiga de las metas, como el miedo es enemigo”.

“No existe ningún otro fenómeno social, como el fútbol, que se haya adaptado con más naturalidad a la globalización”.

Las frases de Valdano nos enseñan y nos obligan a pensar.

El fútbol, el juego, la vida, el espectáculo, el negocio, los sueños, todo cabe en la prosa prodigiosa del santafesino de Las Parejas.

El fútbol sigue siendo un cuero inflado, detrás del cual corren 22 jugadores que paralizan el corazón de millones de personas.

Pensarlo, decirlo, expresarlo, disfrutarlo en su contexto, es también una ciencia que sólo desarrollan con inteligencia y sentido común, unos pocos.

Tal vez porque la filosofía es la madre de todas las ciencias, llamar a Valdano el filósofo del fútbol no sea una exageración.

Valdano, el futbolista, el técnico, el director deportivo, el escritor, el pensador, el hombre de mundo, dio la vuelta al fútbol para tratar de explicar lo inexplicable.

El fútbol es ilógico, caprichoso, visceral, atrapante.

En cierto modo, el fútbol es como el corazón: suele tener razones que la razón no entiende.

Por eso, Valdano se realiza una pregunta clave: qué hace al fútbol tan atractivo.

Por qué seduce de parecida manera en los cinco continentes, con independencia de la edad, el sexo, la raza y la condición social.

Y se responde: “Si los sentamos a todos en un mismo sofá para ver un partido que les importe, responderán de la misma manera ante una genialidad, un error, un gol o una injusticia arbitral. La primera razón no tiene que ver con la razón. Lo que iguala a un mexicano, a un sueco, a un camerunés, a un chino y a un australiano es la EMOCIÓN”.

El fútbol es el primer agitador de emociones y generador de conversaciones del mundo.

Valdano dice que el fútbol es la recuperación semanal de la infancia.

“La plata que gastamos en una entrada, es una inversión, nos la ahorramos en psicólogos”.

“Las emociones del fútbol compensan la cotidianidad de la rutina, nos libera de la seriedad como condena, del individualismo como nueva religión, que inevitablemente produce una nostalgia de la tribu”.

Jorge Valdano, el Filósofo del fútbol, siempre encuentra las palabras más claras, bellas y adecuadas para pintar esta pasión ilógica e infinita, para ponerlas en el contexto de nuestras vidas.

Para convencernos de que el fútbol sigue siendo lo más importante de lo menos importante.