Rosario Central anhela quebrar su racha de finales perdidas

Perfiles de La Previa

"El Canalla" anhela quebrar su racha de finales perdidas

18/11/2018 | 14:57 |

Rosario Central jugará su cuarta final de la Copa Argentina, en la que buscará conquistar el título por primera vez.

Mauricio Coccolo

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A esta altura ya no quedan dudas: entre esa Copa y Central, hay algo personal. Fueron tres finales, una atrás de la otra, y tres derrotas, una atrás de la otra. Cinco semifinales consecutivas. Hubo tres eliminaciones a Newell’s. Pero todo parece poco porque los canallas siguen sin poder besar el maldito trofeo.

El particular vínculo que une a Rosario Central con la Copa Argentina arranca en la prehistoria de la competencia. A fines de la década del 60 la AFA organizó un torneo para clasificar a la Recopa Sudamericana y mezcló a los clubes de Primera con los del interior, más el campeón de Primera B. Entre otras cosas raras, las sedes de los partidos en muchas ocasiones no tenían nada que ver con los equipos involucrados. Bueno, pensándolo bien, no sería tan raro…

El punto es que en los octavos de final de la Copa del 69 se encontraron los clásicos rivales de la ciudad de Rosario, en la ida empataron 0 a 0 y en la revancha Central se dio el gusto de eliminar a Newell’s con goles de Carlos Griguol, Enzo Gennoni de cabeza y Raúl Castronovo a cinco minutos del final; un detalle muy curioso de aquella eliminatoria fue que el técnico de la Lepra era nada más ni nada menos que don Angel Tulio Zof.

En la Copa siguiente, la de 1970, que quedó inconclusa, los rosarinos volvieron a verse las caras en octavos de final y el desenlace fue el mismo: clasificó Central. En esta ocasión, al Canalla le alcanzó con el 1 a 0 de la ida (gracias al gol de Agustín Balbuena), para eliminar a un Newell’s que no pudo pasar del 0 a 0 en la revancha. Esta vez la curiosidad en el banco leproso fue la presencia, como técnico, de Miguel Antonio “el Gitano” Juárez.

Más allá de las alegrías por haber sacado al rival de toda la vida tres veces (no una, sino ¡tres!), para Central la Copa Argentina se convirtió en una especie de karma. Como si una mano invisible les estuviera dando por un lado, mientras les quita por el otro. Tendrán que averiguar si no es que a alguno de tantos enloquecidos hinchas no se le ocurrió firmar uno de esos contratos tipo: le van a ganar siempre a Newell’s, pero no van a poder levantar la Copa.

En la primera edición de la renacida competencia, la de la temporada 2011/12, Central llegó hasta cuartos de final y se encontró con Boca, una de sus sombras, que lo eliminó por penales en San Juan. En la siguiente entrega el golpe fue más duro porque el Canalla ni siquiera pudo acceder al cuadro principal de la Copa 2012/13, ya que Central Córdoba dio la sorpresa ganándole por 2 a 1 en Resistencia.

Parecía que el 2014 sería el año de Rosario Central en la Copa Argentina, en fila, de a uno, fue sacando a Juventud Unida, Tigre, se le dio en los penales contra River, goleó a Argentinos Juniors, pero en la final al equipo de Miguel Ángel Russo se le bajó la persiana, apenas empató sin goles contra Huracán, que jugaba en la B Nacional, y después sufrió a Marcos Díaz, que le atajó el penal decisivo al Sapito Encina para dejar otra vez a los rosarinos con la sangre en el ojo.

Para el 2015, sobre la base que dejó Russo, el Chacho Coudet edificó un equipo que jugaba bien y ganaba. Peleó el campeonato mano a mano con Boca, aunque no le alcanzó y terminó tercero. En la Copa Argentina hizo todo bien hasta que se topó con Ceballos, primero sacó Riestra, después a River, a Ferro (por penales), a Estudiantes y a Racing en semifinales. La final contra Boca se jugó en el Kempes y el protagonista indeseado terminó siendo el árbitro. Diego Ceballos cobró un penal insólito por una falta a Peruzzi, casi un metro afuera del área, y después convalidó un gol de Chavez en fuera de juego. Demasiado para un Central que sintió como le arrebataban el trofeo de las manos, y sin ponerse el antifaz.

Eduardo Coudet se quedó para dirigir al equipo en la Libertadores del 2016, donde la campaña fue muy buena hasta que aparecieron las manos de Armani para sacarlo en cuartos de final. De todas formas, Central tenía con qué, se sacudió rápido la tierra después del porrazo y empezó a caminar, nuevamente, detrás de lo que a esa altura ya era una obsesión: la Copa Argentina. Eliminó a Villa Mitre, a Atlético de Rafaela (por penales), se cargó al Deportivo Morón, se tomó una mini revancha con Boca, sacó a Belgrano y quedó cara a cara con River. Otra vez la definición fue en el Kempes y otra vez sufrieron los Canallas. El partido tuvo todos los condimentos: un resultado cambiante, siete goles, polémicas, penales, expulsados y groseros errores de Batalla, que Central no supo aprovechar y perdió su tercera final consecutiva. Increíble, pero real.

En la temporada 2017/18 los hinchas de Rosario Central se encontraron con un plantel sensiblemente desmejorado, se fueron muchos de los buenos y llegaron muchos de los otros, pero igualmente hubo lugar para cierta épica en la Copa Argentina, donde lo más recordado terminaría siendo un 3 a 2 frente a Godoy Cruz, luego de estar 2 a 0 abajo en el marcador, y la sufrida victoria por 1 a 0 contra el Boca de Guillermo, que venía arrasando con todo lo que jugaba. La nafta alcanzó para arañar semifinales y el equipo que dirigía Paolo Montero terminó varado al costado de la ruta después de caer por penales contra Atlético Tucumán.

Antes de comenzar la actual campaña, los dirigentes de Central buscaron dar un golpe de efecto y recurrieron a lo que casi nunca falla: un técnico con chapa, que además es ídolo del club. Fueron a buscarlo a Edgardo Bauza y armaron un plantel con ciertas pretensiones. La historia empezó de la mejor manera posible: cuatro triunfos consecutivos y cero goles en contra. El sello del Patón parecía estar intacto, hasta que llegó la primera prueba de fuste: contra el puntero Racing en Avellaneda, fue 0-2 y comenzó la debacle en la Superliga, donde los Canallas no festejan una victoria desde hace ocho fechas. En el medio quedó la siempre tentadora Copa Argentina, pero esta vez vino con mucho más sufrimiento que en las ediciones anteriores. Los auriazules no pudieron pasar de sendos empates contra Talleres y Almagro (en un partido que casi pierden) y tuvieron que recurrir a los penales para llegar al “Día D”.

Otra vez tocó Newell’s, otra vez en una eliminación mano a mano, otra vez ganó Central, pero esta vez no se parece a ninguna de las anteriores. Como si se tratara de un guión póstumo de Fontanarrosa, el clásico de Rosario se jugó fuera de Rosario, un día de semana, a la siesta y sin gente en las tribunas. Por supuesto, el Negro aprovechó para meter la uña y dibujó una nueva victoria redondita de los Canallas.

Rosario Central jugó su quinta semifinal consecutiva de Copa Argentina, en el estadio que ahora lleva el nombre de uno de los máximos ídolos de su historia, Mario Alberto Kempes. Atropellan los recuerdos y las sensaciones, porque en esa misma cancha, aunque con otras tribunas, los rosarinos dieron la vuelta olímpica en el 80, pero también perdieron finales contra Boca y River.

Tras vencer a Temperley, una nueva página en blanco se le presenta a Rosario Central, que anda con ganas de cerrar de una buena vez, y para siempre, las heridas abiertas en la Copa Argentina, porque a esta altura ya no quedan dudas: entre esa Copa y Central, hay algo personal.