La participación de Qatar y Japón: "business are business"

Copa América

La participación de Qatar y Japón: "business are business"

04/06/2019 | 19:47 |

Esa es la regla de oro que rige a la entidad con sede central en Paraguay. Con esos países asiáticos como invitados, a la Conmebol le importa más el negocio que el producto.

Jorge Parodi

La Doctrina Monroe, sintetizada en la frase «América para los americanos», fue elaborada por John Quincy Adams y atribuida al presidente James Monroe en 1823.

Establecía que cualquier intervención de los europeos en América sería vista como un acto de agresión que requeriría la intervención de los Estados Unidos de América.

La doctrina fue concebida por sus autores como una proclamación de los Estados Unidos de su oposición al colonialismo en respuesta a la amenaza que suponía la restauración monárquica en Europa y la Santa Alianza tras las guerras napoleónicas.

Los tiempos cambian y hoy la política empresarial de la Conmebol convirtió al torneo más viejo del mundo, que involucra a las selecciones sudamericanas, en un certamen que se burla de la geografía y de los viejos principios de la política internacional.

La Copa América se juega desde 1916. La primera edición se disputó en Argentina, para celebrar los 100 años de la independencia de nuestro país. Desde el momento en el que la definición de una Copa Libertadores de América se realizó en Madrid, todo puede pasar en el extraño y poco transparente mundo de la Confederación “Sudamericana” de Fútbol. No por nada muchos de sus más conspicuos dirigentes están privados de su libertad, después de ser juzgados y condenados.

“Business are Business” es la regla de oro que rige a la entidad con sede central en Paraguay. Para la Confederación Sudamericana de Fútbol importa más el negocio que el producto.

En la próxima Copa América de Brasil, los invitados especiales serán Japón y Qatar.

La Selección Qatarí ganó, a principios de este año, la Copa de Asia  -tras vencer en la final a Japón por 3 a 1- y se prepara para ser el lujoso anfitrión de la Copa del Mundo en el año 2022.

Pero la modalidad de sumar a las 10 selecciones de esta parte del mundo equipos de otros territorios nació en 1993, en la Copa que ganó Argentina en Ecuador.

Preferentemente fueron invitadas selecciones que pertenecen a la Concacaf, habiendo una excepción en 1999, cuando participó Japón, siendo el primer equipo no americano en hacerlo. La Selección asiática no pasó la primera ronda.

También fue invitado a participar en la edición 2011, pero debido al terremoto de aquel año se retiró del torneo.

Hasta la edición de este año, Japón es el único equipo de Asia que participó de la Copa América.

En total, ocho selecciones no sudamericanas han logrado participar en el torneo y cuatro invitadas más no pudieron jugar por distintas razones.

Ninguna selección invitada ha podido salir campeona de la Copa América.

Las actuaciones más destacadas fueron las de México, con dos subcampeonatos y tres terceros lugares, Honduras, con un tercer puesto, y Estados Unidos, con dos cuartos lugares. Se trata de las únicas selecciones que han quedado entre las cuatro primeras posiciones.

España, en ese momento vigente campeón del mundo tras ganar en Sudáfrica 2010, fue invitada a participar en la edición 2011 (en Argentina), pero desistió debido a que la RFEF argumentó que no quería interrumpir las vacaciones de los jugadores españoles.

Más allá de la complicada explicación a nuestros hijos sobre cuestiones geográficas y las razones por las que se llama Copa América, la juega cualquier selección con poderío económico.

Lo concreto es que Conmebol privilegia el negocio por sobre la identidad futbolística de Sudamérica.

Esta afirmación no debe entenderse como proteccionista, retrógrada o alejada de la realidad de un siglo tecnológico y mediático.

Ni significa negarse a la globalización de una pasión sin fronteras, como es el fútbol.

Ni negar la importancia de hacer buenos y redituables negocios.

Sucede que la presencia de selecciones de dudosa jerarquía va en detrimento del espectáculo y de la competencia.

Ocurre que estas selecciones poco y nada aportan desde lo estrictamente deportivo.

Ni grandes equipos, ni notables futbolistas, ni innovaciones tácticas, ni participaciones protagónicas, ni atractivos para la tribunas.

Son selecciones que, con todo respeto, vienen a completar un número de participantes (12), más que a enriquecer el nivel de la tradicional Copa América.

Seguramente el interés pasa por los mercados televisivos, la captación  de grandes sponsors y la promoción de Qatar como sede mundialista, entre otras atendibles razones.

Pero no tienen que ver con el juego, ni con la pelota de fútbol.

Sin ánimo de ser presuntuosos, y aunque cada vez en menor medida, Sudamérica sigue siendo el granero del fútbol mundial.

Su pésima organización, sus dirigentes corruptos, su incapacidad para generar recursos, sus brumosos e incumplidos reglamentos, el poco cuidado a los espectadores y la fuga de sus figuras provocan que las federaciones de fútbol y los clubes vayan de crisis en crisis.

“América para los Americanos”. Aquel viejo principio de la política internacional continental ha perdido vigencia.

Es que a la Conmebol le importa más el negocio que el producto.

Sucede que para la Confederación Sudamericana de fútbol sólo rige un principio: “Business are Business”. Negocios son negocios.