Palito Ortega le agradece a la vida: "Ha sido muy generosa"

Palito Ortega se presenta este viernes en el Festival de Jesús María. Antes pasó por Cadena 3 y confesó: “Agradezco a la vida la posibilidad de materializar todos los sueños que tenía de chico. Yo me visualizaba cantando, lo veía, no me podía quitar esa imagen de que yo estaba ante la gente”.

De pibe cafetero a lustra zapatos, hasta llegar a ser el gran músico y productor que es hoy, Palito trabajó mucho toda su vida, siempre conservando los valores con los que se marchó de aquel Tucumán de su infancia. “A los 15 años es como que desplegué mis alas para levantar vuelo con toda la incertidumbre que uno puede tener a esa edad. Además, no quería defraudar a mi padre, porque, cuando me dio permiso para viajar, me dijo: ‘Usted sabe cómo yo quiero que se porte’”, recordó.

Apenas llegó a la gran ciudad, conoció a otro muchacho tucumano con quien, gracias al destino, consiguió alojamiento en el edificio del partido Demócrata Cristiano, donde le dejaron dormir en un sótano sobre una pila de cartones a cambio de ayudar con la limpieza del lugar. “La vez pasada pasé por ahí con un amigo y apareció un encargado y le digo: 'Señor, si usted abre la puerta a la derecha, hay una puertita que baja al sótano. ¿No me deja pasar? Ahí es donde yo dormía'. Me dejó pasar y bajé a ese sótano. Pensar que todo empezó ahí. En la vida es todo cuestión de voluntad”, reflexionó.

También recordó que al tiempo consiguió trabajo como “el pibe cafetero” en la vieja radio Belgrano: “Yo le vendía a todas las figuras de ese momento: los Brizuela Méndez, a Carlitos Ginés, a quien ayudaba a hacer ruido en el programa”. Y agregó con orgullo: “Estaba feliz de la vida, porque veía músicos, locutores, entraba a todos los programas a servirle café al operador”.

En ese entorno se empezaron a palpitar los comienzos de su carrera musical: “Yo aprendí batería gracias al percusionista estable de radio Belgrano, don Alberto Alcalá”. “Ahí empezó todo mi contacto con ese mundo. Era la época del radioteatro; veía a los sonidistas, que hacían los ruidos, y veía cómo hacían todo esto y me fascinaba ese mundo”, contó.

Yendo y viniendo en esos estudios, conoció a la Banda de Carlinho, con quienes trabajó como plomo: “Me llevaron de gira y me dieron la posibilidad de que empiece a tomar ritmo subiendo al escenario”.

Con agradecimiento y emoción, destacó: “Los recuerdos de la gente cuando yo empezaba a dar los primeros pasos son imborrables”. Y aprovechó para mandar saludos a Mario Pereyra: “Se va a poner bien, porque tiene un gran espíritu y es un gran trabajador”.

Tampoco olvida la ayuda que recibió de Frank Sinatra, luego del gran fracaso económico que fue la presentación del músico en el Luna Park en 1973 y tras el cual Palito cayó en una crisis económica muy grande. “Él me dio una mano enorme. Llegué a Estados Unidos y lo llamé y los abogados se comenzaron a comunicar todos los días. Bancos que no conocía me decían: 'Tiene abierta una línea de crédito'. Era todo una facilidad y ahí monté mi productora de vuelta, conseguí hacer mi programa de televisión en Puerto Rico, vino una gaseosa y me contrató con Enrique Guzmán de México para hacer un espectáculo (…), y estuve 6 años ahí gracias a la palabra de este señor, que cumplió fielmente” relató.

“La vida ha sido muy generosa y me ha consentido mucho”, dijo Palito, quien siempre está para sus amigos cuando la pasan mal. Tal es el caso con Charly García en una de sus peores crisis y con Cacho Castaña cuando estuvo internado: “Con Charly, fueron 7 meses que estuvimos conviviendo hasta que se recuperó. Cacho estuvo casi 30 días en coma y yo le hablaba igual (…). Le decía: ‘Cacho, nos tenemos que ir de gira’. Y él estaba con un respirador”.

A pesar de los altos y bajos de su biografía, Palito se puede considerar un afortunado que sigue soñando y cantando. “La vida es un desafío de todos los días. Hay momentos muy difíciles. El país está viviendo una etapa de transición no fácil, pero vamos a salir”, finalizó.

Entrevista de Rony Vargas