Restos humanos en La Perla: inicia la etapa clave de identificación forense

Un hallazgo de enorme trascendencia histórica y judicial vuelve a poner bajo la lupa uno de los escenarios más emblemáticos del terrorismo de Estado en Córdoba. Restos humanos compatibles con personas desaparecidas durante la última dictadura cívico-militar fueron encontrados en la Reserva Natural Militar La Calera, detrás del ex centro clandestino de detención, desaparición y tortura La Perla, el mayor campo de detención ilegal que funcionó en la provincia.

El operativo estuvo a cargo del Instituto de Medicina Forense, con la participación de antropólogos, geólogos, estudiantes universitarios y miembros de una cooperativa de trabajo, bajo supervisión del Juzgado Federal N.º 3. La recuperación inicial ya permitió reunir más de seis cajas con fragmentos óseos, clasificados como “huesos mezclados”, lo que implica que no corresponden a esqueletos completos y que se requerirá un trabajo exhaustivo para lograr avances en la identificación.

El operativo más grande en dos décadas: 68 días, 10 hectáreas y 200 fosas

Los trabajos comenzaron en septiembre y se extendieron durante 68 días sobre una fracción de 10 hectáreas del terreno serrano. En ese sector, desmontado previamente, se excavó el 60% del área mediante maquinaria pesada: una topadora de ocho toneladas, una retroexcavadora y una Bobcat.

El despliegue permitió abrir cerca de 10 kilómetros lineales de trincheras, de 1,20 metros de ancho por 1,80 metros de profundidad. En total, se cavaron más de 200 fosas, con longitudes que van de los 50 a los 150 metros.

Tras la excavación mecánica, geólogos realizaron estudios de sedimentos en fondos y paredes. Cuando se detectaban indicios, la tierra era retirada, tamizada y revisada minuciosamente por un equipo de 14 especialistas, junto a colaboradores capacitados.

El hallazgo fue concluyente: no se encontraron cuerpos completos, sino numerosos fragmentos óseos —la mayoría pequeños— en dos puntos distintos de la zona intervenida.

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Una búsqueda que lleva más de 20 años

Anahí Ginarte, perito forense del Poder Judicial de Córdoba, remarcó el peso de este avance en un proceso que lleva más de dos décadas.

“Hace más de 20 años que trabajamos en esta zona donde funcionó el centro clandestino más grande de Córdoba. Venimos trabajando desde los testimonios de lugareños y sobrevivientes para acotar los lugares”, explicó en diálogo con Cadena 3.

Según detalló, la segunda etapa —ya en desarrollo— se centra en la recuperación, clasificación y análisis genético del material óseo, una tarea que llevará meses y que se realiza en coordinación con la Justicia Federal.

Las pistas que guiaron la excavación: explosiones, enterramientos y remociones masivas

La principal hipótesis de los investigadores —encabezados por el juez federal Miguel Hugo Vaca Narvaja y el secretario de Derechos Humanos, Trata y Género del juzgado, Miguel Ceballos— surge de dos testimonios clave en los juicios de La Perla.

El primero es el de José Solanille, un peón rural que habló de camiones que se dirigían hacia la Loma del Torito, del ruido de explosiones y de la presencia de enterramientos clandestinos en esa zona.

El segundo testimonio corresponde al entonces teniente coronel Bruno Laborda, quien en un reclamo administrativo afirmó haber participado en dos fusilamientos y describió una operación realizada a comienzos de 1979, antes de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) al país. Según su declaración, cerca de 200 militares fueron movilizados para “limpiar” la zona, removiendo cadáveres enterrados en las inmediaciones de La Perla mediante máquinas retroexcavadoras.

Estos relatos, cruzados con estudios geológicos y el análisis de imágenes satelitales históricas, guiaron la delimitación del área excavada.

Un trabajo lento, complejo y decisivo

La identificación de los restos demandará meses de análisis. Los especialistas deberán distinguir cada fragmento, determinar cuáles son aptos para estudios genéticos y establecer posibles correspondencias con las bases de datos de familiares de desaparecidos.

“Fuimos recuperando información a medida que avanzábamos. El paisaje cambió drásticamente desde aquel momento hasta hoy, por lo que a los testigos les costaba ubicarse”, señaló Ginarte, aludiendo a décadas de erosión, construcciones y transformaciones naturales del terreno.

Qué viene ahora

Si las condiciones del clima lo permiten, el equipo espera retomar las excavaciones en marzo, en los sectores señalados en testimonios que aún no pudieron ser intervenidos. Paralelamente, continúan los análisis de laboratorio sobre los fragmentos ya recuperados.

El hallazgo refuerza el valor de la investigación forense como herramienta para reconstruir lo sucedido en los años más oscuros de la historia argentina. Y renueva la esperanza de que, a casi medio siglo de los crímenes de la dictadura, nuevas identidades puedan ser restituidas y nuevas respuestas lleguen a las familias que todavía buscan a sus seres queridos.

Entrevista de Ahora País.