Fuerte relato

Julieta Prandi: "Mi casa se convirtió en mi cárcel"

18/10/2019 | 17:33 | Luego de denunciar a su ex esposo por violencia familiar, la modelo reveló el sufrimiento que le tocó vivir con el padre de sus dos hijos. “Ya estás vieja, no servís para nada”, recordó que le decía.

Julieta Prandi habló por primera vez con el portal Infobae, tras denunciar a su ex marido Claudio Contardi por violencia familiar, y contó detalles del calvario que vivió junto al padre de sus dos hijos.

La modelo, de 38 años, se separó de Contardi en febrero pasado, pero recién el 9 de octubre radicó la denuncia después una conversación con su hijo mayor Mateo, de 8 años. Prandi también es mamá de Roco, de 4.

En el caso interviene el Juzgado de Familia Nº 3 de San Isidro.

Los extractos más significativos de la entrevista

"Hace más o menos una semana mi hijo Mateo me cuenta que hay una mujer viviendo en mi casa, en la casa que es mía y de mi ex, nuestra. Él se quedó en esa casa cuando me fui en febrero y esta mujer -Cynthia- resulta que vive ahí desde el mes de marzo. Es su pareja, pero a Mateo lo hacían decirme que era la niñera. Además, ella tiene una nena de doce años que comparte habitación con Mateo. Hay cuatro habitaciones en la casa, pueden tener un cuarto cada uno en el peor de los casos, pero los hacen compartir", relató Prandi.

La modelo también reveló que su ex se refiere a ella como “la yegua”, “la putita” o “la tilinga” delante de sus hijos y hace que ellos la llamen así. "Cuando yo lo llamo por teléfono a mi hijo el padre está supervisando esas conversaciones. Empezó a jugar este juego de hacer lo que siente que complace a su papá porque le tiene miedo. Después, en otro juego macabro, el padre le estaba enseñando que si algún día le tocara hablar con el juez, él tenía que decir que yo le pego. Me enteré de todo esto hace una semana más o menos. Por eso hice la denuncia de violencia familiar", detalló.

Luego de la denuncia, el juez declaró una perimetral, ni Julieta ni Claudio pueden acercares a menos de cien metros uno del otro. También, suspendió la pernoctada de los niños en casa de su padre.

Sobre el momento de la separación, la modelo relató: "Me fui en febrero del 2019. Todo el 2018 vivimos bajo el mismo techo con un montón de artimañas que él utilizó para retenerme. La primera era el diálogo, 'pensalo', no sé qué... La segunda fue la amenaza: 'Me voy a matar si terminamos'. La tercera fue: 'Esto fue una estafa de tu parte, un acto premeditado. Vos sabías que te querías separar y por eso esperaste a mudarnos'. Pasamos por todos los procesos. En un momento jugó con su salud diciendo que tenía un problema en el estómago, me hizo creer que tenía una enfermedad grave. A mitad de año, cuando ya vio que no había vuelta atrás y que mi decisión era una decisión tomada, llegamos a hablar de la parte económica. Le dije: 'Yo no tengo a dónde irme, esta es nuestra casa'.

Y prosiguió: “Me dijo 'yo de acá no me voy, y te vas a ir sola y sin los nenes... Si te separás yo me quedo con los nenes'. Después me dijo: 'Si alquilo Escobar, te alquilo algo a vos'. Escobar es nuestra casa donde vivíamos antes, en septiembre. Y yo me quedé esperando que alquilara Escobar sin saber que ya la había alquilado y que había cobrado todo por adelantado".

Cuándo empezó la violencia

Yendo al comienzo de la relación, comentó: "Estábamos juntos desde el 2008. Él tiene un primer hijo de un matrimonio anterior, que se llama Ezequiel. Ezequiel en ese momento estaba terminando la secundaria y se quería ir a vivir con su papá. Venía tanto a dormir a mi casa que terminamos viviendo los tres. Yo en ese momento alquilaba. En 2009, 2010, me compré mi departamento, en Libertador y Congreso".

"Me compro mi primer departamento y nos vamos ahí a vivir. Entonces quedo embarazada de Mateo. Al tiempito mi ex me dice: '¿Qué te parece si compramos algo más grande y en vez de darme tu 50 % en efectivo, ponemos tu departamento…?'. O sea, que yo le daba mi departamento como parte de ese pago, él ponía la otra parte y comprábamos uno más grande. Al tiempo me dice: 'Yo siempre le quise regalar a Ezequiel un departamento. En vez de comprarle uno, le pongo este a su nombre y después compensamos con el otro'. Y hace toda una compra-venta que no fue una compra-venta porque jamás me dio un peso. Hoy la casa es de Ezequiel que vive en ese departamento. Tengo la escritura que lo prueba. Y entonces compramos un departamento en Deheza y Libertador, frente a la ESMA, y cuando lo escrituró, lo puso a nombre de él y de su mamá. Nos casamos seis meses después de eso", narró.

Además, Julieta reveló que Claudio Contardi contaba con un poder especial que ella le había dado para manejar la cuenta bancaria donde depositaba el dinero por sus trabajos. En diciembre hizo que ese poder cesara.

"Ya con el embarazo de Roco yo estaba más o menos y él siempre fue una persona muy celosa, muy controladora, muy posesiva. No me dejaba actuar. Era una persona que me llevaba y me traía, no me dejaba manejar, controlaba mis tiempos, controlaba mis horarios", precisó.

Lo que rebalsó el vaso

"Cuando me llevó a vivir a Escobar mi casa se terminó de convertir en mi cárcel. Nunca quiso que yo manejara: que en la Panamericana se mata mucha gente, que el bebé, que no sé qué. Cuestión que Julieta no maneja, Julieta no sale, y ahí estamos dos años: 2016 y 2017. Finalmente lo convenzo de volver a comprar una casa en Martínez", recordó apesadumbrada.

"A mudarnos yo le dije que me quería separar. ¿Lo pensé antes? Sí, lo pensé antes, pero yo sabía que si se lo decía antes iba a quedar allá varada en la casa de Escobar. Esa es la realidad. En diciembre del 2018 yo ya había iniciado los trámites de divorcio. Ahí pasó algo definitorio", manifestó.

Julieta tenía un trabajo en Uruguay durante el fin de semana. El viernes, estando en su casa con su hijo y Lorena (una especie de niñera), le desaparece la billetera con todos sus documentos. Su pasaporte tampoco lo tenía porque se lo había llevado su ex marido a una embajada para hacer un visado (o al menos es lo que cuenta ella que le dijo Contardi). Sin ninguno de sus documentos, no podía viajar a trabajar. Al día siguiente decide irse igual, haciendo el trámite express de documento en el aeropuerto. Su ex marido la encara: “No podés irte, yo no me voy a quedar con los nenes”. Y no la deja ir. Julieta se queda.

Al día siguiente desaparece su teléfono. “Estaba desayunando y escucho que me dice ‘me voy a la farmacia con los nenes’. Cuando bajo, no estaban ni él, ni los nenes, ni mi teléfono. Yo estaba en pijama. Salí a la calle, me fui a un locutorio en la estación de Martínez y lo llamo por teléfono. Le digo que vuelva con mi teléfono urgente. Me dice que estoy loca. Entonces regresa a casa con los nenes y yo estallo: ‘¡Que aparezca mi teléfono porque van a ir todos presos!’. Entonces Mateo dice: ‘Papá, ¿por qué mamá dice que vamos a ir todos presos?’, y se larga a llorar. Entonces yo le expliqué a Mateo que no me refería a él sino a Claudio y a Lorena por lo que me habían hecho…”, cuenta Julieta. Mientras, su ex marido empezó a filmar a su hijo mientras lloraba y preguntaba eso.

El teléfono de Julieta apareció a las pocas horas metido en el freezer, escondido abajo de las carnes y completamente inutilizado.

Violencia psicológica

"'Ya estás vieja, vos qué vas a hacer sin mí... si no servís para nada'”, me gritaba. En el último tiempo, cuando discutíamos, me llegó a decir que si fuese un hombre, no me hubiese dejado un solo hueso sano. Y el último día yo desesperada le dije: 'Vos sos un hijo de puta y nunca me voy a olvidar lo que me dijiste', y él me respondió que yo no iba a cumplir más años, que iba a recibir una corona. Esa fue como la frase que terminó de aterrarme y que está en mi demanda de divorcio", confesó.

Julieta aclaró que Contardi nunca le pegó pero le gritaba pegado a su cara, en incluso debió encerrarse en el baño mientras él pateaba la puerta porque no quería que fuera a hacer un desfile a Pinamar.

Ya en febrero de este año, Julieta toma la decisión de irse. “Tuve que alquilar y él no me facilitó las escrituras de nuestras casas como garantía para poder alquilar este departamento”. La modelo tuvo que pedir un préstamo para poder comprar los muebles para el departamento donde vive hoy con sus hijos.

Prandi indicó que su ex aún no paga la cuota alimentaria que fijó la justicia, ni la prepaga, el colegio y llegó a sugerir que los nenes pasen del colegio privado a uno público.

"Yo a Mateo lo veo hoy y me veo a mi el año pasado: asustada, angustiada, con miedo, siendo un títere de alguien. Así viví mucho tiempo. Y hoy siento que es Mateo la víctima. Cuando yo estaba en mi casa y entraba él, me faltaba el aire. Siento que eso está pasando Mateo. Yo ya tuve miedo por mí, pero hoy no. Hoy tengo miedo por mis hijos", se sinceró.