El chaqueño que logró exportar sandías tras eliminar una traba de 1983

En Juan José Castelli, en la puerta del impenetrable chaqueño, un productor de sandías se propuso hacer posible lo que parecía imposible. En un contexto de calor extremo, escasez de agua y un entorno donde el esfuerzo individual muchas veces choca contra la burocracia, Walter Javier Detzel logró transformar la producción local en un símbolo de perseverancia y gestión.

Después de años de luchar contra una norma absurda de 1983 que impedía exportar sandías a granel, su producto finalmente cruzó las fronteras y hoy llega a las mesas de Uruguay.

“Chaco es una de las grandes provincias productoras de sandías del país. Cuando se habla de sandías, se piensa automáticamente en Castelli”, contó Detzel en diálogo con La Argentina Posible, por Cadena 3. Desde hace más de dos décadas, Detzel lidera un grupo de más de 150 productores, abasteciéndolos con semillas híbridas de empresas líderes como Monsanto, Bayer y Taki. Cada temporada, la zona produce miles de toneladas de sandías y zapallos que abastecen a todo el país. Pero el sueño de exportar se topó con un obstáculo insólito.

En 2018, cuando el productor chaqueño cerró su primera operación con un comprador de Asunción, Paraguay, el negocio se truncó en la quinta exportación: SENASA frenó el camión en la frontera porque una reglamentación de 1983 exigía que las sandías solo podían salir del país “enrejilladas”, dentro de bolsas blancas sin logos y con exactamente dos frutas por bolsa. “Fue una sorpresa enorme. Nadie sabía que esa norma existía. Ni el SENASA, ni la aduana. Tuvimos la mercadería 18 horas al sol”, recordó Walter. La insólita exigencia terminó destruyendo la relación comercial con el comprador extranjero, que se negó a recibir la fruta dañada.

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Lejos de resignarse, Detzel escribió directamente al Ministerio de Desregulación. “Un día escuché al ministro Federico Sturzenegger decir en televisión que recibía mails con problemas del sector productivo. Le escribí contándole mi historia, y me respondió a las 48 horas”, relató. Días después, el Gobierno anunció la eliminación de la norma que bloqueaba las exportaciones de frutas a granel. “Me puso muy contento haber sido quien impulsó ese cambio. Cuando entraron a revisar, descubrieron una montaña de regulaciones absurdas, no solo para la sandía sino para toda la cadena productiva”, celebró.

Hoy, con las nuevas reglas ya en marcha, Walter volvió a exportar: dos camiones con 28 toneladas cada uno cruzaron la frontera rumbo a Uruguay. “Ya es un hecho concreto. Estamos poniendo mercadería chaqueña en la mesa de los uruguayos”, dijo orgulloso.

En un país donde muchas veces la burocracia frena el desarrollo, la historia de Detzel es una muestra de que el empuje individual puede abrir caminos, incluso desde el interior más profundo.

Entrevista de Adrián Simioni y Fernando Genesir