Río de Janeiro, la "Ciudad Maravillosa" que respira fútbol
Río de Janeiro, la "Ciudad Maravillosa" que respira fútbol

De Viaje

Río de Janeiro, la "Ciudad Maravillosa" que respira fútbol

26/05/2019 | 10:30 |

La emblemática ciudad brasileña será una de las sedes de la Copa América, con el mítico Maracaná como escenario. Sus imponentes paisajes, sus playas y su cultura la transforman en un destino único.

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Su apodo de Ciudad Maravillosa, Cidade Maravilhosa en portugués, es completamente merecido. Río de Janeiro se define en primer lugar por su naturaleza, su cultura y por su gente. Todo esto la hace no sólo maravillosa, sino también única en todo el mundo.

Su nombre completo es Sao Sebastiao do Río de Janeiro, que hace honor a su patrono y a su descubrimiento: el 20 de enero. Es la segunda ciudad más poblada de Brasil  y durante muchos años fue la capital del país.

Asentada entre montañas y mar, la belleza natural de Río es sorprendente. Paradójicamente, el rincón más famoso es fruto de la mano del hombre: la estatua del Cristo Redentor, elegida una de las nuevas siete maravillas del mundo en 2007. 

Este emblema carioca posee proporciones gigantescas (la distancia entre las manos extendidas del Cristo es de 28 metros) y se construyó en el cerro del Corcovado sin espacio alguno para instalar andamios.

La estatua se inauguró en 1931 como homenaje al 100º aniversario de Río de Janeiroy tiene una privilegiada vista de la ciudad.Con sus 38 metros de altura, el Cristo del Corcovado es la estatua de art déco más grande del mundo. Fue diseñada y construida en Francia, luego trasladada por piezas a Río. El resultado es espectacular y, aunque le caen varios rayos al año, sigue en pie, fuerte y robusta, abrazando a los cariocas desde lo alto.

Su mundialmente famoso carnaval, su pasión inmensa por el fútbol, el Cerro Pan de Azúcar, sus hermosas playas: Copacabana, Ipanema, Leblón, entre otras.

El fútbol también se siente en Río de Janeiro

Al recorrer sus calles, siempre aparece un hombre o mujer con una camiseta, un llavero, una conservadora, una calcomanía que demuestra los colores por los que simpatiza. Cuatro de los clubes más importantes de todo el país, están en Río: Flamengo, Fluminense, Vasco da Gama y Botafogo. Cada carioca o fluminense (dependiendo si es de la ciudad de Río o del estado homónimo) tiene su favorito.

La ciudad, siempre estuvo atravesada por el deporte, principalmente por el fútbol. Tanto es así, que en los últimos años fue protagonista de tres de los más importantes eventos deportivos del globo. En el año 2014, fue sede del Mundial de Fútbol, en 2016 organizó los primero Juegos Olímpicos en América del Sur y este año será sede también de la Copa América.

El estadio Maracaná albergó enormes hazañas deportivas y hoy es considerado uno de los más emblemáticos del planeta futbolero.

Los brasileños no lo recuerdan con cariño, pero el 16 de julio de 1950 fue un día histórico. Brasil jugaba contra Uruguay en la final del Mundial en Maracaná, construido para la ocasión. Entonces era el estadio más grande del mundo. Asistieron 173 850 personas con entrada y aproximadamente 20 000 sin ella a lo que todos pensaban que sería la primera vez en que Brasil ganara un Mundial. Sin embargo, Uruguay fue quien se hizo con la victoria y el silencio que inundó el estadio fue tal que incluso recibió nombre: maracanazo.

Sin embargo, no todas fueron malas para los brasileños en su estadio insignia, en los últimos Juegos Olímpicos, Neymar selló la victoria de la canarinha sobre Alemania y alcanzó la medalla de oro en fútbol por primera vez en la historia.

Paisajes deslumbrantes

Como si no faltaran lugares para deleitar los sentidos, a Copacabana e Ipanema las divide la Pedra do Arpoador, un lugar mágico donde contemplar la puesta de sol. Momento fantástico si los hay, donde a metros del tráfico abunda el silencio y la emoción. Una vez finalizado el atardecer, todos aplauden ese regalo de la naturaleza.

Pasando la zona de playas, la ciudad también ofrece trilhas. No mucha gente sabe antes de viajar que Rio de Janeiro es un paraíso para hacer trekking. Su peculiar orografía con sus elevados y escarpados morros (colinas) la hacen perfecta para los amantes de esta práctica deportiva.

Las opciones de senderismo son variadas y todas tienen una vista espectacular en el punto de llegada. Cuando finaliza Leblon (uno de los barrios más caros), comienza una favela llamada Vidigal. Sí, esa que siempre sale en las fotos y novelas sobre el morro Dos Hermanos. La favela fue pacificada en el año 2011 y desde ahí se hizo famosa esta trilha. Aunque transcurre en su mayor parte entre bosque frondoso tiene dos miradores con una vista de pájaro espectacular de la grandísima favela Rocinha (una de las más grandes de Brasil).

La mayor roca costera del planeta se llama Pedra da Gávea. Desde los 844 metros de altura, es fácil entender el porqué del título del recorrido más difícil de la ciudad. El premio: una de las vistas más impresionantes de la Ciudad Maravillosa.

Una tercera opción más aventurera es la Pedra Bonita, con una cumbre que se eleva a 696 metros de altitud. Ubicada entre São Conrado y Barra da Tijuca, aquí también se practica la escalada y sobre todo los saltos en parapente y vuelos en ala delta que duran aproximadamente un cuarto de hora.

Atractivos turísticos para todos los gustos

Más allá de los barrios famosos entre los visitantes, la ciudad tiene otros sectores más tradicionales y antiguos. Con gran cantidad de edificaciones históricas, Santa Teresa es conocida como el “Montmartre” carioca. Se distingue por su perfil colonial, casi sin que la modernidad haya influido en su estética ya que algunas construcciones datan del siglo XVIII.

Uno de los atractivos turísticos es la Escalera de Selarón, obra del artista plástico chileno Jorge Selarón, construida a lo largo de veinte años, que reúne diversos azulejos de Brasil y del mundo.

Conectado a Santa Teresa a través de sus imponentes Arcos, Lapa es un barrio con una fuerte vena artística y cultural, que se conoce por sus noches animadas y por su lado bohemio.

Es una de las postales de la ciudad, atrae habitantes y turistas que buscan ricos tragos y buena música. Es muy común en Río, ser testigo de las rodas do samba, músicos de este ritmo que tocan en vivo por tres horas seguidas. Las fiestas suelen ser a partir de las siete de la tarde (no son noctámbulos como los argentinos) hasta las diez de la noche.

La que una vez fuera capital de una colonia, de un reino, de un imperio y de una república, Río de Janeiro, es una ciudad con cientos de años de historia pero que a la vez está en constante evolución y modernización. Esta realidad es palpable no sólo en su arquitectura, sino también en su gastronomía, donde conviven simultáneamente tradición y modernidad.

Platos típicos, con el brigadeiro y la cairpirinha como estrellas

Tanto en la playa como en los barrios, es muy habitual que los restaurantes tengan sus mesas afuera para que la gente pueda sentarse y disfrutar de las vistas mientras prueba alguno de los platos típicos de la región. Se puede degustar la feijoada, elaborada con frijoles negros cocidos con carnes saladas y también la moqueca: un plato a base de pescado, cilantro, cebolla, tomate y leche de coco.

Otra cosa muy habitual son los negocios de comida al paso, que también ofrecen comida saludable, como jugos de fruta hechos en el acto o el sabroso y exótico açaí.

Dentro de los platos típicos, el brigadeiro es conocido como “la trufa brasilera”. Es un dulce a base de chocolate y leche condensada hechopor mujeres que vendían para recolectar fondos para la campaña del Brigadier Eduardo Gomes.

La bebida más tradicional es la caipirinha que se compone de cachaça (licor de caña) mezclada con fruta (maracuyá, morango, limón, kiwi…), azúcar y hielo. También es llamativa la forma que tienen de servir la cerveza allí, con hieleras especiales para cada tipo de envase para que se conserve bien fría, por algo la llaman cerveja gelada.

Ya sea por su naturaleza, por su música, su gastronomía, por la forma en que vive la gente -quizás “menos apurada” o “más feliz”-, Río merece ser descubierta y disfrutada.

Río invita a vivirla. Ya sea celebrando con caipirinha, gritando un gol en el Maracaná, bailando en sus calles. Río entra por los ojos y se mete en el corazón. Cautiva y enamora.