La universidad de Harvard lidera la resistencia a los ataques de Trump.

Batalla cultural

David contra Goliat: ¿Serán las universidades las que tuerzan el brazo a Trump?

03/05/2025 | 08:23

Desde su segundo mandato, el magnate intensificó su ofensiva contra las casas de altos estudios: congeló fondos federales, atacó programas de diversidad y amenazó con revocar estatus fiscales. Instituciones como Harvard lideran una resistencia legal y colectiva que podría frenar al presidente.

Redacción Cadena 3

Un enfrentamiento sin precedentes sacude la educación superior en Estados Unidos. El presidente Donald Trump, en su segundo mandato, ha declarado una guerra abierta contra universidades de élite, a las que acusa de promover “ideologías antisemitas, antiamericanas y marxistas”.

Con medidas como el congelamiento de miles de millones en fondos federales y amenazas de revocar estatus fiscales exentos, la administración busca reformar lo que llama “campus woke”.

Sin embargo, universidades como Harvard, Columbia y más de 100 instituciones han respondido con demandas, alianzas estratégicas y una defensa férrea de la autonomía académica. ¿Serán las universidades las que, esta vez, hagan retroceder a Trump?

Una ofensiva sin cuartel

Desde que asumió su segundo mandato en enero de 2025, Trump viene implementando una serie de medidas contra las universidades, centradas en tres frentes: financiación, diversidad e inmigración.

Según un informe de The New York Times publicado el 30 de abril de 2025 por Joanna Kulesza, la administración ha congelado o amenazado con cancelar miles de millones en fondos federales para investigación, afectando a instituciones como Harvard y Columbia.

Un estudio de la American University, citado en el mismo artículo, advirtió que estas restricciones podrían causar un daño económico a largo plazo equivalente a una recesión mayor.

El caso de Harvard es emblemático. El 28 de abril de 2025, la administración anunció una investigación contra la Harvard Law Review por presunta “discriminación racial” en la selección de artículos, horas después de que un juez federal aceptara acelerar una demanda de la universidad contra el congelamiento de 2.300 millones de dólares en fondos federales, según informó Reuters.

Trump también amenazó con revocar el estatus fiscal exento de Harvard, calificándolo de “merecido” en publicaciones en Truth Social, como reportó NPR el 2 de mayo de 2025.

La administración justificó estas acciones alegando que las universidades fomentan el antisemitismo, particularmente en protestas pro-palestinas, y promueven programas de diversidad, equidad e inclusión (DEI) que, según Trump, son “discriminatorios”.

Un fallo de la Corte Suprema de 2023 contra las políticas de acción afirmativa en Harvard y la Universidad de Carolina del Norte, destacado por The Guardian el 1 de mayo de 2025, es utilizado por la administración para ampliar su cruzada contra DEI.

Además, Trump restringió visas de estudiantes internacionales y exigió cambios en admisiones, contrataciones y currículos, según un reporte de Reuters del 2 de mayo de 2025.

La resistencia universitaria

Lejos de ceder, las universidades han montado una resistencia coordinada. Harvard lidera el contraataque: demanda a la administración por “coacción inconstitucional” y “chantaje político”.

La universidad argumenta que el congelamiento de fondos, que incluye 2.200 millones de dólares para investigación médica y científica, es un abuso de poder, según informó CNN el 29 de abril de 2025.

En un gesto simbólico, Harvard renombró su oficina de DEI como “Comunidad y Vida en el Campus” y canceló celebraciones de grupos de afinidad en la graduación, aunque insiste en que no cederá en su autonomía.

Más de 100 universidades, incluidas Yale y Princeton, firmaron una carta rechazando el “uso coercitivo” de fondos federales.

En Rutgers, dos profesores propusieron un “pacto de defensa mutua” entre las 18 universidades de la conferencia Big Ten, que educan a 600.000 estudiantes, para ofrecer servicios legales y apoyo estratégico frente a presiones políticas, según informó The New York Times.

David Kirp, en un análisis publicado por The Guardian el 2 de mayo de 2025, comparó esta estrategia con una “OTAN de la educación superior”, sugiriendo que una alianza colectiva podría disuadir a Trump.

La resistencia también ha ganado aliados fuera de la academia. La gobernadora de Massachusetts, Maura Healey, calificó los recortes como un “ataque a la ciencia” que dañará la economía.

En ese sentido, señaló que cada dólar invertido en investigación genera de 2 a 3 dólares en crecimiento del PIB.. Organizaciones de derechos civiles han demandado a la administración por órdenes ejecutivas contra DEI, argumentando que discriminan a comunidades negras y transgénero, según informó The New York Times.

¿Un punto de inflexión?

El enfrentamiento plantea una pregunta crucial: ¿podrán las universidades torcerle el brazo a Trump?

Por un lado, la administración cuenta con el respaldo de sectores conservadores y el precedente de la Corte Suprema de 2023, que debilita las políticas de diversidad. William Jacobson, profesor de Cornell, afirmó en una entrevista con Fox News que Trump está desmantelando el “complejo industrial DEI”, un mensaje que resuena entre sus votantes.

Sin embargo, las universidades tienen a su favor recursos legales, financieros y un peso cultural significativo.

Harvard, con un fondo patrimonial de más de 50.000 millones de dólares, puede sostener una batalla prolongada.

Su negativa a ceder ha sido elogiada como un modelo de resistencia por David Kirp en The Guardia.

Además, la opinión pública no es unánime: protestas contra Trump han crecido, y la oposición, aunque fragmentada, incluye a demócratas, bufetes de abogados y sindicatos, según reportó The New York Times esta semana.

El precedente histórico también juega a favor de las universidades. En 2017, Trump enfrentó reveses legales en temas como el veto migratorio, lo que sugiere que los tribunales podrían limitar su alcance.

Un juez federal ya aceptó acelerar la demanda de Harvard, un primer paso en la batalla legal, según informó Reuters.

Un pulso con implicaciones globales

El resultado de este enfrentamiento tendrá repercusiones más allá de Estados Unidos. La congelación de fondos amenaza investigaciones en campos como el cambio climático, el cáncer y el VIH, de acuerdo a un análisis publicado por Nature el 29 de abril de 2025, lo que podría erosionar el liderazgo científico del país.

En un mundo donde China y Europa compiten por la supremacía tecnológica, las restricciones de Trump podrían debilitar a Estados Unidos a largo plazo.

Por ahora, las universidades han demostrado que no son un adversario fácil. Como señaló El País en un editorial del 20 de abril de 2025, “lo que busca el Gobierno es la subordinación, y eso es terrible y hay que resistirse”.

Si las instituciones logran mantener su frente unido, podrían no solo proteger su autonomía, sino también sentar un precedente contra el uso del poder ejecutivo para imponer agendas ideológicas.

En este David contra Goliat, el desenlace dependerá de la capacidad de las universidades para transformar su resistencia en una victoria legal y moral. 

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