De tartamudos a íconos: cuando la dificultad de hablar se convierte en mensaje

"La tartamudez más que un problema médico, es un problema social”, explicó en Cadena 3 el Dr. Enrique Orschanski, poniendo el eje en la percepción y en la superación.

Para enmarcar la conversación, el periodista Chema Forte propuso un recorrido cinematográfico: desde Un pez llamado Wanda (1988), donde la tartamudez del personaje interpretado por Michael Palin se usaba como recurso cómico, hasta El discurso del Rey (2010), donde el rey Jorge VI lucha por superar su dificultad de habla en el contexto dramático de la Segunda Guerra Mundial. La diferencia entre ambas producciones no solo está en el tratamiento del tema, sino también en cómo reflejan una evolución social hacia la empatía y el entendimiento.

“Entre los dos y cinco años, muchos niños presentan dificultades en la fluidez del habla, pero eso no implica una patología irreversible”, sostuvo Orschanski. Según datos de la Asociación Española de Pediatría, entre el 5 y el 10 por ciento de los niños atraviesan etapas de disfluencia, y aunque la mayoría supera esa etapa, cerca del 20% podría arrastrarla hasta la adultez.

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La música fue protagonista del programa como herramienta de superación. Ed Sheeran, por ejemplo, contó que logró vencer su tartamudez rapeando temas de Eminem a los nueve años. Lo mismo le ocurrió a Scatman John, que transformó su dificultad en un estilo musical único y exitoso, o al cordobés Francisco Benítez, que emocionó al país al ganar La Voz Argentina en 2021.

“La tartamudez no está relacionada con la inteligencia, la personalidad o la capacidad emocional”, aclaró Enrique. “Puede aparecer sin causa clara, y en muchos casos se dispara por nerviosismo o cansancio” agregó. Desde la logopedia hasta métodos más alternativos como la música, la clave está en personalizar los tratamientos, escuchar las historias y acompañar sin prejuicios.

El listado de figuras públicas que vivieron con tartamudez es extenso: políticos como Joe Biden, actores como Samuel L. Jackson, Bruce Willis o Nicole Kidman, y músicos como Marc Anthony, Elvis Presley y Kendrick Lamar. Todos ellos demostraron que tener voz no es solo poder hablar sin tropiezos, sino tener algo que decir.

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Como cierre, sonó una canción tan simbólica como su intérprete: Bye Bye Baby, de Marilyn Monroe, quien también confesó haber sido tartamuda. “Algunos dicen que ese tono pausado y susurrante que la hizo única fue su manera de controlarlo”, señaló Chema.

El mensaje final fue claro: la tartamudez no define a una persona, y mucho menos limita sus posibilidades. Con acompañamiento, comprensión y recursos adecuados, hablar –y ser escuchado– siempre es posible.