Emanuel Ortega, una muerte evitable (Por Gabriel Rodríguez)

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Emanuel Ortega, una muerte evitable

16/05/2020 | 14:32 | A cinco años de uno de los grandes dramas del fútbol argentino, como el fallecimiento de un joven de 21 años tras chocar su cabeza contra un paredón. ¿Son más seguras las canchas hoy? ¿Y en Córdoba?  

Gabriel Rodríguez

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Emanuel Ortega, una muerte evitable (Por Gabriel Rodríguez)

Emanuel Ortega nació en Perico, Jujuy, en 1994. Único varón de seis hermanos e hijo de Manolo y de Mabel. Comenzó a jugar en las inferiores de Talleres de Perico; y se fue a probar a Banfield donde finalmente quedó. En 2014 firmó su primer contrato y pintaba bien. Para que tome experiencia y agarre continuidad, el “Taladro” prestó su pase a San Martín de Burzaco.

El domingo 3 de mayo de 2015, por la Primera C, San Martín visitaba a Juventud Unida. Su puesto natural era de lateral izquierdo pero en ese partido jugó por el otro lado. Cuando terminaba el primer tiempo, fue a disputar una pelota suelta en la mitad de la cancha con Alexis Valenzuela y en el forcejeo, Ortega cayó, y por el envión pegó su cabeza contra la pared. Una pared que no tenía ningún tipo de protección. Ese golpe fue el principio del final. La doble fractura de cráneo fue letal. Y once días después, con apenas 21 años, su corazón no aguantó.

Gabriel Ostanelli, actual presidente de San Martín de Burzaco, era vicepresidente en ese momento y dice que recuerda hasta el ruido del brutal golpe. “El recuerdo es continuo, día a día”, aseguró en diálogo con Cadena 3.

El jueves 14 de mayo se cumplieron 5 años de una tragedia que enlutó al fútbol argentino pero el recuerdo del “Burrito”, tal como también apodaban a Emanuel, está y quedará por siempre.

“Tenemos una muy buena relación con su familia. Nosotros hicimos una platea nueva y le pusimos ‘Emanuel Ortega’ en homenaje a él”, contó Ostanelli.

Desde el fallecimiento de Ortega, AFA impulsó la colocación de colchonetas de poliuretano en las canchas para evitar estos accidentes. Sin embargo, hay muchos estadios y no sólo del ascenso que no cumplieron, amparados quizás en que no existe una normativa a tal efecto.

Manolo Ortega, papá de Emanuel no descansa en la búsqueda ya no solo de justicia para su hijo sino para el fútbol en general. En ese sentido, ¿cuánto cambiaron los estadios de fútbol? ¿Se pusieron colchonetas en los paredones tal como prometió la AFA hace 5 años? ¿Son más seguros o seguimos igual?

“Siempre estoy pensando en cómo hacer, yo estoy a 1700 kilómetros y se me hace imposible hablar con el presidente de AFA por el tema de las colchonetas”, lamentó Ortega.

“Cada vez que pasa algo similar vuelven la angustia y la bronca de que nadie que esté a cargo de la seguridad haga nada", dijo el papá de Emanuel. 

"Dios quiera que nunca más un jugador choque contra un paredón sin colchoneta, sería volver atrás y no hacer nada”, sentenció.

El reclamo no es porque sí. El 1 de junio de 2015, menos de un mes después, Gonzalo Cendra capitán de Deportivo Sarmiento de Coronel Suárez, enfrentaba en Mar del Plata a Kimberley por el Federal B. Cendra chocó su cabeza contra una pared en el lateral de la cancha, quedó inconsciente, fue internado y suturado con un punto.

El 29 de agosto de 2015, Sebastián Gigliotti (hermano de Emmanuel) jugaba en Midland y chocó su cabeza contra el paredón de la cancha de Argentino de Quilmes.

El 28 de agosto de 2016, Facundo Curuchet, delantero de Independiente Rivadavia, fue llevado en ambulancia al hospital de Puerto Madryn luego de sufrir un golpe de cabeza contra uno de los muros del estadio chubutense, en cotejo de B Nacional.

El 24 de febrero de 2017, Juan Imbert jugaba un amistoso para Arsenal ante Defensa y Justicia en el Viaducto y se dio un duro golpe contra el paredón.

El 10 de abril de 2017, Emiliano Carrasco de Platense pudo amortiguar el golpe con su brazo y así evitó chocar con su cabeza el paredón que da de fondo a la tribuna visitante de la cancha de Platense, en un encuentro ante Defensores de Belgrano por la B Metro.

El 24 de junio de ese año, dos jugadores se golpearon contra un paredón en jugadas distintas en partido que por Liga Tucumana enfrentó a Villa Carmela y Talleres.

El 27 de agosto de 2017, Matías Nani un ex Belgrano que defendía a Temperley, se pegó un golpazo contra uno de los paredones de la cancha en un partido ante River.

Cinco años después, 25 estadios del ascenso metropolitano (24 ubicados en Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires, y el de Argentino de Rosario) ya están protegidos. Pero eso supone apenas el 30% del total de los estadios y muchos tienen protección sólo en algunas paredes, no en todas.

¿Y por casa cómo andamos? En mayo de 1992, en un Racing-Instituto, “La Lora” Oliva disputó un balón sobre el costado del estadio Miguel Sancho y tras chocar con el rival, golpeó su cabeza contra la base de cemento de una pared que sostenía el alambrado. Oliva perdió el conocimiento, la desesperación total pidiendo asistencia y la aparición del “Turco” Melone, el histórico masajista de la Gloria, quien le metió la mano en la boca y logró sacarle la lengua para evitar la asfixia.

Adrián Bozzoletti, defensor de la Academia en ese clásico, rememoró la situación y también la suya porque increíblemente chocó su cabeza con la del delantero Mario Baralle y terminó internado.

“A mí me cambian en el entretiempo porque estaba muy mareado y me entero cuando estaba en el Hospital de Urgencias que también había llegado ‘La Lora’”, recordó.

Otro caso fue el de Gustavo Zárate, hermano del “Loqui” Zárate. Jugando para Juniors en un partido ante Instituto en 1995, recibió un codazo, perdió el conocimiento, cayó de espaldas y pegó de lleno con el parietal contra uno de los paredones sufriendo consecuencias gravísimas.

“Se me rompieron los huesitos del parietal y sufrí la pérdida de la vision del ojo derecho. Perdí el juicio y nadie se hizo carga de nada de lo que pasó”, contó Zárate.

Más acá en el tiempo, un 31 de julio de 2017, Ricardo Toledo cambió, con un golpe, la historia reciente de la Liga Cordobesa. Jugando para Las Flores ante Escuela, chocó contra la pared perimetral de la cancha y se salvó porque Dios es grande.

Toledo consideró que el hecho “fue algo desafortunado porque fue un forcejeo normal de cualquier partido” y reveló que “todos los especialistas me dijeron que estuve a un centímetro de morirme”.

El traumatismo de cráneo y fractura del brazo hizo que se tomara conciencia para erradicar los muros, como la colocación de neumáticos a una distancia de 2,5 metros de la línea de juego y el achicamiento de las canchas para tener una distancia más importante. Toledo volvió a jugar y Emeterio Farías, titular de la Liga hasta diciembre contó los avances sobre la seguridad en los estadios cordobeses.

“La Liga Cordobesa es la única del país que ha tomado medidas al respecto, cancha que no cumple no se habilita. Todos los clubes están trabajando para eso”, declaró Farías.

En general, muchos campos de juego siguen como si nada hubiera pasado, con el concreto del paredón pendiente como una espada de Damocles sobre los futbolistas. Pero no queremos más Ortega y ese es el mensaje que nos deja Ostanelli, titular del conjunto de Burzaco.

“En esta triste realidad que vivimos todos, muchas veces nos damos cuenta cuando ya es tarde. Uno va aprendiendo con el correr de la vida a escuchas y tratar de mejorar esas cosas”, dijo el actual presidente de San Martín de Burzaco.

“Lamentablemente perdimos a una gran persona y el dolor es muy grande, lo vamos a tener por siempre”, concluyó Ostanelli.

“Capaz no llegue a jugar profesionalmente al fútbol, o capaz sí, pero amateurmente. Cuando mis piernas dicen ‘basta’, mi corazón dice ‘seguí’… El fútbol es mi vida, no sólo un pasatiempo, es el que me hace olvidar de todo, y por el que daría la vida. El día que no pueda jugar más, ahí termina mi vida”. El 3 de julio de 2012, este mensaje fue escrito en Facebook por Emanuel Ortega. Dio la vida por el fútbol, tanto que el destino quiso confirmar su muerte el mismo Día del Futbolista.

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