Curling en Argentina: un deporte que promueve el juego limpio y la camaradería

En un país donde el fútbol acapara pasiones y las canchas son territorio de emociones fuertes, un deporte inusual, casi desconocido para muchos, empieza a abrirse camino con escobas, piedras de granito y una filosofía basada en la honestidad y el respeto: el curling.

Ramiro Belardo, argentino radicado en Estados Unidos, es uno de los impulsores de esta disciplina que cautivó al público local durante los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014. Junto a Alejandro Almada, lideran desde Buenos Aires un incipiente grupo que ya realizó su primera práctica en una pista de hielo porteña, sentando las bases de lo que podría ser una nueva federación nacional.

“El curling es más que un deporte. Es un espacio de encuentro, de camaradería. Después de cada partido hay un ‘tercer tiempo’ con el equipo rival. Se conversa, se comparte. Eso me pareció hermoso y quise llevarlo a Argentina”, cuenta Ramiro en diálogo con Cadena 3.

Con una comunidad en formación y equipamiento donado por su club en Estados Unidos, Belardo viajó con valijas llenas de escobas, zapatos especiales y hasta una piedra de curling tamaño junior para la primera práctica en suelo argentino. “El entusiasmo fue inmediato. Se armó un grupo muy comprometido”, asegura.

El curling, originario de Escocia y con Canadá como gran referente mundial, tiene reglas tan simples como estrictas: no hay árbitros. Se juega entre caballeros. “Si tocás la piedra con la escoba, levantás la mano y la sacás. Nadie te obliga, pero todos lo hacen”, explica. Este espíritu de juego limpio, el “spirit of curling”, es una de sus características más valoradas. “No se trata solo de competir, sino de ser la mejor versión de uno mismo mientras se juega”, comentó.

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Actualmente, el grupo liderado por Belardo y Almada está finalizando los trámites para constituir oficialmente la Federación Argentina de Curling, un paso clave para poder afiliarse al Comité Olímpico Argentino y luego a la Federación Internacional (World Curling). El objetivo es ambicioso: competir internacionalmente en 2026.

Aunque el curling requiere pistas de hielo especializadas y equipamiento técnico —zapatos con suelas de teflón, escobas profesionales y herramientas para tratar el hielo—, Ramiro asegura que no es inaccesible. “El club donde juego en Estados Unidos es sin fines de lucro y se sostiene con cuotas accesibles y voluntariado. Lo importante es el compromiso”, explica.

Consultado sobre si este deporte podría adaptarse a la idiosincrasia argentina, Ramiro es optimista: “Las normas están claras. Si alguien quiere jugar curling, va a tener que adaptarse. No tengo dudas de que los argentinos pueden ser excelentes jugadores”.

Entrevista de Claudio Giglioni y Fernando Genesir