El aislamiento está relacionado con varias enfermedades.

Mirador internacional

Reino Unido le declara la guerra a un mal actual: la soledad

16/10/2018 | 23:09 |

En tiempos de la hiperconexión que proporcionan Internet y las redes sociales, el flamante Ministerio de la Soledad debe lidiar con un problema igual o más perjudicial que el tabaquismo.

Marcos Calligaris

En enero de este año, y en medio del bullicio perenne producido por el 'Brexit', la noticia que llegaba de Londres sonaba hasta algo risueña: la primera ministra británica, Theresa May, anunciaba la creación del Ministerio de la Soledad. Pero el motivo para que sea concebido ese departamento tiene realmente preocupados a los británicos, y es que la epidemia de la soledad afecta a más de 9 millones de personas, en su mayoría ancianos, lo que significa el 13,7 % de la población.

Pero eso no es todo. Desde esa flamante cartera dirigida por la ministra Tracey Crouch, lanzaron otras cifras alarmantes, aportadas por médicos de cabecera de diferentes puntos del país: tres cuartas partes de los doctores afirman toparse con hasta cinco personas al día que sufren de soledad, y se estima que alrededor de 200.000 ancianos no han tenido una conversación con un amigo o un familiar en más de un mes.

Además, aseguran que la soledad está relacionada con enfermedades que incluyen cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y Alzheimer. En ese sentido, John Cacioppo, profesor de Psiquiatría y Psicología, y director del Centro Cognitivo de Neurociencia Social de la Universidad de Chicago, afirmó al diario ABC que "la soledad o la percepción de estar aislado tiene consecuencias biológicas, cognitivas y de comportamiento, llegando a aumentar la posibilidad de muerte prematura en un 26 %".

Y como si fuera poco, un informe publicado en 2017 por la Convención Anual de la Asociación Estadounidense de Psicología estimó que la soledad es tan perjudicial para la salud como fumar 15 cigarrillos al día.

Propuesta política, antes de que sea tarde

Fue ese combo el que llevó a Theresa May a adoptar una decisión histórica con el fin de abordar lo que, a su entender, es "uno de los mayores desafíos para la salud pública de nuestro tiempo": esta semana anunció un programa a través del cual las personas mayores podrán recibir clases de baile, arte o cocina en el Servicio Nacional de Salud (NHS, por sus siglas en inglés) para ayudar a combatir la soledad, según publica Daily Mail.

La idea es que en lugar de repartir pastillas, los médicos comiencen a recomendar a las personas que se encuentran solas la realización de actividades sociales, en las que se incluirán clubes para salir a caminar o la participación en grupos de arte o cocina, entre otros.

Downing Street  anunció también la inversión inicial —para muchos escasa— de 1,8 millones de libras (más de 2 millones de dólares) en fondos adicionales para crear nuevos bares, espacios de arte y jardines comunitarios con el fin de alentar a las personas a reunirse.

Este plan forma parte de una "estrategia de la soledad" que se lanzó en medio de las preocupaciones por que el problema se vuelva una grave amenaza para la salud pública. Y todo sucede, como refiere la BBC, "en tiempos de la hiperconexión que proporcionan Internet y las redes sociales".

Los carteros y un nuevo rol protagónico

En una cruzada que incluye a varios sectores de la sociedad, quienes tendrán un papel tan inesperado como preponderante serán los carteros. Un ejército de 125.000 empleados de correos británicos serán los encargados de identificar y verificar a personas ancianas aisladas mientras realizan sus recorridos. Los mensajeros hablarán con ellos, realizarán una serie de preguntas para recopilar información sobre los ancianos que viven solos mientras entregan el correo, y transmitirán los resultados a una organización benéfica o a las autoridades locales para su análisis, adelantó The Times, que tuvo acceso al proyecto final de May.

Con esta medida se plantea poner en conocimiento de los servicios sociales la existencia de aquellas personas mayores que habitan solas, o en caso de que tengan familiares, ayudarlos a que asuman el apoyo necesario para el cuidado de los ancianos.

Claro que no se trata de una medida obligatoria: los carteros podrán participar de manera voluntaria y los ancianos podrán decidir si responder e inscribirse o no en la iniciativa.

Como prueba piloto, en un primer momento la iniciativa se llevará a cabo en Liverpool, en Whitby (North Yorkshire) y New Malden (al suroeste de Londres), aunque el Gobierno planea extenderlo a todo el Reino Unido si da resultado.

No todo es color de rosa

Si bien en general la iniciativa de la primera ministra por el Partido Conservador y Unionista tuvo buena recepción en la opinión pública y en las esferas del poder, algunas críticas no tardaron en caer. Una de ellas llegó de parte de la baronesa Altmann, exministra de Pensiones del Reino Unido, quien no ocultó su descontento y, sobre todo, su escepticismo respecto al proyecto de May.

"Si un médico necesita prescribir clases y cursos para que la gente pueda conocer a otras personas, es una triste reflexión acerca de lo que ha ocurrido en nuestra sociedad", afirmó, y agregó que "lamentablemente, las generaciones más jóvenes no suelen tomarse el tiempo de preocuparse por las generaciones mayores [...] No estoy segura de que prescribir clases de cocina haga una gran diferencia", sostuvo.

Por su parte, Ian Hudspeth, presidente de la junta de bienestar comunitario de la Asociación de Gobiernos Locales, se mostró entusiasmado con el proyecto, aunque al mismo tiempo receloso en cuanto a que el presupuesto de "1,8 millones de libras pueda ser suficiente" para llevar a cabo semejante programa.

El legado de Jo Cox

La creación del Ministerio de la Soledad no fue más que la cristalización de una idea acuñada por Jo Cox, parlamentaria laborista que fue asesinada en junio de 2016, antes del referéndum en el que se votó la salida del Reino Unido de la Unión Europea.

Cox había creado una Comisión de la Soledad con el objetivo de lidiar con este tema, y tras su muerte el Gobierno prometió tomar el relevo.

Por tal motivo, Theresa May no dejó de mencionarla en un comunicado al presentar su iniciativa: "La soledad es una realidad para demasiada gente en nuestra sociedad actual", expresó la primera ministra. "Puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad y procedencia [...] Así que Jo Cox tenía toda la razón al subrayar la importancia crítica de esta creciente injusticia social que, junto con la obesidad infantil y el bienestar mental, constituye uno de los mayores retos de la salud pública de nuestro tiempo", sostuvo.

Finalmente, la política conservadora se atrevió a ir más allá. "Esta estrategia es solo el comienzo de un cambio social de largo alcance en el país, pero es un primer paso vital en una misión nacional para poner fin a la soledad en nuestras vidas", aseguró May, según cita The Independent.

Experiencias similares

Pero Reino Unido no es ni el primero ni el único país que ha fijado la atención en esta problemática. Ya hay otras naciones que emplean medidas similares para controlar la soledad. Eso sí, hay que mirar nuevamente hacia Europa.

Francia cuenta con una importante experiencia en la región de Normandía, donde la compañía postal ofrece un servicio en el que los carteros pueden visitar a personas durante media hora cada semana para saber cómo se encuentran y hacerles compañía.

Algo similar sucede en Finlandia, donde los mensajeros pueden dar un paseo de media hora con los ancianos.

Por casa, ¿cómo andamos?

En medio de la crisis generalizada que vive Argentina, y justamente con la reciente reducción de ministerios, la creación de un Ministerio de la Soledad suena hoy más propia del realismo mágico.

No menos complicado resulta encontrar estadísticas respecto a las personas que sufren de soledad en el país, y que puedan permitir saber dónde estamos parados. Pero al menos existen buenas intenciones.

Es el caso del neurólogo, neurocientífico e investigador Facundo Manes, quien analizó tiempo atrás los efectos de la soledad, a la que considera una epidemia, y ve como algo necesario que el Estado se involucre en el tema, "ya que se trata de una institución [el Estado] que fue creada para cuidar y promover el bienestar de las personas". Asimismo, alertó sobre el hecho de que "los problemas asociados a esta condición demandan muchos recursos a los sistemas de salud".

A modo de propuesta, Manes plantea que "una opción viable es ampliar las oportunidades para realizar trabajo voluntario, para así promover la interacción social a la vez que se brinda colaboración con otras personas o causas, ambas muy beneficiosas para la sensación de bienestar", según publica en Perfil.

El neurólogo cree que para esto "es importante desarrollar estrategias amplias y seguir recolectando estadísticas y evidencia sin perder de vista a las personas que sufren, ya que el puente entre la ciencia y la política debe ser cada vez más fuerte".

En otras palabras, la soledad debe convertirse en una cuestión de Estado. Reino Unido y otras potencias europeas así lo entendieron.