Contexto
14/05/2019 | 13:12 |
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Carlos Sagristani
Juan Schiaretti habló con la intención de sacarse de encima las presiones para que defina qué cartas jugará en las elecciones nacionales.
“Yo me debo al pueblo cordobés”, dijo para cortar las especulaciones sobre su eventual postulación a la presidencia.
El interés periodístico surge de conjeturas, pero también de los deseos expresados en la informalidad por dirigentes del peronismo federal y por algunos empresarios con membresía en el Círculo Rojo.
Ocurre que hasta ahora Roberto Lavagna no progresa en las encuestas y Sergio Massa, que tampoco lo logra, no genera confianza. Creen, en cambio, que el millón 300 mil votos que le dieron el triunfo a Schiaretti en el segundo distrito electoral del país puede ser el cimiento de un proyecto presidencial competitivo.
Schiaretti nunca buscó instalación presidencial en los medios y los círculos de interés porteños, porque nunca se planteó como presidenciable. Y lo recordó en sus declaraciones de hoy.
El dirigente cordobés no lo reconoce en público pero cree que romper la grieta exige remontar una cuesta demasiado empinada y con escasas chances de éxito.
La agenda política nacional
Los allegados resumen en dos puntos la agenda política inmediata del gobernador reelecto.
Hoy dijo que no es –como se le endilga– el “gran armador” del peronismo federal. “Es un espacio horizontal y yo soy uno más”, argumentó. “Ya llegará el momento de hablar de las elecciones nacionales y ahí daré mi opinión”, completó.
Cuando llegue ese momento, Schiaretti insistirá en que Lavagna, Massa y Urtubey diriman su intransigencia en las Paso de Agosto.
Apuesta al poder territorial
Comprometerá su apoyo y el del grupo de gobernadores que lidera al ganador. Pedirá a cambio que los precandidatos bendigan una lista única de postulantes a legisladores nacionales en cada distrito, consensuada con los jefes políticos territoriales.
Schiaretti entiende que el nuevo presidente tampoco tendrá mayoría propia en el Congreso y por eso los gobernadores pueden “seguir siendo los garantes de la gobernabilidad en el país”, antes y después de diciembre.
Sostiene que tampoco habrá gobernabilidad en las Provincias “sin federalismo”. O sea sin poder de negociación de los gobernadores.
Cuestión de límites
En sus declaraciones de esta mañana trazó las fronteras del espacio alternativo –al que imagina como Lavagna con socialistas, Gen y radicales disidentes adentro–. “El kirchnerismo es otro espacio”, delimitó.
En cambio, Schiaretti ya hizo dos guiños a Macri.
El domingo defendió la disciplina fiscal y el cumplimiento de la deuda, dos puntos cruciales de los diez que el presidente sometió al diálogo. Hoy dio otra señal hacia el centro: “Si el presidente nos invita a discutir su propuesta, allí estaremos”.
Lavagna cree que puede pescar votos en el electorado blando de Cambiemos hoy descontento con la economía.
Schiaretti, también –de hecho el domingo cobró algunas divisas en esa ventanilla–. Pero le interesa, sobre todo, preservar su poder de negociación con el presidente de turno.