A diferencia de Francisco, León XIV volvió a vestir los ornamentos tradicionales

La elección del cardenal Robert Prevost como el nuevo Papa León XIV no solo marcó un hito por su doble nacionalidad estadounidense y peruana, sino también por su decisión de retomar el uso de ornamentos tradicionales que su predecesor, el Papa Francisco, había optado por simplificar. En su primera aparición pública, León XIV se presentó con vestimentas papales históricas, un gesto que puede interpretarse como un retorno a las tradiciones litúrgicas de la Iglesia Católica. 

A diferencia de Francisco, conocido por su estilo austero y su preferencia por vestimentas más simples, León XIV lució varios ornamentos que tienen un profundo significado simbólico dentro de la tradición eclesiástica. Entre ellos destacan la mozzetta, una capa corta que cubre los hombros y simboliza la autoridad del Papa como pastor supremo de la Iglesia. El color rojo de la mozzetta, ribeteada con armiño, representa la disposición al martirio y la caridad pastoral.  

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Otro elemento notable fue el pectoral, una cruz que el Papa lleva sobre el pecho, colgada de un cordón dorado. Este ornamento simboliza el amor de Cristo y el peso de la responsabilidad del pontífice como vicario de Cristo en la Tierra. 

León XIV también portó el palio, una banda de lana blanca con cruces negras que se coloca sobre los hombros, un símbolo de su rol como "buen pastor" que guía y protege al rebaño de los fieles.

Finalmente, el nuevo Papa llevó el anillo del Pescador, un sello de oro que representa su autoridad para confirmar a los fieles en la fe, en referencia a San Pedro, el primer "pescador de hombres". Este anillo, grabado con el nombre de León XIV, será utilizado para sellar documentos oficiales y será destruido tras su pontificado, siguiendo la tradición. 

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El regreso de León XIV a estos ornamentos tradicionales ha sido interpretado como un mensaje de continuidad con la historia de la Iglesia, al mismo tiempo que busca inspirar a los fieles con símbolos de fe y autoridad. Su decisión contrasta con la simplicidad de Francisco, quien había preferido vestimentas más sobrias para enfatizar la humildad, y marca un nuevo tono para este pontificado que ya genera expectativas en todo el mundo católico.