Raquel Chan

Maíz tolerante al agua

Raquel Chan va por más

15/11/2021 | 10:53 | La especialista del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral, creadora del gen HB4, reconoce el rol público privado del desarrollo, y anticipa las nuevas líneas de trabajo.  

Audios

Luego de la reciente aprobación por parte de las autoridades brasileras de la harina de trigo HB4, modificado genéticamente para tolerar la sequía (entre otros avances), la investigadora se desligó del tema comercial, y rescató el rol de la ciencia argentina en materia de biotecnología. En diálogo con EL CAMPO HOY, resaltó este envión para la nueva camada de investigadores. 

-¿Cómo calificarías la aprobación de Brasil, para lo que fue el proyecto de trabajo?.

- Esto de la regulación lo hizo INDEAR. Pero es una demostración que en este país se pueden hacer cosas, con mucho esfuerzo y superando varios escollos. Desregular un evento transgénico desarrollado enteramente en Argentina, y eso no es menor. Además, los estándares fueron lo suficientemente buenos para que Brasil -pidiendo más ensayos todavía- los aceptara. Y eso para mí viene con una satisfacción para todos los colegas más jóvenes que vienen atrás. Y que no tiene que ver con el éxito comercial o no, a eso el tiempo lo dirá. Sino con los ejemplos, porque si esto se hubiese caído, y Brasil hubiese decidido que no (aunque fue unánime la aprobación), hubiese sido un triste ejemplo para todos los que están haciendo un desarrollo en biotecnología.

-¿Cómo surgió la idea del proyecto?

- La idea madre es una idea de investigación básica fundamental, de la observación de porqué hay plantas que se la pasan mejor cuando el clima es desfavorable y otras la pasan mucho peor.

La diferencia entre un cultivo y otro tiene que ver con un mecanismo molecular: genes que aislamos del girasol, que si se la bancan mejor, pasémoslo solidariamente a las otras planta que lo necesitan.

Con respecto a esto, yo ya no tengo mucho más que hacer, si bien seguimos estudiando aspectos básicos de esto, pero ahora seguirá o no el camino comercial, pero a mí no me compete, ya no hay nada que pueda aportar al respecto. No creo que sea una buena vendedora de nada. Nosotros estamos trabajando en otros proyectos, muchos de ellos fundamentales.

-¿Cuáles son las líneas de trabajo que están desarrollando ahora?

- En la arquitectura de la raíz de la planta, en la tolerancia a otro tipo de estrés, y en cuanto al desarrollo hay dos o tres cosas fundamentales que estamos haciendo: una es un maíz tolerante a anegaciones y a tormentas (que viene muy bien) y que queremos seguir desarrollando. Ya probamos en híbridos, y mantiene la tolerancia, es muy interesante.

Después tenemos el proyecto que presentamos en el marco del programa "Argentina contra el hambre", que tiene que ver con las plantas con peso. Se trata de una tecnología mecánica que permite a las plantas producir más. Y es un proyecto medio raro para los que hacemos normalmente nosotros, porque tiene un poquito de magia: es algo que proviene de la ciencia pero termina siendo algo tan simple que se podría enseñar en una escuela primaria. No hace falta una formación agronómica o científica previa para poder aplicar esto que está dando resultados espectaculares, por ejemplo en la producción de tomate y de chía (que no lo estamos haciendo nosotros sino colegas de Tucumán).

- ¿Cómo calificaría la sinergia del sector público y del privado en este caso?

- Nosotros no hubiésemos podido sin Bioceres, ni Bioceres hubiera podido sin nosotros. Acá hay una asociación de saberes y poderes diferentes. Es decir, que la ciencia se desarrolló desde el sector público, aunque sin la asociación con el sector privado hubiese sido imposible llevarlo adelante, escalarlo y hacer la parte regulatoria. Los dos actores son importantes y sin los dos actores no se puede hacer. Lo que más rescato de todo esto es la asociación interdisciplinaria y público privada.