El partido en Washington terminó y la hinchada se impacienta

La quinta pata del gato

El partido en Washington terminó y la hinchada se impacienta

13/10/2021 | 12:45 | Para Argentina, la cumbre de 5 días entre el FMI y el BM duró apenas 2. Sin goles. Manzur precalentó sin sentido. Empresas ruegan salir del desorden macro, el cortoplacismo y la desconfianza.

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La reunión anual entre el FMI y el Banco Mundial dura siempre una semana. Este año también. Termina recién el viernes. Pero, para la Argentina, que esperaba avanzar en un acuerdo por la deuda con el Fondo, este partido ya terminó. Aunque el ministro de Economía, Martín Guzmán, siga en esta ciudad hasta el viernes.

El ministro ya se reunió con la máxima jerarquía del FMI y con funcionarios del gobierno de Estados Unidos. Y de ahí no trascendió hasta ahora nada sustancial.

Lo único concreto que pasó es que el FMI dijo, en conferencia de prensa, que la inflación de la Argentina está desanclada y, por lo tanto, no se la puede estimar a futuro. Guzmán, el hincha de Gimnasia y Esgrima al que le gusta jugar de delantero en los picados, se va a ir de acá sin gritar ningún gol.

El partido está tan terminado que el jefe de Gabinete, Juan Manzur, que el domingo se puso a precalentar para venir ayer a Washington y tirar paredes con Guzmán, al final ni vino, como se anunció. No valía la pena. Va a entrar los últimos 10 minutos en Nueva York, para hacer jueguitos frente a los inversores.

El propio presidente Fernández decía la semana pasada que el acuerdo con el FMI estaba casi cerrado. Y ayer les confesó a empresarios que en realidad hasta después de las elecciones él no puede acordar ninguna clásula con el FMI.

El campeonato no concluyó. Pero Argentina no suma puntos. Y la hinchada se pone más y más nerviosa. En Buenos Aires, los empresarios reunidos en el coloquio de Idea le acaban de decir al gobierno que ya no pueden proyectar nada con el nivel de desconfianza, confrontación, cortoplacismo y desorden macroeconómico que hay en el país.

Y Guzmán apenas les pudo repetir, en un videíto que les mandó, que el gobierno “tiene claro” que “no va a hacer ningún salto devaluatorio”. Pero los empresarios saben que no devalúa el que quiere sino el que ya no está en condiciones de impedirlo. El resto del mensaje de Guzmán es una suma de generalidades que no le sirven a una hinchada cada vez más desesperanzada.