El iraní que trajo el pistacho a Argentina y creó un boom productivo en San Juan

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El iraní que trajo el pistacho a Argentina y creó un boom productivo en San Juan

15/07/2025 | 15:15

Marcelo Ighani descubrió el potencial de estas tierras para su cultivo y fundó una industria en expansión. Hoy, miles de hectáreas producen un fruto con demanda global. 

Redacción Cadena 3

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El iraní que trajo el pistacho a Argentina y creó un boom productivo en San Juan

En un rincón de San Juan florece una historia que combina inmigración, trabajo, innovación y algo de locura. Marcelo Ighani, nacido en Irán y radicado en Argentina desde hace más de 40 años, es el responsable de haber traído al país una semilla que no solo germinó en el suelo cuyano, sino también en la economía regional: el pistacho.

Ighani, socio fundador de Pistacho Pisté, la primera empresa dedicada al cultivo de pistachos en Argentina,  llegó al país para estudiar arquitectura, pero una serie de circunstancias lo llevó por un camino completamente diferente. “Cuando uno viene de afuera ve cosas distintas. Veía que pasaban los años y siempre se hablaba de los mismos problemas… entonces decidí buscarle la vuelta por otro lado. Y cuando hay hambre, la cabeza trabaja”, reflexionó el productor.

Lo curioso es que no llegó con la idea del pistacho desde su país natal. Fue en Argentina donde, observando el clima y las condiciones del suelo en Cuyo, se dio cuenta del potencial. “No tenía idea de pistachos. Todo surgió acá. Me puse a estudiar y realmente dimos con una combinación espectacular para esta zona”, explicó.

San Juan: la tierra prometida del pistacho

San Juan, junto con el norte de Mendoza, tiene una ubicación privilegiada: la latitud 32° Sur, la misma que en el hemisferio norte atraviesa regiones históricas de cultivo como Irán o California. “El pistacho necesita frío, calor y pocas precipitaciones. Esas tres condiciones se dan en esta zona”, detalló Ighani.

Pero no todo el terreno sirve: el pistacho exige suelos profundos y sueltos, y aunque hay tierras más baratas, no todas son adecuadas. “Ese concepto de ‘en terrenos malos también se puede’ está equivocado. Un buen suelo da más raíces, más ramas, más yemas, más kilos”, resumió.

Más kilos que en Irán, menos agua que otras producciones

El pistacho en San Juan no solo se adapta, sino que rinde. “Más kilos los saco acá. Irán se quedó con la calidad, nosotros vamos por la cantidad. Y encima todavía trabajamos manualmente, lo que nos permite cuidar cada árbol como se merece”, aseguró.

El riego tampoco es un problema: “Regamos con una lámina de 10 a 12 milímetros, y mientras más adulto es el árbol, menos agua necesita. Llega a raíces de 5 o 6 metros y se abastece solo. Es de la familia del quebracho, resistente por naturaleza”.

El boom del pistacho argentino

De un sueño individual a un polo productivo: hoy hay más de 10.000 hectáreas dedicadas al pistacho en el país, y la mayoría se encuentra en Cuyo. “Hacemos plantines, asesoramos, tenemos nuestras propias fincas. Hoy vienen productores de Córdoba, Rosario y de todo el país a San Juan. Cuando terminamos de cosechar, en tres meses ya no nos queda nada. Todo se vende”, contó Marcelo.

Incluso la demanda internacional sorprendió al propio Ighani. “Me llaman de Angola, de todas partes del mundo. Y sin hacer publicidad. Solo con la página web”, dijo. Actualmente, el pistacho sanjuanino se exporta a un valor promedio de 10 dólares por kilo.

Un árbol que da frutos por generaciones

“A los cinco años empieza a dar fruto, y a los ocho alcanza su máximo rendimiento. Y después produce durante dos generaciones”, explicó. Con un mantenimiento mínimo y gran resistencia a plagas, el cultivo se vuelve aún más atractivo para nuevos emprendedores.

En cifras concretas, Ighani reveló: “Con dos hectáreas y media, al noveno año, podés tener ingresos mensuales de 8.000 dólares. Pero hay que esperar, trabajar, y tener visión a largo plazo”.

Un país que puede

Más allá del éxito de su proyecto, Marcelo no oculta su mirada crítica sobre ciertos aspectos de la cultura local. “El error está en nosotros. Siempre esperamos que alguien nos salve. En otros países, la gente agrega valor. Acá no. Acá estamos esperando un premio, y no hacemos nada. El populismo nos mató por 50 o 60 años. Y sin embargo, podemos ser el país más rico del mundo”, lanzó sin rodeos.

Lejos de guardarse su conocimiento, Ighani impulsa la expansión del cultivo en todo el país. “No hay que abrazar una idea y no querer que nadie más la haga. Todo lo que hagamos se va a vender. Hay escasez de pistachos en el mundo. ¿Por qué no tenerlos nosotros?”, invitó.

Marcelo Ighani creyó en la Argentina cuando nadie apostaba por el pistacho. Lo hizo desde el suelo sanjuanino, con trabajo silencioso, visión y terquedad. Hoy, su sueño es realidad y su modelo inspira.

“Créanmelo, la Argentina tiene todo para ser un país rico. Solo nos falta hacerlo”, cerró.

Entrevista de Adrián Simioni

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