Cristina y la foto del G20

El Mundo en Argentina

Cristina y la foto del G20

26/11/2018 | 11:00 |

La ahora senadora Cristina Fernández encabezó junto a la brasileña Dilma Rousseff el Foro Mundial de Pensamiento Crítico, la contracumbre al G20. Antes, como presidenta, había participado de ocho G20.

Miguel Clariá

En el territorio de las anécdotas, CFK arrancó su participación en la selección global con un blooper: llegó tarde a la foto de todos los mandatarios. Con incomodidades y sonrisas, hubo que repetir la foto. Fue en Washington 2008 y al margen del episodio, en lo conceptual fijó una posición que mantendría: el mundo necesitaba otro capitalismo, sostuvo.


Un año después, en Londres, compartió el documento final pero lo cuestionó enarbolando lo que fue su bandera en el escenario internacional: ese texto, dijo, era un reconocimiento del fracaso del neoliberalismo.


En rigor, al margen de estética y retórica, Fernández de Kirchner mantuvo coherencia en sus participaciones.


De forma, porque mantuvo en sus exposiciones el estilo de sus extensas cadenas nacionales: tono didáctico, actitud de tensa paciencia para explicar a sus distraídos colegas qué estaba ocurriendo en el planeta y cómo deberían manejar a sus países.
También de fondo, porque al margen de consensuar documentos, en sus participaciones apuntó al fracaso del neoliberalismo. 


Una perla de las presencias de la ex Presidente en estas reuniones se dio en Cannes, 2011, cuando reclamó un capitalismo en serio, más regulado que reemplazara a lo que calificó de anarco capitalismo. "Nadie que me conozca de mis épocas universitarias podría creer que estoy proponiendo un capitalismo serio", ironizó en esa ocasión.


En cuestiones bilaterales, Fernández de Kirchner fue firme en el cruce que mantuvo en Mexico 2012 con el inglés David Cameron por Malvinas. El premier alegó que debía respetarse la autodeterminación de los kelpers y la presidenta argentina replicó entregando una carpeta con las resoluciones de Naciones Unidas instando al diálogo bilateral.


Menos coherencia tuvo, apretada por los barquinazos de su política exterior, en la relación bilateral con los Estados Unidos. Encandilada, primero, por el presidente Barack Obama, que en 2011 declaró: "Argentina y su presidenta, son amigos especiales de Estados Unidos".


Pero en la reunión de 2013, en San Petersburgo, tensiones comerciales y el conflicto sirio se habían colado en el escenario mundial y Cristina Fernández priorizó su vínculo con el ruso Putin. Fue la ocasión en que fijó posiciones más duras contra el neoliberalismo que la obsesiona.


En todo caso, como le imponían sus obligaciones, Fernández de Kirchner cumplió como activa participante de ocho de las diez cumbres del G20 durante sus dos mandatos y no pasó inadvertida. 


Compartió los documentos finales y las šfotos de familiaš. Se codeó con los poderosos del mundo y reclamó respaldo para los países, como Argentina, asfixiados por la falta de crédito. 


Hizo apología del populismo a lo Laclau y ofreció al mundo el modelo del socialismo latinoamericano del siglo 21 que aún no había entrado en su etapa de decadencia final. Pero, además, avaló la importancia y trascendencia de esos cónclaves que intentan  allanar los conflictos, evitar las situaciones extremas y al menos plantear, ya que no solucionar, dramas globales como las olas de migrantes y las crisis humanitarias.


La incoherencia, no menos notoria por lo previsible, es que una vez en el llano la ahora senadora encabezó la deslucida contracumbre.


Pablo Gentili, de la Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), definió en el discurso de apertura en Ferro: “la Cumbre del G-20 es una farsa, lo único que interesa es la foto”.  Tal vez sea cierto, pero CFK está en ocho de esas fotos.