De Siria a Cruz del Eje: una familia que hizo historia con el aceite de oliva
De Siria a Cruz del Eje: una familia que hizo historia con el aceite de oliva

Legado inmigrante

De Siria a Cruz del Eje: una familia que hizo historia con el aceite de oliva

29/09/2025 | 14:04

La historia de Jorge Aleua es un reflejo del esfuerzo de los inmigrantes en Argentina. Desde un almacén en 1912 hasta una exitosa fábrica de aceite, su legado empresarial inspira a futuras generaciones.

Redacción Cadena 3

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De Siria a Cruz del Eje: una familia que hizo historia con el aceite de oliva

La historia de Jorge Aleua y su familia es, en muchos sentidos, la historia de la Argentina posible: la de los inmigrantes que llegaron con lo puesto y fueron construyendo, generación tras generación, empresas, oficios y un legado productivo que marcó a toda una región.

Todo comenzó en 1912, cuando su abuelo, con apenas 18 años, dejó Siria —entonces bajo dominio francés y azotada por el hambre— y se instaló en Cruz del Eje. Allí abrió un almacén llamado El Puerto en la calle Alem, punto de partida de una cadena de emprendimientos que atravesaron rubros tan diversos como el transporte, la agricultura, la panadería y, finalmente, la producción de aceite de oliva.

Jorge Aleua (el más pequeño) y toda su familia. (Foto: Gentileza de Jorge Aleua)

“Mi abuelo empezó como todo buen paisano, con un almacén. Después, en 1927, trajo a mi padre y a mi abuela desde Siria. Andaban en sulqui, más tarde en un Ford A, vendiendo por los llanos riojanos y forjando un bienestar económico”, relató Jorge en diálogo con Cadena 3.

Con el tiempo, su padre incursionó en la explotación de una estación de servicio, fundó una empresa de colectivos llamada Mayo y se convirtió en uno de los precursores de la producción de tomate en la zona. “El tomate de Cruz del Eje era primicia nacional. Llegaba a Buenos Aires, Rosario, Santa Fe, cuando no había tomate en el país”, recordó Aleua.

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Los vaivenes de la naturaleza lo llevaron luego a diversificar con una panadería y confitería, bautizada El Emir, en honor a su primer nieto. Más tarde, Jorge tomó las riendas del negocio y lo expandió hacia el agro: “Pasé de vender masas a tractores, porque el campo estaba floreciente en Cruz del Eje. Conseguí la concesionaria John Deere y recorrí Córdoba, La Rioja y Catamarca”, contó.

Ese vínculo con la tierra fue el germen de su emprendimiento actual. Fascinado por la nobleza del olivo, en 2006 inauguró la fábrica de aceite Fincas de Cruz del Eje, que hoy produce entre 110.000 y 120.000 litros anuales bajo dos marcas: Fincas de Cruz del Eje (aceite virgen extra) y El Federal, de sabor más intenso.

Lo que empezó con 4.000 litros se transformó en una industria nacional que además recibió premios y reconocimiento en el mercado. “La sangre árabe nos lleva a seguir progresando”, afirmó Jorge, orgulloso de que sus hijos uno ingeniero industrial y otro economista, ya aporten nuevas ideas al negocio.

Con 75 años, lejos de quedarse quieto, Jorge conserva la energía del emprendedor incansable. “Eso me ayuda a estar vivo, es lo que me gusta”, aseguró. Y dejó un mensaje: “Argentina tiene mucho por hacer. Lo más negativo que veo es la falta de cultura y de incentivo. En mi juventud, si no había trabajo, la gente se movía. Hoy noto cierta chatura. Pero sigo creyendo en la Argentina posible”.

Entrevista de Fernando Genesir

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