El éxito de Alves es la alegría de vivir

Perfiles de La Previa

Dani Alves, el campeón de la alegría

14/07/2019 | 14:24 |

El lateral de 36 años fue elegido como el mejor jugador de la Copa América. Tras un memorable paso por Barcelona, Juventus y PSG, espera nuevo club. Repasá su carrera.

Jorge Parodi

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El fútbol es  una pasión intensa, que  debería ser una buena excusa para la alegría, que suele ser pariente cercana de la felicidad.

Dani Alves, el jugador que mayor cantidad de títulos ha cosechado en la historia del fútbol, sabe que su éxito no es solo levantar algún trofeo más o ser elegido como el mejor jugador de la Copa América.

El éxito de Dani Alves es la alegría de vivir. Es disfrutar cada logro, cada título sabiendo el esfuerzo  y el trabajo que demandó llegar a él.

Es recordar, a cada momento,  de dónde viene y cuál ha sido el camino recorrido. Es haber superado todos los obstáculos para cumplir con sus sueños.

Su mejor título es, según lo dijo, ser el orgullo de su humilde y omnipresente padre. Es tener amigos en todos los planteles en los que jugó. Es el cariño sincero de sus hinchas y el respeto de sus rivales.

Dani Alves reivindica la historia de los marcadores de punta brasileños. Es un “Cuatro” que ganó muchas Copas, pero no es de Copa, más bien diría que es un “Cuatro de Oro”

“En el lugar donde estoy, trato de crear un ambiente sano y positivo”, dijo alguna vez.

Su biografía, su vida, ayudan a entender al bahiano que anda de broma en broma, pero que antes de cada partido estudia en profundidad a quién deba marcar durante el encuentro y planea cómo atacar.

En una carta abierta, Dani Alves escribió: “Mierda, vine de la nada, estoy aquí. Es irreal, pero estoy aquí”.

Cuenta la historia que a edad muy temprana, Dani Alves se levantaba junto a su padre a las 4 de la madrugada para empezar a trabajar a las 5 en el campo.

La vida de este joven bahiano no fue fácil y, aunque él asegura que era feliz, no hay que olvidar que dormía en una cama de cemento y tenía que llegar a soportar temperaturas de hasta 40ºC mientras trabajaba en el campo.

Dani ayudaba en todo lo que podía: haciendo de agricultor, comerciante e incluso de camarero. Debía caminar casi 20 kilómetros para ir desde la granja a la escuela.

De todos modos, Dani sacaba tiempo para su mayor pasión: jugar al fútbol con sus amigos en los campos de tierra de la zona para lograr algún día su gran sueño.

Tampoco le resultaba sencillo desplazarse a las instalaciones deportivas, pues estas quedaban lejos de donde él vivía, Juazeiro, situado en el interior de Bahía.

Entonces, el mejor día de la semana era el domingo, cuando a duras penas podían ver fútbol en un televisor en blanco y negro, que casi siempre oscurecía.

El primer día de entrenamiento en la prueba del club, dejó su uniforme colgado en el tendedero . La mañana siguiente no estaba. Alguien lo había tomado. Allí se dio cuenta que no estaba más en su granja, que había arribado al mundo real.

Después, lo que todos conocen.

Dani Alves el jugador inteligente, talentoso y ganador empedernido.

Un tal Pep Guadiola terminó de moldear ese diamante en bruto y lo hizo mejor jugador.

Sevilla, el mejor Barcelona, el compañero y amigo de Messi, Juventus, PSG, para seguir sumando gloria, y la Selección.

La Verdeamarela que ama y que le dio tantas alegrías y tantas tristezas.

Y los números que abruman: en la Copa América sumó su conquista N° 40 en mayores (sin contarle una con la selección Sub 20 de Brasil).

Al respecto, Dani dijo :“Como profesional busco acumular números y que luego los historiadores me pongan en el lugar que quieran”.

El defensor brasileño logró 5 estrellas con el Sevilla, 23 con el Barcelona, 2 con la Juventus, 6 con el club parisino y 4 con la Selección de Brasil.

Así, tomó distancia de sus más inmediatos competidores en el listado: Maxwell (37), Ryan Giggs (36), Vitor Bahía (35) y su amigo Lionel Messi (34).

Títulos que  le importan para que su  padre sintiera orgullo por él.

Ante cada partido importante, Dani se concentra frente a un espejo y repite la película de su vida.

La cama de cemento. El olor a humedad. Las madrugadas en que se levantada para ayudar a su padre en el campo. La pantalla en más negro que blanco para ver los partidos de los domingos. Los casi 20 kilómetros que debía caminar para ir de la granja a la escuela. El uniforme deportivo que le robaron el primer día entrenamiento.

Su amigo Messi, su maestro Pep Guardiola, las camisetas prestigiosas y pesadas que le toco vestir, las copas levantadas.

En definitiva, la vida y la pelota de fútbol como protagonistas de cada escena. Siempre la misma sonrisa, siempre la misa alegría, siempre la misma cordialidad.

Tal vez porque Dani Alves nunca olvida su origen. Tal vez porque tiene en claro a cada momento, lo que escribió en su carta: “ Mierda, vine de la nada. Estoy aquí. Es irreal, pero estoy aquí”.