El drama de Messi, Barcelona y la caída de un imperio

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El drama de Messi, Barcelona y la caída de un imperio

20/02/2021 | 12:56 | La última derrota del "Barca" en Champions desnudó las falencias de un equipo que está muy lejos de su mejor versión. En medio del caos quedó su capitán, Lionel Messi, que está solo contra todos. 

Jorge Parodi

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El drama de Messi, Barcelona y la caída de un imperio

Si algo quedó demostrado a lo largo de la historia es que, tarde o temprano, todos los imperios se derrumban. Sin importar lo poderosas que hayan llegado a ser distintas culturas a lo largo de los siglos, y más allá de la extensión de sus territorios, ningún régimen logró derrotar al más implacable de los enemigos: el paso del tiempo. Y por la comparación con la majestuosidad de sus épocas doradas, la caída de un imperio siempre es estrepitosa.

El mundo del fútbol está presenciando el final de una época. Hace ya un par de temporadas, ver jugar al Barcelona es como observar las ruinas de una antigua civilización, de la que solo quedan escombros. La sensación es extraña porque, al menos en el recuerdo, no parece que haya pasado tanto tiempo desde que el “Barca” era el mejor equipo del planeta. Alcanza con cerrar los ojos y hacer un poco de fuerza para volver a sentir los aplausos de la multitud en el Camp Nou, rendida ante un recital de fútbol. Pero el calendario no miente, y los resultados tampoco.

La última derrota del Barcelona en Champions, esta vez ante un impiadoso Paris Saint Germain, terminó de arruinar las pocas ilusiones restantes de los “culés”. Sin importar el resultado del partido de vuelta, e incluso si se da una remontada que sería milagrosa, hay más de un ciclo que parece haber llegado a su fin. Mientras que ídolos como Gerard Piqué y Sergio Busquets quedaron en el centro de las críticas por su bajo nivel, el caso de Lionel Messi merece una mención aparte: es el goleador del Barcelona en lo que va de temporada, como siempre, pero dentro de la cancha se lo nota solo, como nunca.

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Aunque el talento de Messi lo posicionó durante años un escalón por encima del resto, su historia en el blaugrana no sería la misma sin algunos de sus compañeros más emblemáticos. Se dio el lujo de compartir la pelota con Xavi e Iniesta, dos de los mejores futbolistas españoles de la historia. A nivel ofensivo conformó un tridente letal con Luis Suárez y Neymar en su mejor momento. Encontró en la desfachatez de Dani Alves a un aliado de lujo por la banda y descansó tranquilo durante años sabiendo que a la defensa la ordenaba Carles Puyol. Hace ya un tiempo, cuando Lio mira hacia los costados en busca de algún cómplice, encuentra más dudas que certezas.

Allí está Antoine Griezmann, por ejemplo, una sombra del jugador determinante que supo ser en el Atlético de Madrid. El francés costó una millonada y no solo no rindió como se esperaba, sino que más de una vez fue cuestionado por actitudes extrafutbolísticas, como su rebeldía y compromiso ante los resultados adversos. Por otro lado está Philippe Coutinho, que parecía haberse reencontrado con su fútbol en el Bayern Munich y generó expectativas con su regreso a Cataluña. Sin embargo, entre lesiones y bajos rendimientos, el brasileño tampoco fue una solución en ataque. Los acompañan proyectos como Dembelé, Trincao, Pedri o Ansu Fati, que demostraron potencial para ser figuras en algunos años, pero Messi, quien está por cumplir 34, no tiene tiempo que perder.

Es imposible entender lo que le pasa al Barcelona dentro de la cancha sin observar lo que sucede fuera, en las oficinas donde se toman las decisiones importantes. La comisión dirigida por Josep Bartomeu deja a la institución en una grave crisis financiera, con internas feroces dentro del club y un proyecto futbolístico que no estuvo a la altura. El ejemplo perfecto de todos estos factores es la salida de Luis Suárez: siendo el tercer goleador histórico del club, al uruguayo lo echaron por teléfono. Para reemplazarlo trajeron a Martin Braithwaite, un delantero danés de casi 30 años, mientras “Lucho” sigue rompiendo redes en el Atlético de Simeone.

Más allá de los futbolistas que se fueron, los que llegaron y los que quedaron en el camino, el pecado que los hinchas no le perdonan a la actual directiva es el trato que recibió Lionel Messi, el mejor jugador de su historia. A base de promesas incumplidas y escándalos varios, la gestión Bartomeu logró algo que parecía imposible: que Messi quiera irse de Barcelona. Luego de defender los colores del club por más de dos décadas, el rosarino se cansó de los destratos de los dirigentes y revolucionó al fútbol mundial con el famoso burofax, que marcó definitivamente el fin del romance.

El clima electoral que atraviesa al club, lejos de generar nuevas ilusiones, caldeó aún más el ánimo de todos aquellos que integran el “mundo Barcelona”. Entre slogans de campaña y acusaciones cruzadas, los tres candidatos a la presidencia eligieron posiciones distintas para referirse a la situación de su máxima figura. Joan Laporta, ex presidente del “Barca” y favorito en las encuestas, se presenta como un aliado de Messi; el empresario Víctor Font apuesta todo a traer a Xavi Hernández como DT; por último, el abogado Toni Freixa fue el único candidato que puso en duda la continuidad del rosarino, priorizando lo económico. En paralelo, la filtración del contrato del “10”, publicado en la portada del diario El Mundo, confirmó la postura de la gestión Bartomeu hasta el último día de su mandato.

Durante muchos años, el Camp Nou fue un refugio para Messi. Cuando en Argentina era cuestionado por su rendimiento en la Selección, las muestras de amor y los buenos resultados llegaban desde Cataluña. El argentino gozaba en Barcelona y sufría en su país. Sin embargo, en el último tiempo, la ecuación se invirtió: ahora Leo la pasa mal con la camiseta blaugrana, y disfruta cada vez que se viste de celeste y blanco.

Varios integrantes del proyecto comandado por Lionel Scaloni destacaron, además de los resultados, la identidad grupal que se está construyendo en el combinado nacional. Con nuevos compañeros, que no cargan con la cruz de finales perdidas y poseen un renovado hambre de gloria, el capitán argentino volvió a sentirse cómodo representando a su país. Esas buenas sensaciones despertaron algunos interrogantes: ¿Esta soledad que hoy vive en el “Barca”, es lo que Messi sentía en la Selección? Y ahora que en Argentina parece estar bien acompañado, ¿podrá conseguir el título que se le negó en tantas oportunidades?

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Hasta que el máximo goleador de la Selección sea libre de elegir un nuevo destino, su futuro está en Barcelona y no es muy esperanzador. El club posee uno de los planteles más importantes del mundo, plagado de jugadores de primer nivel, pero el argentino se siente solo en las difíciles. Así lo demuestra con sus declaraciones, exigiendo más actitud, o con sus gestos de bronca cuando se ve superado por el rival. 

Un imperio del fútbol está llegando a su fin y su máxima figura, con más orgullo propio que argumentos, intenta liderarlo a una última gran victoria. Sabe que es muy difícil: al menos en este Barcelona, la ilusión reside únicamente en los pies de Lionel Messi, su capitán, solo contra el mundo.

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