Camino a la Navidad
08/12/2025 | 14:30
Redacción Cadena 3
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Capioví, el pueblo navideño creado por la fuerza de toda una comunidad
En el corazón de Misiones, sobre la Ruta 12 y a mitad de camino entre Posadas y las Cataratas del Iguazú, Capioví vuelve a encender cada diciembre un espectáculo único en el país. Con menos de 10 mil habitantes, el pueblo se transforma en un destino que desborda espíritu navideño, creatividad comunitaria y una calidez que contagia a quienes lo visitan.
“Esto que hoy estamos viviendo es gracias a un grupo de gente”, dice con orgullo Sylvia Carolina Ramos, directora de Cultura y Turismo de Capioví. En diálogo con Cadena 3, recuerda que todo empezó hace 17 años, cuando “mamás, papás y niños del grupo de catequesis de la parroquia San Luis Gonzaga tuvieron la magnífica idea de decorar la parroquia”.
Aquella decoración inicial, hecha con botellas recicladas y pequeñas figuras artesanales, atrajo primero la curiosidad de pueblos vecinos y, con el tiempo, se convirtió en un fenómeno turístico que crece año tras año.
“Lo que tenían del año anterior lo reutilizaban y le iban agregando un poquito más”, relata. Así nació una tradición que no solo puso a Capioví en el mapa, sino que fortaleció un sentido de identidad y pertenencia que hoy se respira en cada rincón del pueblo.
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/Fin Código Embebido/Uno de los pilares de esta celebración es el compromiso con el ambiente. “El 90% de nuestro decorado es material reciclado”, destaca Ramos. Entre los elementos que se reutilizan están “foquitos LED, botellas, tapitas, bolsas de leche en polvo”, todo recolectado durante el año por vecinos que acercan sus materiales al taller de decoración.
Allí trabajan 10 empleados municipales encargados de estructuras, montaje e instalaciones eléctricas, junto a voluntarios que jamás faltan. “Muchos de ellos son los que empezaron hace 17 años —son adultos mayores— y vienen todos los días al taller a dedicar su tiempo”, cuenta Ramos, con evidente emoción.
Cada año, la puesta en escena cambia: “Nunca la decoración es igual ni está en el mismo lugar que el año anterior”. Por eso, quienes visitan Capioví temporada tras temporada descubren siempre nuevas figuras, nuevos senderos iluminados y nuevos mensajes festivos que envuelven al pueblo en una atmósfera mágica.
El montaje comienza a mediados de noviembre y el movimiento turístico se siente desde los primeros días. “A la tardecita ya se ve gente que empieza a venir a recorrer, a caminar, a mirar”, cuenta la funcionaria.
La inauguración oficial, realizada el fin de semana pasado, dejó un registro histórico: “Más de 10 mil personas en la plaza”, impulsadas por un espectáculo encabezado por Los Rancheros. “El miércoles ya no había alojamientos en Capioví”, admite Ramos, y explica que tuvieron que derivar visitantes a Ruiz de Montoya y Puerto Rico, localidades vecinas.
Durante diciembre, todos los sábados y domingos a partir de las 21 se realizan las tradicionales Veladas Navideñas con artistas locales y provinciales. Este año terminarán el 28 de diciembre, aunque la decoración permanecerá expuesta hasta principios de febrero, cuando el sol misionero comienza a desgastar las piezas.
El fenómeno navideño no se limita a los espacios públicos. El municipio impulsa activamente que los vecinos decoren sus viviendas. “Estamos insistiendo mucho en que la gente acompañe el trabajo del equipo de decoración”, explica Ramos. Y asegura que la respuesta se nota: “Cada año agregan alguna luz o algún adorno nuevo”.
La Navidad también se celebra en comunidad. “El 24 y el 31 nos juntamos en la plaza”, cuenta. “Es una fiesta comunitaria, familiar, muy bonita”, con DJs y una atmósfera íntima de pueblo que recibe la medianoche sin estridencias, pero con enorme calidez.
Para Ramos, lo que ocurre en Capioví “trasciende al color político y a las gestiones”. La continuidad de esta fiesta está asegurada porque “es lo que la gente quiere y por lo que nos eligen como destino turístico”. La Navidad —dice— se volvió parte de la identidad local.
“Queremos que la gente que venga a Capioví encuentre un lugar mágico, que los ayude por ahí a olvidarse de diferentes situaciones, y que se vayan con un mensaje de paz y armonía”, manifestó.
A 120 kilómetros de Posadas y 180 de Iguazú, el pueblo más navideño de la Argentina no solo deslumbra con luces y figuras gigantes: construye, entre todos, una comunidad que vive la Navidad como una obra colectiva, luminosa y profundamente humana.
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