Jazmín Aragón: "No quería nadar, pero mi mamá me convenció"

Deporte adaptado

Jazmín Aragón, la nadadora de oro que esquivaba las piletas

09/03/2019 | 21:56 |

Oriunda de Carlos Paz, tiene parálisis braquial de nacimiento y ganó la presea dorada en aguas abiertas en los Juegos de Playa. "Siempre nadé por el brazo, no por gusto", dijo a Cadena 3Conocela.

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Jazmín Aragón: "No quería nadar, pero mi mamá me convenció"

"Dale, Jaz, nadá, no aflojés", le decía Adriana a su hija, que la miraba como si su madre le estuviera insistiendo para que tomara una sopa que no le gustaba. Ella no quería. Ya sabía lo que era la pileta: a los siete años, después de una operación por una parálisis braquial de nacimiento que le afectó el brazo izquierdo, los médicos le habían recomendado que hiciera natación. Se largó al agua en su Carlos Paz natal, pero no le gustó. Una década después, la medalla dorada cuelga en su pecho.

Jazmín Aragón tiene 18 años y una larga historia de lucha y superación, que tocó su punto máximo (pero aún no su techo) en el amanecer de marzo de este año, cuando obtuvo la presea de oro en la categoría aguas abiertas adaptado en los Juegos Nacionales de Playa, desarrollados en Puerto Madryn. Era la primera vez que se animaba a recorrer una distancia tan grande. Tenía dudas, pero se animó y se tiró a la pileta. O, mejor dicho, al mar.

"Fue la primera vez que competía en aguas abiertas. Nadar con traje, en agua fría y en tanta distancia fue una experiencia nueva; estoy acostumbrada a pruebas cortas, en pileta. Hacer 2.000 metros, y a un brazo, no sabía si me iba a dar. Cuando llegué, antes de saber el puesto me sentí muy feliz de poder completarla, porque tenía esa intriga de saber si lo podía hacer o no", relató la atleta a Cadena 3.

Jazmín contó que a los 15 años fue al estadio Kempes con el sueño de hacer gimnasia rítmica, pero no había adaptada. Le insistieron con natación. "No estaba muy convencida, porque siempre hice por obligación por el brazo, no porque me gustara. No quería hacerlo, pero mi mamá me convenció. De ahí empecé y nunca dejé. Seguí con todas las ganas", recordó.

La deportista se levanta todos los días a las 5 de la mañana y una hora después toma uno de los tres colectivos diarios que necesita para ir desde la villa serrana a Córdoba a estudiar Educación Física en el IPEF, y después, a entrenar.

"Llego cerca de las 7.30 u 8, dependiendo los horarios. Estoy toda la mañana en la facultad y después paso al Kempes. Entreno en la pileta y más tarde tengo gimnasio. Vuelvo a casa cerca de las 21", precisó.

En la misma línea, destacó que el deporte adaptado "se conoce cada vez más", y remarcó que está teniendo "un crecimiento grande". "Cuando pasé a la Agencia Córdoba Deportes me di cuenta que era un mundo aparte", reveló.

"Mi sueño más grande sería ir a un Juego Paralímpico, pero tengo objetivos más a corto plazo: unos Juegos Sudamericanos o Panamericanos", confesó la joven, mientras asoma a la superficie esa creciente ilusión que supo comenzar a edificar un día desde ese "dale, Jaz, nadá, no aflojés" que le repetía su mamá.

Entrevista de Juan Schulthess.

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