Estancia Santa Inés
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Recorridos en Misiones

La historia de la familia que rescató la yerba mate

28/09/2021 | 09:37 | Se trata de los Núñez, propietarios de la Estancia Santa Inés, a 20 km de Posadas. El lugar llegó a tener 300 habitantes que trabajaban en la cosecha y hoy recibe a turistas en su casco antiguo.

Fotos: Carola Cinto.

"Me da gratitud. Gracias a él, nos seguimos dedicando a la yerba. Es un símbolo para Argentina y me gusta que se sepa de dónde viene", contó Lucía Pagliari. Ella es bisnieta de Pedro, uno de los que contribuyó a salvar la yerba mate en Misiones.

Él llegó desde España en 1887 y se reencontró con su hermanastro que se había instalado en Posadas después de la guerra de la Triple Alianza. En ese momento, Núñez empezó a emprender y creó una empresa de máquinas vaporeras que funcionaban para trasladar cosechas.

También fue el primero en explotar turísticamente las Cataratas de Iguazú: puso el primer barco que llegaba hasta el lugar y el primer hotel.

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El salvador de la yerba mate

En 1906, Pedro Núñez compró 16 mil hectáreas en donde actualmente se encuentra la Estancia Santa Inés. En esa época, la yerba mate estaba desapareciendo porque los nuevos pobladores de la zona no sabían cómo plantarla.

La semilla tiene la particularidad que tiene una capa que la recubre. Cuando los pájaros la comen, esa capa se destruye y, al defecar, crece la planta. Fue el famoso paisajista Carlos Thays el que descubrió cómo romper ese capuchón para poder plantarla en la zona de campo.

"Mi abuelo es el primero en plantar yerba en zona de campo y a pleno sol. En este lugar, llegaron a vivir 300 familias de la yerba mate", agregó Lucía.

El pueblito tenía su consultorio médico, la escuela, la iglesia y hasta un tren que lo comunicaba con otro campo para trasladar leña para el secado de la yerba.

 Una casona antigua

Con el progreso de la cosecha, Núñez construye su casa en Santa Inés. El proyecto fue encargado a un arquitecto inglés en 1903. La casa tiene varias habitaciones que hoy se usan para hospedar a turistas.

El casco tiene más de 100 años de antigüedad y tiene servicio all inclusive para los turistas que decidan alojarse allí. También ofrece servicio de té para visitantes y caminatas por la selva.

Lucía, junto a su mamá, reciben a cada uno de los visitantes y los hacen sentir como en su casa. Santa Inés sirve comida casera e invita a sumergirse en una experiencia de comunión con la naturaleza y la selva que la rodea.´

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