China: no es Trump o Biden, es la hegemonía

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China: no es Trump o Biden, es la hegemonía

31/10/2020 | 14:56 | Algunos analistas creen que el 3 de noviembre se define la relación bilateral con el gigante asiático, otros aseguran que sobre la discusión de fondo hay consenso entre republicanos y demócratas. 

Marcos Calligaris

Los vínculos entre Estados Unidos y China han alcanzado su punto más bajo en décadas antes de las elecciones del próximo 3 noviembre, comicios que serán clave para una de las relaciones bilaterales más importantes del mundo.

Bajo la Administración Trump, se puso en marcha una especie de nueva Guerra Fría, esta vez con China en reemplazo de Rusia, y Washington ha impuesto sanciones a funcionarios chinos por cuestiones de derechos humanos en Xinjiang y Hong Kong, al tiempo que ha aumentado su compromiso con Taiwán, incluyendo la venta de armas. Al mismo tiempo, el esperado acuerdo comercial para poner fin a una prolongada guerra arancelaria se ha estancado y EE.UU. ha impuesto más restricciones a los medios de comunicación estatales chinos.

No obstante, hay quienes no ven en esto una Guerra Fría, sino "una negociación caliente" entre dos potencias. Así lo cree Diego Guelar, exembajador argentino en China y Estados Unidos, quien aseguró que "si gana un republicano o un demócrata, esta condición de negociación caliente va a seguir". Y es que tanto Guelar como numerosos especialistas sostienen que la discusión de fondo va más allá de quién ocupe la Casa Blanca o sea el secretario general del Partido Comunista chino. Estamos presenciando la disputa de la hegemonía mundial entre dos superpotencias, y no será con buenos modales.

Pekín, el señalado

Lo cierto es que el gigante asiático se ha convertido en una especie de villano preferido de la Casa Blanca. Sus tácticas comerciales son consideradas injustas y engañosas, su Gobierno es presentado como la incubadora de la pandemia del coronavirus, y sus empresas de tecnología (TikTok, Huawei, entre otras) son consideradas caballos de Troya.

Pero todo parece indicar que nada cambiará sustancialmente tras las elecciones estadounidenses. Joe Biden, quien lidera las encuestas, en uno de los debates se refirió al líder chino, Xi Jinping, como uno de los varios "matones" a los que Trump se ha acercado. Y a tono con su contrincante republicano, prometió adoptar una postura firme contra China.

En declaraciones a The Guardian, Cheng Xiaohe, profesor asociado de Relaciones Internacionales en la Universidad Renmin de China, aseveró días atrás que la relación entre ambos países "es muy mala y no volverá a donde estaba antes".

El de Xiaohe es un punto de vista que en EE.UU. muchos comparten. "Independientemente de quién se imponga en la elecciones, deberíamos esperar ver un incremento de las tensiones entre EE.UU. y China en una amplia gama de cuestiones económicas, políticas, geoestratégicas, de derechos humanos y de relación entre personas en los próximos años", señaló al mismo medio Wendy Cutler, quien fue subdirectora especializada en Asia de la Oficina del Representante de Comercio de EE.UU.

¿Pero cuál es el papel de Trump y qué podría aportar Biden como presidente? Echemos un vistazo.

Trump y el gigante asiático

En la campaña electoral, Trump ha insistido como un mantra en que será el más duro de los candidatos respecto a China. Al mismo tiempo, vinculó a su rival, el exvicepresidente Biden, con una época anterior de temeridad occidental, en la que los principales políticos y empresarios estadounidenses buscaban insistentemente integrar a la China comunista en la economía mundial, apunta The Washington Post. En opinión de la Administración Trump, esa fase de la globalización debilitó a la industria manufacturera estadounidense y es en gran medida responsable de los problemas económicos del país.

Trump se ha pasado los últimos años reclamando la reparación de ese desequilibrio. Desató una guerra comercial con el gigante asiático que escaló rápidamente con ambas partes aplicando aranceles recíprocamente. Un acuerdo inicial entre negociadores de Washington y Pekín en enero resultó en el levantamiento de algunos de esos gravámenes, pero las hostilidades estuvieron lejos de quedar atrás. El déficit comercial de Estados Unidos con China –que Trump prometió reducir en 2016– apenas ha cambiado cuatro años después.

Mientras tanto, las tensiones aumentan en otros frentes. Trump y sus aliados, en especial el secretario de Estado, Mike Pompeo, han avivado la idea de un enfrentamiento ideológico con Pekín, proyectando a China en sus discursos como el gran enemigo de la época, una potencia rival empeñada en la "hegemonía marxista". En ese punto, tanto republicanos como demócratas han tratado de castigar con sanciones a China por sus medidas en Xinjiang y Hong Kong, y con cierto éxito: la Administración Trump convenció a varios países europeos de rechazar al gigante tecnológico chino Huawei.

No obstante, según afirmó a The Financial Times Paul Haenle, director del Centro Carnegie-Tsinghua de Política Global, lo que hizo Trump durante su mandato fue solo "poner de relieve los problemas que tenemos con China", pero en realidad su Gobierno "no trató de resolverlos".

Biden y China

Joe Biden se ha jactado durante la campaña de su significativa experiencia al reunirse con Xi Jinping cuando era vicepresidente. No obstante, sus colaboradores subrayan que un eventual Gobierno demócrata probablemente tomaría una línea tan dura –quizás aún más dura que Trump– respecto a Pekín, escribió Ishaan Tharoor en The Washington Post.

Incluso en el partido de Biden hay quienes destacan la forma en que el presidente republicano visualizó la situación con China. "Creo que hay un amplio reconocimiento en el Partido Demócrata de que Trump fue en gran medida preciso en el diagnóstico de las prácticas depredadoras de China", afirmó Kurt Campbell a The Wall Street Journal. Campbell fue nada menos que el principal funcionario en Asia del Departamento de Estado durante la era Obama.
Biden también prometió que centraría las cuestiones de derechos humanos y valores democráticos en un grado que Trump nunca hizo.

Mientras tanto, en China numerosos expertos ven un riesgo en la posible llegada de Biden al poder. Así lo declaró a Bloomberg News Zhou Xiaoming, un exnegociador comercial chino, y lo graficó con un argumento razonable: "Si Biden es elegido, creo que esto podría ser más peligroso para China, porque trabajará con aliados para atacar a China, mientras que Trump está destruyendo las alianzas de EE.UU.", sostuvo.

Algo similar opinó Guelar en una entrevista con la CNN: "Al margen del estilo personal de Trump, se puede ver hasta en la propia terminología de Biden, un clima de conflicto con China que vino para quedarse".

También Cheng Xiaohe, profesor asociado de Relaciones Internacionales en la Universidad Renmin de China, realizó un comentario en esa dirección en The New York Times: "Biden haría que las líneas duras fueran más efectivas y eficientes [...] Podría recurrir a tácticas más sofisticadas y coordinadas contra China".

La suposición que subyace en todos estos comentarios es que una eventual Administración Biden sería menos errática que la de Trump y más capacitada a la hora de apuntalar alianzas con otras potencias asiáticas en detrimento de Pekín.

China al poder

Pero en definitiva, la idea generalizada es que los problemas entre EE.UU. y China apenas se limitan a quién presidirá la primera potencia mundial.

Una reciente encuesta del Centro de Investigación Pew reveló que las opiniones desfavorables sobre China se encuentran en "máximos históricos" en numerosos países. Esto, en parte debido al papel de Pekín en la crisis del coronavirus, pero también como reacción al creciente comportamiento intimidatorio de China en varias latitudes del mundo.

Según Bruno Maçães, expolítico portugués y autor del ensayo 'La franja y la ruta: un orden mundial chino', China se encuentra básicamente disputando la hegemonía mundial a EE.UU., empresa que no se hace educadamente. "No se toman las riendas del poder global siendo amable", aseveró. Por este motivo, de acuerdo con Maçães, la relación con China no se reduce a lo que puedan hacer Trump en caso de ser reelegido, o Biden si logra ocupar el despacho oval. Lo que subyace es la decidida intención de China de liderar el mundo.

En este punto, hay incluso quienes temen un conflicto armado. Tensiones, roces y amenazas en el mar de la China Meridional no han faltado. En cuanto a esa posibilidad, el exembajador Diego Guelar deja un vaticinio tranquilizador: "Van a ser dos potencias hegemónicas que en vez de resolver el conflicto con guerra, predominará el espíritu cooperativo y asociativo".

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