Amor por las vacas. Larriera ahora tiene que vender lo que le queda.
Apuesta a futuro. El emprendimiento apostaba por educar a los chicos en el campo.
Mascotas. Para los Larriera, las vacas eran parte de la familia.
Cría conjunta. Los hijos de Matías se criaron junto a estos animales.
Matías Larriera

Inseguridad rural

Nuevo saqueo a un productor rural

23/08/2023 | 07:13

A Matías Larriera le faenaron 4 terneras que había seleccionado para reposición de  su plantel. La zona rural de Ramallo se transformó en una de las más calientes del delito rural bonaerense.

Redacción Cadena 3

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Matías Larriera

Raúl Victores

Matías Larriera es un pequeño productor ganadero que alquila una parcela a su patrón en la zona rural de Ramallo, Buenos Aires. Toda su vida tuvo el sueño de hacer ganadería, y de a poco lo venía alcanzando, pero las garras del delito le asestaron un duro golpe al mentón.

En diálogo con El Campo Hoy, detalló las particularidades del hecho que lo marcó y del cual no sabe cómo salir. Dentro de una cañada de 22 hectáreas alquiladas, trabajaba con un rodeo de casi 40 animales.

Me había dejado unas 10 terneras para reposición porque estaban muy lindas. Pero el pasado miércoles, cuando voy me encuentro que me habían carneado 4.

Matías había tenido que alambrar las parcelas, y todos los días con una motoguadaña después de su trabajo le dedicaba 4 horas a cortar pasto de las banquinas para darles de comer, ya que con la seca casi no había pasto. 

Uno sabe que es una zona caliente por estar cerca de la ruta, y que por ahí me iba a tocar. Por suerte hice un piquete para darles de comer, porque estos nenes cortan todos los alambres, y después no es nada que te carnean, sino que podemos lamentar a un animal sobre la ruta, que sería un desastre, un acto de terrorismo, pero no les importa nada. Gracias a Dios que no se subieron a la ruta.

Dolor y angustia

Larriera admite que tiene miedo. "Tengo dolores por un montón de lados. Lamentablemente tengo que venderlas, porque siento que se han cebado. Estoy muy triste porque mi proyecto de vida era ese, siempre amé tener vacas, y no tengo ni campo ni amigos con campo, vivo en la zona rural, me gusta mucho, aprendí y me fui haciendo y había llegado a un lote lindo, aspirando a unas 50 vacas, y estaba cerca de las 40. Mas allá del país que está un desastre, nosotros estábamos contentos porque tenemos las vaquitas. No nos deja mucha guita, pero cuando te pasa esto te arruinan, loco", confiesa con amargura. 

Con esto me hicieron bolsa, me arruinaron. Tengo dos vacas que son de mis hijos y que no las voy a vender, porque una es la mascota de la familia. Las otras las voy a tener que vender, 

admite.

Además, Matías explica que el riesgo sigue ahí. "Con el tema del afano tengo miedo, porque no fue una sola vaca, fueron cuatro; esto no es hambre, esto pasa por el negocio para venderlas fácil, solos no vienen, están cebados", critica, se pregunta cómo puede ser que en el año 2023 no tengamos ninguna herramienta a mano para frenar esto. "¿Cómo hacemos para seguir? Vamos a ser varios los que estamos en la misma", sentencia con impotencia.

Provincia liberada

Por su parte, Raúl Victores de la Sociedad Rural de San Pedro, explica que la multiplicidad de actividades productivas hacen que "los muchachos malos" busquen si no es abigeato, sean chapas o transformadores. "San Nicolás, y sobre todo Ramallo están muy complicados, Arrecifes con el tema de los transformadores" explica. Y agrega que Chascomús por ejemplo, pese a ser zonas tan distantes, están realmente tomadas y con serios problemas (por los cazadores), donde la gente la pasa muy mal".

Además, sostiene que San Pedro, por su tipo de producción no tiene mucha gente viviendo en el campo, pero sí otras zonas "entonces esto se hace mucho más complicado".

Medios y miedos 

Según expresó, 

la policía trabaja todo lo que puede, pero no da abasto. La conectividad es central en nuestra zona, ante cualquier inconveniente das aviso, y los caminos hacen a que puedas entrar y salir con dificultad, hay zonas mucho más complicadas, es un combo que en momentos como estos aumenta la presión, la ansiedad y el miedo.

Y cierra con un dato tan espeluznante como revelador: "no han quedado más ni siquiera las taperas, ya que la gente cuando se va del campo se lleva hasta las casas, porque se roban hasta los caños; se robaron un galpón. Son zonas en las que no hay nadie, que están lejos, con poca circulación de gente, en todos lados pasa lo mismo. Ahora lo más complicado es Ramallo".

Finalmente, reconoce que nos acostumbramos a vivir de forma permanente en la cubierta del Titanic, y eso no es bueno. "Hemos llegado a un estado de cosas que no sé cómo no ocurrieron antes, tal vez porque los dueños de la mecha son quienes nos gobiernan, estos muchachos han hecho un trabajo espectacular para detonar todo".

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