Sebastián Viberti, un señor del fútbol y de la vida

Grandes del deporte

Sebastián Viberti, un señor del fútbol y de la vida

27/11/2021 | 14:17 | El cordobés era un “5” como los de antes, dueño de la mitad de la cancha en Huracán y Málaga, donde se convirtió en el máximo ídolo de la institución. Nuestro homenaje.

Jorge Parodi

Audios

Sebastián Viberti, un señor del fútbol y de la vida

Sebastián Viberti, fue un Señor del fútbol y de la vida.

Tan grande dentro, como fuera de una cancha de fútbol.

Viberti fue amo y señor de la mitad del campo de juego.

Era un 5 como los de antes, alto, de pelo largo, con juego pausado, preciso y algo lento.

En la Universidad de los potreros, con sede en Jesús María, había cursado una Licenciatura en la administración inteligente de la pelota, sabía tutearse con ella y además, era un buen cabeceador.

Viberti fue un volante central con vocación ofensiva, que también se asomaba al gol.

“El Pelado” tenía voz de mando, presencia, personalidad, pero además jugaba.

Era un zurdo de 1,87 mts, que manejaba ambos perfiles.

En su vida privada, en cambio, tenía un perfil único e inconfundible: el de la buena gente.

Era generoso y sincero. Humilde y firme en sus principios.

Honesto, frontal y calentón, lo que a veces le causó inconvenientes.

Sebastián Viberti, es sin dudarlo, el ídolo más grande del Málaga de España y una figura inolvidable en Huracán.

Estuve en Málaga en 2003 y comprobé in situ, que lo que me contaban era cierto: el nombre de Viberti abría puertas de par en par, descorchaba gratos recuerdos y una sincera admiración entre los habitantes de esa hermosa Costa del Sol española.

Hoy su hijo Martín, periodista y técnico de fútbol, mantiene la imagen intachable de su padre, desarrollando su trabajo en la Secretaría Técnica del Málaga.

La familia de Sebastián Humberto Viberti, es de origen piamontés.

Sebastián nació en El Crispín, departamento Río Primero, provincia de Córdoba, en el año 1944.

“El Pelado” fue el menor de tres hermanos.

La mudanza de la familia desde El Crispin a Jesús María se produjo en un viaje en sulky, cuando Sebastián tenía 4 o 5 años.

Los Viberti vivían en la calle Nemesio González 285 y la mamá puso una peluquería.

Desde los 13 años jugó en Talleres de Jesús María junto con su compinches y amigos de la vida, Tomás Monserrat y Nelter Leigener.

En esa ciudad del norte de Córdoba, donde pasó su infancia y su adolescencia feliz, Viberti es una leyenda.

El “Pelado” es motivo de orgullo legítimo en la ciudad del Festival de Doma y Folklore, que inició su primera edición un par de años después de su incorporación a Huracán de Parque Patricios.

Como coterráneo de Viberti, crecí escuchando hablar sobre él, de sus partidos en el desaparecido Talleres (hoy Alianza), jugué en el potrero, en la canchita en la que se crió y que llevaba su nombre, entre las calles Gral. Cabrera y Vicente Agüero.

Con el tiempo “El Pelado” Viberti (como le decíamos en Jesús María) tuvo un trato afectuoso, sincero y paternal, con este cronista, creo que no llegué a decirle lo que significó para nuestra ciudad, tal vez porque su humildad no me lo hubiera permitido.

Siempre volvía a comer un asadito con los amigos de la adolescencia como Casimiro Martínez y el “Gordo” Pécora.

En 1962, a los 18 años, pasó a San Lorenzo de Córdoba (“Los Turcos” de barrio Las Flores) En ese club fue dirigido por el ídolo de la institución Llamil Simes.

El día que fue a probarse lo hizo con alpargatas y se comió la cancha.

Sus compañeros cuentan que en el primer partido del campeonato, estando en el banco, se levantó y empezó a retarlos: “¡Vamos! ¡Levántese las medias que parecen un equipo de barrio!”, les decía a los gritos el novato de casi 18 años, recién incorporado, mostrando su enorme personalidad.

Estuvo un año y don Manuel Giúdice lo recomendó a Huracán que lo adquirió en 800.000 pesos.

Debutó en 1963, frente a Atlanta que tenía en el arco a un tal Hugo Orlando Gatti.

En Huracán jugó siete temporadas hasta 1969, disputó 116 partidos con la casaca del “Globito”, donde convirtió 12 goles.

Viberti se ganó el cariño y el reconocimiento de todos por su talla de gran jugador y por su don de gente.

Su protagonismo provocó el interés de River, con el que tenía todo arreglado, pero un cambio en la cúpula directiva de Huracán frustró la operación.

En 1967 fue convocado para jugar para la selección en el sudamericano de Montevideo, donde Argentina fue subcampeón.

En ese año integró un equipo del Resto del Mundo donde estuvieron entre otros Eusebio, Gento y Borja.

En 1969 llegó a Huracán una oferta de 35 millones de pesos, que resultó irresistible para las arcas del “Globito”.

Viberti llegó a España acompañado por el gerente de Huracán, pero se olvidaron llevar los botines. “El Pelado” calzaba 46, y no encontraron en Málaga un par de ese número, por lo que tuvieron que encargarlo a Madrid.

Así es como Sebastián Viberti pasó a ser “el Patón” para toda Málaga.

Como el Presidente del club no sabía nada de fútbol, le hicieron jugar un partido de prueba contra el Granada, para ver si quedaba, de mala gana el “Pelado” aceptó por consejo de su esposa.

Ese día Viberti la rompió y no quedaron dudas de su jerarquía.

Debutó con la casaca albiazul el 30 de noviembre de 1969 convirtiendo un gol frente al Español de Barcelona.

En esa primera temporada Viberti jugó 22 partidos y convirtió 8 goles.

La prensa de España hablaba del Málaga de Viberti.

En la última jornada del campeonato “el Pelado” hizo dos goles frente al Bilbao y celebró el ascenso.

Comenzaba el romance con la parcialidad del Málaga.

Viberti jugó cuatro temporadas en gran nivel, en el mejor momento del Málaga de su historia, siendo protagonista junto a los grandes del fútbol español.

Sebastián Viberti fue y es el ídolo mayor del Málaga.

Realizó campañas históricas con el club.

Estuvo a punto de pasar al Real Madrid.

Ascendió siendo la figura del equipo.

Cuentan las crónicas periodísticas de aquellos años que los jóvenes se dejaban el pelo largo imitándolo y que Viberti no podía dar un paso por la calle sin ser agasajado por los malaguistas.

En sus últimas temporadas en el club empezó a tener problemas con el DT Marcel Domingo, y decidió dejar el club, pese a que el público había tomado partido por el volante argentino.

Alguna vez nos contó que el día de su adiós al Málaga decidió dar un paseo sólo por el estadio de La Rosaleda, a oscuras.

Antes de irse le ofrecieron hacerse cargo de la cantera del club, pero él prefirió seguir un tiempo más como futbolista.

En la temporada 74-75 jugó en la segunda división de España en el Gimnastic de Tarragona y un año después se retiró después de jugar 7 partidos para Belgrano, ya con 32 años.

A su retiro dirigió al Vélez Málaga, donde tuvo entre sus jugadores al actor Antonio Banderas, quien siempre dijo que además de ser un gran técnico, Viberti fue su ídolo.

Banderas afirmó, también, que Sebastián Viberti era el Picasso del fútbol.

Cuando Viberti se retiró, en 1977 dirigió a Belgrano, de gran campaña en ese Nacional, en el que Talleres fue subcampeón.

Terminó segundo en su zona detrás del Independiente campeón a quien venció, quitándole el invicto por 2 a 1, en Alberdi.

Un futbolista que, como él, surgió en Jesús María: Juan Cantarutti, ese día borró a Ricardo Bochini.

Viberti, volvió a España y en la temporada 78-79 ascendió al Málaga.

Luego dirigió a Estudiantes de Río Cuarto en el 82 y a Talleres entre los años 86 y 87.

Desde el año 87 hasta el 89 estuvo un tiempo en Huracán, logrando buenos resultados.

Después fue DT de Instituto, pero padeció de un problema cardíaco que lo obligó a retirarse de la dirección técnica

Durante muchos años, Integró “Línea de Cuatro” un programa deportivo de TV, en el canal Showsport de Córdoba.

Sebastián Viberti fue durante algún tiempo Secretario de Deportes de la Provincia de Córdoba, a principios de los 90.

En Málaga, en 2007 se inauguró una Glorieta, al lado del Estadio La Rosaleda que lleva su nombre.

El 24 de noviembre de 2012, con 68 años, Viberti falleció después de sufrir un infarto. En Málaga, ese día, el estadio entero lo ovacionó a los cinco minutos (porque ese era su número de camiseta) y el equipo salió a la cancha con un brazalete negro en señal de duelo.

La Puerta número 5 del Estadio La Rosaleda lleva su nombre.

“El Pelado” Viberti, fue un grande sin vueltas.

Un 5 con personalidad y voz de mando.

Un zurdo que tuteaba a la pelota.

Un gringo sincero, afectuoso, humilde y honesto.

“El Pelado” fue el mayor ídolo del Málaga que siempre lo tiene presente.

Se ganó un lugar en la historia de Huracán.

Se apoderó del corazón de todos los que lo conocimos.

Sin rodeos, sin vueltas, sin hipocresías, tal como era él: Sebastián Viberti fue un Señor del fútbol y de la vida.

Te puede Interesar

Copa Argentina

El equipo deportivo de Cadena 3 analizó el desempeño de los futbolistas en la victoria de Boca ante Argentinos Juniors por la semifinal del torneo. Mirá. 

Polémica en Boca

El técnico y el capitán del "Xeneize" desmintieron los rumores de un reto del ídolo y dirigente del club al plantel. "A veces, se inventan demasiadas cosas. El diálogo fue positivo", señalaron.

Nueva reglamentación

La decisión no modificará la definición de la final de la Copa Libertadores, este sábado, entre Flamengo y Palmeiras en el estadio Centenario de Montevideo.  

La muerte del "Diez"

Por Gabriel Rodríguez.