Cumbre del Clima en Madrid.

Cuidado del planeta

Fracasa la Cumbre del Clima: el negacionismo vota colapso

16/12/2019 | 10:19 |   

Adrián Cragnolini

El escepticismo que rodeó el comienzo de la Cumbre del Clima de Madrid hace quince días se ha visto lamentablemente confirmado tras la decepcionante Declaración Final que a duras penas pudo cerrarse en las primeras horas del domingo.

La sostenibilidad de la vida en el planeta tal como la conocemos es un desafío global que exige un enfoque multilateral muy cercano a la unanimidad, o al menos con la decidida implicación de los países mas contaminantes: EEUU, China, India y Rusia.

Nada de eso fue posible en Madrid. Los intereses corporativos de los sectores económicos más perjudiciales para la futura habitabilidad de la Tierra y la complicidad de los gobiernos que basan su desarrollo en estas actividades industriales depredadoras de recursos no renovables han impedido que se adoptaran medidas concretas y ambiciosas para evitar el colapso ambiental que pronostican abrumadoramente las proyecciones científicas.

Lamentablemente, el texto final aprobado al cierre de la COP25 contiene una tímida llamada a acelerar y ampliar con urgencia los planes de reducción de emisiones de los países a partir del año próximo. Y poco más. Muy lejos de las expectativas de los optimistas, muy cerca de lo que esperaban los negacionistas de la crisis climática.

Además, veníamos mal y en esto llegó Bolsonaro, que sumó a Brasil al bloque de los anticrisis. 


Del otro lado todos se sumieron en la tristeza y perplejidad. Como muestra, el secretario general de la ONU, que esperaba que los grandes países contaminantes cambiaran de rumbo. Sin embargo."la comunidad internacional perdió una oportunidad importante para mostrar mayor ambición", se ha lamentado Antonio Guterres, quien a pesar de ello animó a seguir la lucha ambientalista.

Toda opción de cambio se traslada ahora a Glasgow, sede de la próxima Cumbre del Clima dentro de un año. Doce meses más en los que seguirá creciendo el CO2 en la atmósfera, la acumulación de plástico en los mares, la contaminación de los suelos agropecuarios, la explotación de combustibles fósiles, el deshielo acelerado de los casquetes polares y glaciares milenarios y una interminable lista de decisiones humanas que acelerarán la degradación de nuestro hogar común.

La única esperanza es la persistencia y crecimiento de la conciencia individual, aglutinada en los movimientos sociales que dinamizan el cambio de paradigma económico y cultural impostergable para permitir que las generaciones futuras puedan continuar con la evolución de la especie. Queda claro que no es suficiente, pero la tendencia es creciente.

Es compromiso de los que estamos en este camino no dejarnos llevar por la decepción y contrariedad. Debemos incrementar nuestros hábitos sostenibles y hacer pedagogía entre quienes nos rodean, mantenernos informados de los avances y alertas de los miles de científicos que vienen anticipando con notable precisión lo que le viene pasando al planeta.