Opinión
16/10/2025 | 12:02
Redacción Cadena 3
Escuchar a la jueza María Victoria Jalil Manfroni, que le dio el botón antipánico a Luna Giardina, genera la certeza de que no faltan institutos o herramientas en la lucha contra los femicidios.
La realidad es que falta encontrar la manera de aplicarlas de forma efectiva. Tener semáforos sin luz es inútil, y en este contexto, la sensación es que esos semáforos están desenchufados.
No se enciende la luz roja a tiempo y de manera suficiente para que quienes deben proteger a la víctima lo hagan en serio. La situación es crítica y no hace falta discutir más.
Luna está muerta, asesinada a sangre fría por el hombre que advirtió que la iba a matar. Ella hizo todo lo posible para evidenciar que su vida corría peligro.
El agresor se metió en su casa, violó todas las restricciones y planificó el crimen. Jugó con todos los factores a favor, mientras la víctima anunciaba su intención de matarla. La realidad es contundente: la protección no funcionó.
El Tribunal Superior de Justicia ha dispuesto una investigación administrativa porque hay una evidencia clara de que el sistema falló.
Después de este trágico suceso, se puede discutir sobre muchos aspectos, pero lo que no se puede negar es que la protección a las víctimas de femicidio no está funcionando.
El número creciente de femicidios es una evidencia palpable de que el sistema de protección es insuficiente y necesita cambios urgentes.
Por Miguel Clariá.
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