Roberto Schreiner: "Gestionar el riesgo es estar preparados para lo inesperado"

Con la llegada del invierno, Córdoba se enfrenta a una de sus épocas más críticas: la de los incendios forestales. 

En una entrevista exclusiva para La Argentina Hoy, Roberto Schreiner, vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático, Catástrofe y Protección Civil de la provincia, detalló los desafíos que enfrentan los bomberos, los riesgos climáticos que marcan el calendario anual y la importancia de la prevención en una provincia vulnerable a los elementos de la naturaleza.

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A continuación la entrevista completa con Sergio Suppo:

Roberto, gracias por estar con nosotros. Recordanos, ¿cuáles son tus funciones específicas?

Soy vocero de la Secretaría de Gestión de Riesgo Climático, Catástrofe y Protección Civil de la provincia de Córdoba, además de jefe de Bomberos Voluntarios de Villa Allende. Mi rol implica comunicar y gestionar emergencias, que no solo incluyen incendios, sino también otros riesgos climáticos.

Las emergencias no avisan, a diferencia de eventos culturales que se pueden programar. ¿Cómo se gestiona el riesgo desde tu Secretaría?

Gestionar el riesgo es estar preparados para lo inesperado. Por ejemplo, en los hogares, usar una estufa sin tiro balanceado y cerrar todas las ventanas aumenta el riesgo de intoxicación por monóxido de carbono. Recomendamos dejar una ventana entreabierta un dedo para ventilar. También, tapar las rejillas de ventilación en casas con gas natural es peligroso; esas rejillas están para salvar vidas. Incluso actividades cotidianas, como conducir a 130 km/h en lugar de los 110 permitidos, incrementan el riesgo. La gestión implica preparación, desde tener aviones y brigadistas listos hasta asegurar combustible y agua.

Como periodistas, sabemos que hay noticias que se repiten según la época del año. ¿Cómo dividirías el calendario anual en función de los riesgos que enfrentan los bomberos?

Trabajamos contra los elementos de la naturaleza: fuego, agua y viento, que varían según la época. En verano, enfrentamos crecientes en ríos y lagos, como en el Champaquí, donde se pierde gente o hay ahogamientos. El año pasado, tuvimos cerca de 20 muertes por imprudencias, como tirarse en lugares prohibidos. Este año, la cifra bajó a ocho, pero no podemos bajar la guardia. En otoño e invierno, la sequía y las heladas generan la “época de incendios” en Córdoba, a diferencia del sur, donde los incendios ocurren en verano debido a la menor humedad.

¿Por qué hablas de “época” y no de “temporada” de incendios?

Decir “temporada” naturaliza el problema, como señaló Doña Jovita. Preferimos hablar de “época” porque los incendios están ligados a condiciones específicas, como la sequía y las heladas que secan la vegetación, dejándola “crocante de seco”. Esto ocurre en otoño e invierno en Córdoba, aumentando el riesgo de incendios forestales.

La población en las sierras de Córdoba ha crecido, lo que parece dar más visibilidad a los incendios. ¿Cómo ha cambiado esto la percepción y el impacto de los incendios?

Antes, los incendios quemaban pastizales sin tanta repercusión porque había menos casas. Ahora, con más población y comunicación en tiempo real, como WhatsApp o videos, los incendios tienen mayor impacto. Un ejemplo reciente fue un incendio en la Avenida Japón, donde vecinos de Villa Allende y La Calera nos alertaron rápidamente. La comunicación inmediata con los medios, como Cadena 3, ayuda a informar y coordinar respuestas.

En verano, además de crecientes, ¿qué otros riesgos enfrentan, como tormentas o vientos fuertes?

El cambio climático ha intensificado los fenómenos. Este año tuvimos vientos de hasta 130 km/h, que derriban techos o ramas, como un caso donde dos jóvenes fueron heridos por un árbol, uno de ellos fatalmente. Las alertas meteorológicas, que emitimos 48 horas antes, son cada vez más precisas y han sido clave para preparar a la población. Por ejemplo, las tormentas con granizo o fuertes vientos se concentran en áreas específicas, y la gente está respondiendo bien a estas advertencias.

Nos acercamos al invierno, la época de mayor riesgo de incendios en las sierras de Córdoba. ¿Cómo se perfila este período?

El año pasado tuvimos cerca de 700 incendios, muchos iniciados en marzo por heladas tempranas que secaron la vegetación. Este año, aunque hay humedad, las heladas están aumentando el riesgo. La “regla de los 30” —viento superior a 30 km/h, temperatura cerca de 30°C y humedad menor al 30%— crea condiciones ideales para incendios. Un ejemplo: un auto con un escape defectuoso o una amoladora pueden provocar un incendio, como ocurrió en Mendiolaza, donde evacuamos gente cerca de un shopping.

¿Qué es lo más peligroso para los bomberos al combatir incendios en las sierras?

La topografía, el viento y los microclimas que genera el incendio. Necesitamos información precisa y constante sobre cambios de viento, que puede complicar todo en minutos. En el Durazno, por ejemplo, tuvimos que sacar a los bomberos porque el viento cambió antes de lo previsto. La capacitación, la comunicación por radio y el apoyo del observatorio hidrometeorológico, con datos de universidades y la CONAE, son esenciales para actuar con seguridad.

¿Cómo salvan casas en estas situaciones?

Priorizamos salvar vidas, luego bienes y el medio ambiente. Rodeamos las casas con un “escudo humano” de bomberos, usamos aviones hidrantes y helicópteros con bambi buckets. El año pasado, aunque se quemaron 20 casas, salvamos miles gracias a protocolos estrictos y coordinación. Los pilotos de los aviones hidrantes, que aterrizan en pistas de tierra con 3.000 litros de agua, son héroes tanto como los bomberos en tierra.

¿Qué lleva a alguien a convertirse en bombero voluntario?

La vocación de ayudar y proteger el entorno, como el monte o las propiedades. Muchos se acercan a los cuarteles al ver que pueden salvar no solo su casa, sino las de otros y el medio ambiente. Es un compromiso que no prioriza sobre la familia, pero implica sacrificios, como dejar un casamiento o viajar 15 días a combatir incendios en el Bolsón o Chile.

¿Cómo prevenir incendios en esta época?

El 95% de los incendios son por negligencia o intencionalidad, como quemar pasturas o usar herramientas como amoladoras. Está prohibido hacer fuego hasta el 31 de diciembre por la emergencia ambiental. Hay que evitar cualquier actividad que genere chispas, como caños de escape defectuosos. La sociedad está más consciente, pero necesitamos seguir educando.

Para cerrar, ¿un libro que recomiendas?

Terriántropos de Santiago Drueta, un relato creativo sobre la primera guerrilla en Argentina. Es una lectura reciente que vale la pena. 

Entrevista de Sergio Suppo.