Innovación en robótica
30/10/2025 | 14:11
Redacción Cadena 3
La cultura popular ha retratado a los robots como fríos, metálicos y amenazantes, diseñados para la dominación y no para la compasión. Sin embargo, en Georgia Tech, el futuro de la robótica se presenta como más suave, inteligente y orientado a la ayuda.
El último estudio del profesor Hong Yeo, publicado en Materials Horizons, investiga músculos artificiales impulsados por inteligencia artificial, fabricados con materiales que imitan la vida y sistemas de control inteligentes. Esta tecnología aprende del cuerpo y se adapta en tiempo real, creando movimientos que se sienten naturales, responsivos y seguros, ideales para la recuperación.
La robótica tradicional se basa en acero, cables y motores, pero rara vez captura las sutilezas del movimiento humano. La investigación de Yeo adopta un enfoque diferente, utilizando fibras estructuradas jerárquicamente, que son materiales flexibles construidos en capas, similares a los músculos y tendones. Estos pueden sentir, adaptarse e incluso "recordar" cómo se han movido anteriormente.
Yeo entrena algoritmos de aprendizaje automático para ajustar esos materiales flexibles en tiempo real, aplicando la cantidad adecuada de fuerza o flexibilidad para cada tarea.
"Estos músculos no solo responden a comandos", afirmó Yeo. "Aprenden de la experiencia. Pueden adaptarse y autocorregirse, lo que hace que el movimiento sea más suave y natural".
El resultado de esta investigación es profundamente humano. Para alguien que se recupera de un accidente cerebrovascular o la pérdida de una extremidad, cada movimiento deliberado no solo reconstruye la fuerza, sino también la confianza, la independencia y un sentido de identidad.
Una de las primeras aplicaciones en el mundo real es un guante prostético impulsado por músculos artificiales, un dispositivo que actúa más como una mano que ayuda que como una herramienta mecánica. Las prótesis tradicionales dependen de motores rígidos y movimientos preestablecidos, pero el diseño de Yeo refleja la entrega y la respuesta natural de un músculo real.
Dentro del guante, capas delgadas de fibras elásticas y sensores se contraen, giran y flexionan en sincronía con la intención del usuario. El guante puede ajustar la fuerza de agarre, reducir temblores y responder instantáneamente a los movimientos del usuario, devolviendo la destreza a la vida cotidiana.
Ese tipo de precisión es crucial en las tareas más pequeñas: abrochar un botón, levantar un vaso, tomar de la mano a un niño.
"Estos no son solo movimientos", dijo Yeo. "Son libertades".
Para Yeo, la idea de restaurar la libertad a través del movimiento ha impulsado su investigación desde el principio.
El trabajo de Yeo es profundamente personal. Su camino hacia la ingeniería biomédica comenzó con la pérdida: la muerte repentina de su padre mientras Yeo aún estaba en la universidad. Ese momento transformó su sentido de propósito, redirigiendo su enfoque de las máquinas que se mueven a las tecnologías que sanan.
"Inicialmente, pensaba en diseñar automóviles", dijo. "Pero después de la muerte de mi padre, desperté. Tal vez podría hacer algo que ayude a salvar la vida de alguien".
Ese propósito sigue guiando el trabajo de su laboratorio hoy, construyendo tecnologías que ayudan a las personas a recuperar lo que han perdido.
Sin embargo, lograr esa visión implica enfrentar algunos de los desafíos más difíciles de la ingeniería.
Crear músculos que imiten la vida no es fácil. Deben ser suaves pero fuertes, responsivos pero seguros. Y deben evitar activar el sistema inmunológico del cuerpo. Eso significa materiales de construcción que puedan sobrevivir dentro del cuerpo y aprender a pertenecer allí.
"Siempre pensamos no solo en la función, sino en la adaptabilidad", dijo Yeo. "Si va a ser parte del cuerpo de alguien, tiene que trabajar con ellos, no en su contra".
Su equipo calibra estas fibras sintéticas como instrumentos de precisión: probadas, ajustadas y re-tuneadas hasta que operan en sincronía con los movimientos naturales del cuerpo. Con el tiempo, desarrollan una especie de "memoria muscular", adaptándose fluidamente a las condiciones cambiantes. Esa adaptabilidad dinámica, explicó Yeo, es lo que separa una máquina de una prótesis que realmente se siente viva.
Resolver problemas tan complejos requiere más que una sola disciplina. Necesita un ecosistema completo de colaboración. El laboratorio de Yeo reúne a expertos en ingeniería mecánica, ciencia de materiales, medicina y ciencias de la computación para diseñar dispositivos más inteligentes y seguros.
"No se puede resolver este tipo de problema en aislamiento", dijo. "Necesitamos todo: polímeros, inteligencia artificial, biomecánica, trabajando juntos".
Su equipo ahora trabaja en estrecha colaboración con proveedores de atención médica y socios de la industria para llevar estos dispositivos del laboratorio a la vida de los pacientes.
El futuro de la robótica, según Yeo, no estará definido por la potencia o la complejidad, sino por la sensación.
"Si se siente extraño, la gente no lo usará", dijo. "Pero si se siente como parte de ti, es cuando realmente puede cambiar vidas".
Es lo opuesto a The Terminator, donde las máquinas nos reemplazan. Yeo está diseñando estas máquinas para ayudarnos a recuperar nuestra esencia.
Más información: Saewoong Oh et al, Empowering artificial muscles with intelligence: recent advancements in materials, designs, and manufacturing, Materials Horizons (2025). DOI: 10.1039/d5mh00236b
Tae Woog Kang et al, Soft Nanomembrane Sensor-Enabled Wearable Multimodal Sensing and Feedback System for Upper-Limb Sensory Impairment Assistance, ACS Nano (2025). DOI: 10.1021/acsnano.4c15530
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