Sabor artesanal
21/11/2025 | 14:18
Redacción Cadena 3
Audios
De profe de guitarra a producir 2 millones de frascos de mermeladas al año
En la Argentina, donde los sueños se mezclan con trabajo y persistencia, aparece la historia de Marcela Baz, una emprendedora que convirtió una búsqueda familiar en San Pedro en una marca de mermeladas. Hoy, El Brocal produce casi dos millones de frascos al año y ocupa las góndolas de los supermercados más importantes, pero detrás de ese logro hay un recorrido hecho de intuición, estudio, resiliencia y una convicción innegociable: la calidad por encima de todo.
Marcela enseñaba guitarra cuando, junto a su familia, decidió comprar un campo en San Pedro y comenzar a vender fruta fresca en Buenos Aires. Un pedido casual de un cliente —“¿me podrías traer mermeladas?”— fue el punto de partida. Ante la negativa de quien podía enseñarle, tomó el camino más largo: estudió en la Facultad de Agronomía, buscó libros, visitó fábricas, viajó a Mendoza y empezó a experimentar en su casa. Así nació El Brocal.
La esencia del proyecto siempre fue la misma: honestidad, cuidado y calidad. Incluso cuando la producción escaló a cifras impensadas, Marcela mantuvo un principio que atraviesa cada decisión: “No más litros así, porque cambia el sabor, cambia el color”. Con el tiempo, la familia plantó 14 hectáreas de higo, naranja, ciruela y durazno en su propio campo. “Eso es lo que hacían las abuelas sacar el higo del árbol y ponerlo en la olla”, explica.
El gran salto comercial llegó, paradójicamente, tras un golpe duro: una empresa para la que producían dejó de comprarles sin previo aviso. Con el depósito lleno y sin saber a quién acudir, Marcela se animó a tocar puertas. A los pocos meses, sus frascos ya estaban en góndola. De esa adversidad surgió la oportunidad que transformó la escala de El Brocal. “De la adversidad siempre saco algo”, afirma.
/Inicio Código Embebido/
/Fin Código Embebido/La empresa creció sin perder su naturaleza familiar. Marcela trabaja junto a su exmarido, Oscar Aboy —“una relación que sorprendió a muchos, pero nos une un objetivo común”— y sus dos hijos, que eligieron por voluntad propia sumarse al proyecto. Hoy, la firma emplea a unas 45 personas, tiene depósitos en Vicente López, Pilar y San Pedro, y comercializa tres líneas de productos: con azúcar, con jugo de uva y con stevia.
A lo largo de la entrevista, Marcela vuelve una y otra vez a una idea que la guía desde el inicio: la conexión con la gente. “Voy a las ferias y me encanta dar degustación. Hablo con la gente, escucho lo que me dicen porque me importa. Siempre aprendo algo”, cuenta. Esa cercanía, asegura, es una brújula que nunca perdió y que le permitió ajustar recetas, sumar productos y construir una marca que la representa. No hay estrategia de marketing que supere, dice, la honestidad del vínculo directo entre quien produce y quien prueba.
También reivindica el valor del esfuerzo cotidiano, un mensaje que repite con la misma convicción con la que cuida cada frasco: “La gente me dice ‘qué suerte tuviste’, pero no saben todo el trabajo que es. Nada viene de arriba. Es levantarse siempre, aunque algo salga mal, aunque una partida no quede como uno quiere. Es empezar de nuevo cada día”. Esa filosofía, acompañada por la unidad familiar y una visión compartida, convirtió a El Brocal en una muestra palpable de que la Argentina posible existe y se construye, como las mejores mermeladas, con tiempo, dedicación y fruta de verdad.
Entrevista de Claudio Giglioni
Te puede Interesar