Crece la población centenaria en Argentina y se duplicaría en 2050

La cantidad de personas que superan los 100 años en Argentina y en el mundo crece de manera sostenida. Un estudio elaborado por el sociólogo Daniel Steinler ofrece una radiografía de este fenómeno asociado a la longevidad, que hasta hace pocos siglos era impensado: en épocas pasadas, la expectativa de vida rondaba los 30 o 35 años.

De acuerdo con datos de Naciones Unidas, la edad media global pasó de 72,8 años en 2019 a una proyección de 77,2 para 2050, lo que implica un aumento de cinco años en apenas tres décadas. Ese incremento refleja una tendencia general: a medida que sube el promedio de vida, también crece la cantidad de personas que supera el siglo.

A nivel mundial, en 1990 se contabilizaron unas 125.000 personas centenarias. Para 2015, esa cifra se cuadruplicó y llegó a medio millón. Las proyecciones indican que para 2050 el número podría superar ampliamente el millón.

El trabajo de Steinler analiza cuántas personas mayores de 100 años hay por cada 100.000 habitantes en cada jurisdicción del país, un indicador que también permite inferir la calidad de vida de cada región.

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires encabeza el ranking con 23,8 centenarios cada 100.000 habitantes, equivalente a unos 238 por millón. En el otro extremo se ubica Tierra del Fuego, con 3,2 por cada 100.000, una diferencia de casi ocho veces.

Río Negro aparece en segundo lugar con 15,1 centenarios cada 100.000 habitantes, seguido por Corrientes y Santiago del Estero, ambas con 13. Luego se ubican Entre Ríos (12,8), Salta (12,4), Catamarca (12,2) y Córdoba, con 12,1 por cada 100.000 habitantes.

El último censo nacional registró 8.405 personas mayores de 100 años en Argentina. Al desglosar los datos por género, la diferencia es marcada: el 75% son mujeres y el 25% varones, una tendencia que se observa en la mayoría de los países y que confirma que ellas viven, en promedio, más años.

El desafío no pasa solo por el aumento de la longevidad, sino por garantizar una mejor calidad de vida durante esos años adicionales. En esa línea, médicos y gerontólogos enfatizan la necesidad de políticas públicas, hábitos saludables y entornos que permitan transitar la vejez con mayor bienestar.