Reutemann a los 23 años, en el puesto que había soñado desde niño: piloto
Debutó en el automovilismo con el Fiat 1500 de la Escudería Grossi
Nunca había manejado un "1500" y pidió uno para probarlo antes de ir a La Cumbre
Américo Grossi, concesionario Fiat de Santa Fe, le dio la oportunidad que buscaba
Reutemann fue puesto a prueba antes de debutar y convenció

Autos e historias

El impresionante camino de Reutemann hacia la F1 -nota 1-

16/04/2020 | 14:32 | Les proponemos repasar los pasos que dio el "Lole" hasta sentarse en el McLaren M7C-Cosworth, con el que debutó en la máxima categoría del automovilismo mundial, un 24 de enero de 1971.

Afortunadamente para nosotros -los fanáticos de los autos de carrera-, siempre llovió bastante en Santa Fe: "Yo esperaba que lloviera en el campo para andar en el barro, le sacaba el auto a mi papá -un Ford '40- y andaba por el barro, siempre", suele contar el personaje del escrito que les entregaremos a continuación.

Sin declararlo expresamente, estaba claro desde el comienzo que el futuro que Carlos Alberto Reutemann -nacido en la capital provincial un 12 de abril de 1942- le había puesto a su horizonte personal era el de los autos. Y en especial, de los autos de carrera. Está claro, también, que cada vez que llovía el joven daba un paso adelante hacia el punto de perspectiva perseguido por su mirada celeste y profundamente concentrada.

Un camino que construyó con cuidado desde los siete años, cuando manejó por primera vez y supo íntimamente que tenía una habilidad especial para hacerlo, con una conexión instintiva con el auto.

Una habilidad que -en esto de las etiquetas- no siempre le fue reconocida. La "cátedra" y la "opinología" del ambiente siempre lo miraron con un dejo de impertinencia, pero este es un detalle al que el propio "Lole" no le prestó ni la más mínima atención. Lo verdaderamente importante en la vida de las personas más importantes, es el camino. ¡Y vaya, si el santafesino puede presumir de haberlo encontrado y forjado por sí mismo!

Les proponemos repasar ese camino que transitó para llegar hasta la inalcanzable Fórmula 1, con las dispensas que la brevedad de la plataforma nos impone, aunque -esperamos- capturando el sabor de lo especial de cada uno de esos pasos que Reutemann dio hasta sentarse el 24 de enero de 1971 en el McLaren M7C-Cosworth, con el que lograría subir al tercer escalón del podio, debutando en la máxima categoría del automovilismo mundiaL, en el Circuito N°9, de 3.413,66 metros, del Autódromo Municipal de Buenos Aires.

Usaremos revistas, bibliografía, vídeos de entrevistas, fotografías, para lograrlo. Desde los que sus testimonios nos dicen:

"Desde donde arranqué, andando a caballo en Manucho, a llegar a la Fórmula 1 es muy difícil. La verdad, es que a veces lo pienso, si uno lo tuviera que hacer de nuevo... ", cuenta el propio Carlos, que cabalgaba seis kilómetros de ida y seis de vuelta, todos los días para asistir a la escuela.

Manucho -está 40 kilómetros al norte de la capital provincial- era el lugar de la casa paterna. "Lole" vivía allí con sus padres -Enrique y Flora-, dedicados a la explotación agropecuaria. Donde se subió a los siete años al volante de un Ford A modelo 1929.

"En la Ruta 11, entre Nelson y Santa Fe, manejaba, le ponía un almohadón y lo traía a mi papá. Nelson, Iriondo, Candiotti, Recreo, esos caminos los conozco con los ojos cerrados. Había mucha gente que me conocía, me miraba y se reía. Éramos todos conocidos en la zona. Era muy chiquitito y andaba siempre en el auto. Me sacaban el almohadón y veían un tapón de 11 años andando en el auto, nadie lo podía creer..."

El auto y el tractor fueron los primeros pasos de una pasión que se alimentaría con el exquisito olor de la nafta y se llenó de sabrosas anécdotas: "Un día que mis padres no estaban, llegaron tres o cuatro personas pidiendo ayuda porque a unos mil quinientos metros se les había encajado el camión en una zanja. Les dije que estaba solo, pero si hacían lo que les dijera, los podría ayudar. El tractor se ponía en marcha a manija y yo, con ocho años, no tenía ni cerca la fuerza suficiente para ponerlo a andar. Entonces, les pedí que lo hicieran. Conocía el procedimiento, lo puse en contacto, le puse el cebador, un hombre le dio manija, el tractor arrancó, fuimos hasta el lugar y les saqué el camión al camino. Quedaron muy asombrados".

"A los diez años, para mí, manejar un auto era una cosa normal, tiene que ver con un estilo de vida, con la independencia y la necesidad de vivir en el campo".

"Y, de vez en cuando, llegaba alguna foto, alguna noticia de las carreras internacionales", nos cuenta el que es uno de nuestros máximos deportistas, sobre cómo nació su inclinación por las carreras que ni siquiera abandonó cuando transitó como pupilo sus años de bachillerato en la ciudad.

"Yo seguí todas las carreras que se hacían a nivel nacional, de Turismo de Carretera, del famoso "Anexo J". Empecé a ver las carreras y me resultaba casi imposible pensar en poder correr."

Pero Carlos persiguió con tenacidad su sueño, hasta encontrarlo: "en el año '64, los hermanos Grossi, Américo que está en Santa Fe y Carlitos que estaba en Rafaela, compraron un Fiat 1500 y se acoplaron a una compañía que se llamaba "Automóviles Alvear" en Buenos Aires. Lo hicieron correr en el Gran Premio del '64, al Fiat 1500 de ellos -que lo preparaban en Rafaela- con la agencia de Buenos Aires. Ellos corrieron el '64 y ese auto quedó libre en el '65. Así que, en aquel momento, siempre hablaba con Américo Grossi, estaba un gerente que se llamaba Ángel Batres, Félix Croche. Y le daba, le daba, para que me prueben. Porque yo me iba a ver las carreras y sabía que podía manejar bien. Eso comenzó en enero del '65 y se concretó en mayo del '65. Me dicen, vamos a ir a hacer una prueba a Córdoba y vamos a ver cómo manejas. Y bueno, efectivamente, fuimos a La Cumbre. Yo, no tenía Fiat 1500. Le pedí uno a un amigo para saber cómo se manejaba, cómo eran los cambios, los tenía en el volante. Fue la primera vez que manejé uno. Yo no tenía auto... tenía un rastrojero."

En el camino hacia La Cumbre -donde el equipo también correría su primera carrera de la temporada-, los dos pilotos que harían la prueba para el equipo Grossi -Reutemann y Luis Keller- fueron detenidos en la caminera de Yocsina con el auto de carrera. Donde un estricto policía les amenazaba con retener la unidad que además, de tener el escape libre, no llevaba papeles ni documentación. Cuando Keller se bajó para conversar con el agente, el "Lole", que veía amenazada la oportunidad de su vida si el auto llegaba a quedar incautado, puso primera y se fue a La Cumbre para ponerlo a salvo de "la ley".

"Esa anécdota del policía es cierta -cuenta el "Lole", ríendose- yo tomé contacto con ese auto en Córdoba, cuando llegué a Yocsina, que son 17 kilómetros, el policía no me quería dejar seguir; entonces, como yo al día siguiente iba a hacer la prueba para ver si tenía condiciones para manejar, era la única oportunidad que tenía en mi vida de manejar el trayecto que iba desde Yocsina a La Cumbre para ir conociendo el auto. Por eso, fue que puse primera despacio y me fui. Sino, no tenía alternativa. Y, efectivamente, lo hice sabiendo que iba a tener un problema con la policía. Pero si no salía de ahí y manejaba el auto, al día siguiente iba a tener pocas posibilidades".

Américo Grossi sería -luego- uno de los mentores de la carrera del mejor piloto que dió Argentina, después de Fangio. Se había quedado con una buena primera impresión suya en un breve recorrido por el "Parque Sur" -veinte años más tarde, allí habrá un circuito callejero llamado "Carlos Alberto Reutemann"- con un Fiat 1500 del concesionario: "lo incité a que diera un par de vueltas rápido. Realmente me impresionó al tomar las primeras curvas. Los radios que utilizaba eran correctos. Frenaba encima, bajaba bien los cambios y tenía reflejos. Era fino sensible, llevaba el volante con la punta de los dedos. O sea que mi primera impresión fue inmejorable, claro que yo no sabía que el trazado lo conocía de memoria..."

El equipo de Carlos y Américo Grossi había perdido a su piloto Heriberto Bohnen, con quien habían sido terceros en el Gran Premio de Turismo de 1964, pero que se marchaba al exterior y dejaba el auto libre. Se iban a la primera carrera con dos candidatos para el volante de su Fiat 1500, a quienes examinarían en un ensayo previo.

Sobre el viaje a Córdoba para la prueba y el llamativo "affaire" del policía, el concesionario Fiat de Santa Fe recuerda: "Con mi hermano, no nos habíamos puesto de acuerdo acerca de quién conduciría el auto en definitiva. Entonces los llevamos a los dos a Córdoba para probarlos sobre el terreno. Les aclaramos que si entre ellos había arreglo no haría falta tomarles esa especie de examen. Reutemann, según me contó más tarde, no durmió esa noche por miedo a no despertarse, ya que salíamos de Rafaela a las seis de la mañana. Se quedó en la confitería Baviera, aquí en Santa Fé, tomó té como hasta las dos de la madrugada y apareció a la hora indicada. Les dimos las llaves del auto de carrera para que lo llevaran andando y nosotros fuimos en otro. Al llegar a Yocsina los paró la "Caminera". El auto tenía escape libre y faltaban los papeles, el policía se puso duro y, mientras Keller bajó para solucionar el problema, Lole puso primera y salió como loco. De más, está decir el asombro que invadió a Keller. La desesperación de Reutemann era tal que, ante posibilidad de que el auto quedara allí, se fue. Algo que no concuerda con su mentalidad, ni con su conducta, pero él sabía desde aquel momento -y no lo estoy disculpando- que esa era la oportunidad de su vida. Carlos -Grossi- había quedado bastante enojado ante la actitud de "Lole" pero igualmente accedió a que lo probásemos sobre el circuito.

En el día de la prueba, Reutemann mostró la determinación que llevaba dentro para ir en busca de la carrera profesional que había elegido: "Cuando fuimos a La Cumbre, yo no sabía realmente que me iban a dar el auto para correr. Los hermanos Grossi salieron a mirar donde nosotros probábamos. Había una parte del circuito, salíamos de San Esteban en bajada, a la ruta, y había una "S", nunca me voy a olvidar. Una "S" muy, muy rápida; una "S" de cuarta. Nunca me voy a olvidar que venía en el Fiat a 6300 vueltas en cuarta, que habrán sido 160 km/h, en aquella época. Era una "S" bastante compleja y la tomé a fondo, como venía. Y ellos estaban justo en esa curva y quedaron muy impresionados. Después, fuimos a correr muchos años al mismo circuito. Fuimos con las cupé Fiat oficiales, con mejores autos, con mejores cubiertas, yo más entrenado, con mucha más experiencia y siempre hacía la misma prueba. Ponía el auto a 6300 vueltas y nunca más la pude tomar a 6300. Así que ese día fue -mira hacia arriba-, no sé... Debe haber sido una cuestión de suerte."

Sobre el mismo hecho, Américo Grossi relata: "Ellos no sabían dónde nos íbamos a ubicar. Elegimos una "S" en bajada que hay después de Los Cocos y nos escondimos entre los matorrales. Lo más importante era escucharlos, oír si levantaban o no. Primero pasó Keller y, si bien entró fuerte, desaceleró al acomodar el auto para pisar nuevamente. Para colmo, en ese lugar se juntaba ripio sobre el pavimento y se hacía difícil llevar el coche. Al rato apareció Reutemann, venía bajando a fondo y así como venía dobló la "S" , corrigiendo la trayectoria, y se fue rumbo a San Esteban. "Anda este muchacho", me dijo mi hermano Carlos y yo a partir de ese momento me quedé más tranquilo. Sabía que tenía pasta como para ser un excelente piloto. Más tarde Reutemann me confesaría dos cosas: una que estaba casi seguro del lugar que yo había elegido y por eso en ese lugar entró a fondo, sin levantar ni un milímetro. Otra, que nunca más en su vida volvería a doblar como ese día."

Reutemann debutó en el automovilismo ese fin de semana con el Fiat 1500 de la Escudería Grossi en el circuito cordobés "Alturas de Punilla": "En La Cumbre no gané, pero anduve bien", cuenta Reutemann. Su oportunidad por la victoria, tendrá que esperar, pero no demasiado.

Tampoco esperará mucho Ud. hasta que se la contemos, en nuestra siguiente entrega.

Cadena 3 Motor, fuentes: miniauto, "sin mordaza", carburando, autodeporte, "7up y nuestros ídolos", revista automundo.