Un apasionado de los fierros
03/05/2017 | 14:59
Marcelo Cammisa
Se fue el más grande. El que resucitó y le puso los pantalones largos a un automovilismo que se moría en nuestros nefastos '70.
Ya habían muerto nuestras máximas aspiraciones de competición, la F1 y el SP, en un país violento, quebrado y vacilante, sin repuestos ni insumos de ninguna clase para los autos de carrera.
Comenzaba a desaparecer también -por su alto costo y complejidad organizativa- hasta la vieja cultura de los grandes premios.
Fue, entonces, cuando Alcides abarajó la F2 -donde se había refugiado la "intelligenzia" del motor vernácula- y la convirtió en la estrella internacional del automovilismo sudamericano (F2 Codasur, primero; F3 Sudamericana, después) que proyectó innumerables figuras a las máximas categorías internacionales.
Cuando, de la mano de las figuras más eximias del interior, promovió el Rally Argentino que nos permitiría, luego, ganar para siempre un fecha internacional y establecernos como potencia en la actividad.
Cuando tomó los ocho autos de 2000 cc. que segregaba un Turismo Carretera negado a la evolución para -apoyado en el despecho del ACA y el descontento de las fábricas- fundar el nuevo TC2000 donde las marcas, los mejores equipos y pilotos hicieron de un genuino producto argentino una de las especialidades de más alto vuelo mundial con autos de turismo, además de divertir durante décadas al aficionado con un espectáculo maravilloso.
¿Le suenan a leyenda los nombres de campeones como Del Río, Di Palma, Daray, Traverso, Guerra, Oltra, Bessone, Maldonado, Martin, Martinez, Silva, Cingolani, Ponce de León, Fontana, Ledesma, Rossi, López, Girolami, Canapino? Desde hace más de treinta años, TC2000 -hoy, Súper TC2000- es el principal referente tecnológico y deportivo de la competición local. No hubiese sido sin la determinación de Raies.
Su idea genial del "Desafío de los Valientes" vuelve invariablemente en cada bocanada de humo que la nostalgia deja escapar alrededor de las mesas de café de nuestro automovilismo.
Fue Alcides Raies nuestro Ecclestone. Él percibió que la taquilla solo sería una parte del sostén de este espectáculo y le abrió las puertas hacia la TV en Directo, hacia a los grandes auspiciantes nacionales, para que los amantes del automóvil dejaran de esperar que una foto de un semanario fuera la única imagen recibida de sus ídolos y autos preferidos. Para que los pilotos tuvieran mucho más que ofrecerle a un patrocinador que la foto en un cuadrito, a la vuelta de las competencias.
Fue su visión la que consagró la mañana del domingo para los autos, en la pantalla chica, la que volvió a hacer masivo el automovilismo -como lo había sido en los gloriosos '60- y la que puso a girar para siempre la rueda de lo que hoy se ha convertido en una irrefrenable industria deportiva y mecánica que mantiene en el país a decenas de miles de familias.
"Salve, Alcides", roncan por aquí los motores. Dios te tenga en su gloria.
Marcelo Cammisa.