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03/05/2025 | 07:17
Redacción Cadena 3
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Domenico Battaglia o “Don Mimmo”, cardenal de los márgenes con ecos de Francisco
En las calles de Nápoles, lo llaman “Don Mimmo”, un apodo que refleja la cercanía de un pastor que prefiere los márgenes al centro del poder.
Domenico Battaglia, cardenal arzobispo de Nápoles desde 2020, ha emergido en las últimas horas como un nombre en las previsiones para el cónclave que elegirá al sucesor de Papa Francisco.
A sus 62 años, este hijo de un pequeño pueblo calabrés encarna los valores de una Iglesia pobre para los pobres, con un perfil que combina humildad, compromiso social y una voz firme contra las injusticias, lo que lo convierte en un potencial “papabile” en un momento de incertidumbre para la Iglesia Católica.
Domenico Battaglia nació el 20 de enero de 1963 en Satriano, un pueblo de la región de Calabria, al sur de Italia, conocido por su pobreza y sus desafíos sociales.
Hijo de una familia modesta, creció en un entorno donde la fe y la solidaridad eran pilares.
Su vocación sacerdotal se gestó en la adolescencia, influenciada por su contacto con comunidades religiosas y su sensibilidad hacia los más necesitados. Ingresó al seminario y fue ordenado sacerdote en 1988, a los 25 años, para la diócesis de Catanzaro-Squillace.
Desde sus primeros años como cura, Battaglia se destacó por su trabajo con los marginados.
Durante más de dos décadas, dirigió el Centro Calabrés de Solidaridad, una organización dedicada a la rehabilitación de personas con adicciones.
Su labor lo llevó a convivir con drogadictos, presos y excluidos, lo que le llevó a ganarse el respeto por su capacidad de escuchar y acompañar.
Este período forjó su identidad como un sacerdote de “periferia”, un término que resonaría años después con el pontificado de Francisco.
En 2016, el papa Francisco nombró a Battaglia obispo de Cerreto Sannita-Telese-Sant’Agata de’ Goti, una diócesis rural en Campania.
Allí, su estilo directo y su cercanía con la gente comenzaron a destacar.
En 2020, Francisco lo designó arzobispo de Nápoles, una de las arquidiócesis más importantes de Italia, con una rica tradición religiosa pero también marcada por la pobreza, el crimen organizado y la desigualdad.
En 2023, el Papa lo elevó a cardenal, un reconocimiento a su labor pastoral y su alineación con la visión de una Iglesia en salida.
En Nápoles, Battaglia enfrenta desafíos complejos. Su lucha contra la Camorra, la mafia napolitana, lo convirtió en una figura de referencia moral.
Ha denunciado públicamente el poder de las organizaciones criminales, llamó a los jóvenes a resistir la seducción del dinero fácil y promovió iniciativas para generar empleo y educación en barrios marginales. En una homilía de 2021, afirmó: “La verdadera revolución nace del corazón, no de las armas. Nápoles merece ser liberada por el amor, no por la violencia”.
Su valentía le ha valido tanto admiración como amenazas, un riesgo que comparte con otros líderes eclesiales en regiones dominadas por el crimen.
Battaglia también impulsó proyectos sociales, como comedores para personas sin hogar y centros de acogida para migrantes, lo que refleja su compromiso con los “últimos”, como él los llama.
Su liderazgo en la pastoral juvenil y su énfasis en la sinodalidad —un proceso de escucha y diálogo promovido por Francisco— lo consolidan como un pastor innovador y accesible.
La mención de Battaglia como papable ha sorprendido a muchos, dado que no figuraba en las listas tradicionales de candidatos al papado.
Sin embargo, su nombre ha ganado tracción en las semanas previas al cónclave del 7 de mayo de 2025, tras la muerte de papa Francisco.
A sus 62 años, Battaglia es relativamente joven para un cónclave, lo que podría ser una ventaja para quienes buscan un papado largo y dinámico, pero un obstáculo para cardenales que prefieren un líder de transición tras los 12 años de Francisco.
Su falta de experiencia en la Curia Romana y su red limitada entre los cardenales electores —solo conoce personalmente a una fracción de los 135 votantes— podrían limitar sus posibilidades.
Sin embargo, su perfil como pastor de periferia, su compromiso con los pobres y su cercanía al estilo de Francisco lo convierten en un candidato atractivo para quienes desean continuidad.
Según fuentes vaticanas, Battaglia es visto como un “unificador” capaz de tender puentes entre progresistas y moderados, aunque su postura firme contra el crimen y su énfasis en la justicia social podrían generar resistencia entre sectores conservadores. En un artículo reciente, el Catholic Herald señaló que los papabili suelen ser figuras con “reputaciones, posiciones e influencia”, cualidades que Battaglia ha cultivado en Nápoles, aunque su proyección global es aún incipiente.
El apodo “Don Mimmo” no solo refleja su humildad, sino también su capacidad para conectar con la gente común, un rasgo que recuerda a Francisco. Al igual que el Papa argentino, Battaglia ha priorizado la pastoral sobre la burocracia, viviendo en un apartamento sencillo en Nápoles y evitando los lujos asociados con su cargo. En 2022, cedió parte de su residencia arzobispal para alojar a familias necesitadas, un gesto que resonó ampliamente.
Si Battaglia llegara a ser elegido Papa, enfrentaría retos colosales: desde la reforma de la Curia Romana hasta la polarización dentro de la Iglesia sobre temas como el celibato, el rol de las mujeres y la inclusión de minorías. Su experiencia en Nápoles sugiere que optaría por un liderazgo dialogante, pero firme, inspirado en el mandato de Francisco de “construir puentes, no muros”.
Domenico Battaglia representa una Iglesia que camina con los olvidados, un eco del Evangelio que lo ha guiado desde Satriano hasta Nápoles. Aunque su candidatura al papado es especulativa, su emergencia como papabile subraya el impacto de Francisco en la renovación del Colegio Cardenalicio, donde figuras de las periferias han ganado protagonismo.
En un cónclave marcado por la incertidumbre, “Don Mimmo” podría ser una sorpresa, recordando la máxima romana: “Quien entra como Papa, sale como cardenal”.
Por ahora, su voz sigue resonando como un llamado a la justicia y la esperanza en un mundo fracturado.
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