Una teoría desafiante: ¿el embarazo humano dura 18 meses?

Existe una teoría que sostiene que el embarazo humano no dura nueve meses, sino dieciocho.

En La Argentina Posible, el doctor Enrique Orschanski explicó que esta hipótesis se apoya en fundamentos antropológicos y anatómicos. “En la evolución de los homínidos —dijo—, el paso de la posición cuadrúpeda a la erecta obligó al cuerpo a adaptarse a un cerebro mucho más grande y demandante. Este cambio modificó la estructura ósea, en especial la de las mujeres, que necesitaron caderas más firmes y estrechas para caminar erguidas, lo que a su vez redujo el canal de parto”, señaló.

Esa limitación física habría llevado a lo que se conoce como el "dilema obstétrico": acortar la gestación para permitir nacimientos sin complicaciones. Así, mientras otros mamíferos conservan embarazos más largos, los humanos nacen prematuramente en términos evolutivos.

Según Orschanski, esta condición nos coloca en una categoría poco difundida: la "altricialidad". “Los humanos nacemos inmaduros. A diferencia de los cuadrúpedos, que pueden moverse y buscar alimento desde el nacimiento, nosotros dependemos totalmente de alguien que nos cuide. Por eso, el embarazo humano debe entenderse como un proceso de 18 meses: nueve en el útero y nueve fuera de él”, explicó el doctor.

Esta perspectiva propone ver el nacimiento no como el final, sino como el punto medio de una misma continuidad biológica. “Es la misma persona —agregó Enrique— que pasa de un entorno intrauterino a uno externo, pero que sigue en un proceso de desarrollo inseparable del cuerpo y la mente de la madre”, detalló.

En este sentido, el doctor explicó que también existe un fenómeno clave: la llamada “angustia del octavo mes”. Entre los ocho y diez meses de edad, los bebés comienzan a diferenciarse psicológicamente de sus madres, en un proceso que, según esta teoría, marca el verdadero “parto”. Es el momento en que el niño empieza a moverse de forma autónoma y a explorar el mundo con sus propias manos.

Finalmente, Enrique propuso tres recomendaciones para acompañar estas dos etapas de gestación: considerar a madre e hijo como una unidad hasta los 18 meses, comprender la dependencia física y emocional del bebé sin interpretarla como “capricho”, y acompañar la separación natural como parte del crecimiento.

“La vida —concluyó— muestra que crecer es, en esencia, separarse de forma natural y sana de los padres. Tal vez, al entender que el embarazo dura un poco más de lo que pensábamos, podamos cuidar mejor ese comienzo compartido”, cerró.