El papa Francisco se presentó este domingo en el balcón de la basílica de San Pedro. (Foto: Reuters)

Mensaje pascual del Papa

El Papa Francisco clama por libertad religiosa y la paz mundial desde San Pedro en Pascua

20/04/2025 | 08:20

A pesar de su reciente hospitalización, el Papa Francisco decidió asistir físicamente a esta significativa celebración para los católicos de todo el mundo, donde reafirmó la necesidad de libertad religiosa.

Redacción Cadena 3

El Papa Francisco, a pesar de estar convaleciente tras una infección respiratoria, se presentó este domingo en el balcón de la Basílica de San Pedro para impartir la tradicional bendición "Urbi et Orbi", donde hizo un enfático llamado a la libertad religiosa, esencial para lograr la paz mundial. Ante una multitud de 35.000 fieles reunidos en la plaza, el pontífice de 88 años, aunque en silla de ruedas, se mostró presente al dejar que un colaborador leyera su mensaje pascual.

Francisco afirmó: "No puede haber paz sin libertad de religión, libertad de pensamiento, libertad de expresión y respeto por las opiniones de los demás". A pesar de su reciente hospitalización debido a una neumonía bilateral, decidió participar en esta celebración tan importante para la comunidad católica global.

Aquella mañana, el Papa, que había delegado la lectura de sus mensajes durante la Semana Santa por sus problemas respiratorios, se mostró visiblemente debilitado pero comprometido como líder espiritual. La misa del Domingo de Resurrección fue celebrada por el cardenal Angelo Comastri, mientras Francisco se limitó a desear una "Buena Pascua" antes de la bendición.

Durante su mensaje pascual, el pontífice realizó un vigoroso llamado a cesar el fuego en el conflicto de Gaza, abogando por la liberación de los rehenes y la vital asistencia humanitaria para los afectados. También expresó su preocupación por el "creciente clima de antisemitismo que se difunde en todo el mundo" y por la angustiante situación de la comunidad cristiana en Gaza, que enfrenta un terrible conflicto dejando muerte y destrucción, generando una crisis humanitaria trágica e indignante.

El Papa también criticó la creciente carrera armamentista mundial, afirmando que "la paz tampoco es posible sin un verdadero desarme" y pidió a los líderes políticos que "no cedan a la lógica del miedo que aísla", instándolos a usar los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y fomentar iniciativas de desarrollo.

Francisco condenó específicamente los ataques a hospitales y trabajadores humanitarios, recordando que "lo que está en la mira no es un mero objetivo, sino personas con alma y dignidad".

En un hecho significativo, el Papa recibió brevemente al vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, en la residencia de Casa Santa Marta, para intercambiar saludos y felicitaciones por la Pascua. Esta reunión, aunque fugaz, refleja las complejas relaciones entre la Santa Sede y la administración estadounidense.

A pesar de su estado de salud, el Papa ha intentado continuar con diversas actividades. El sábado previo, sorprendió a los fieles al acudir a rezar a la Basílica de San Pedro antes de la Vigilia del Sábado Santo y, durante la Semana Santa, visitó la cárcel romana de Regina Coeli.

En la homilía que fue leída por el cardenal Comastri durante la misa del Domingo de Resurrección, Francisco mencionó que Jesús "llora las lágrimas de quien sufre", invitando a los fieles a "no instalarse tranquilamente en alguna seguridad religiosa" sino a "ver más allá para descubrir a Jesús".

El Papa sorprendió a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro al recorrer la plaza en el papamóvil tras la bendición Urbi et Orbi del Domingo de Resurrección. Con el evidente deseo de saludar personalmente a los cerca de 50.000 asistentes, durante la bendición, se sentó en su silla de ruedas y sin las cánulas de oxígeno, deseando una "Buena Pascua" y delegando la lectura del mensaje pascual en el maestro de ceremonias, Diego Ravelli.

Posteriormente, y de forma inesperada, recorrió la Plaza de San Pedro en el papamóvil, deteniéndose para bendecir a algunos niños. Aunque se notaba cierta dificultad en sus movimientos, su presencia generó gran emoción entre los asistentes.

Este acontecimiento se suma a la sorpresa del sábado, cuando Francisco asistió a la Basílica de San Pedro para rezar antes de la celebración de la Vigilia del Sábado Santo, donde saludó a grupos de peregrinos presentes.

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