El sector porcino pide reglas claras

Casi la totalidad de ese volumen provino de Brasil, y la mitad correspondió a bondiola, uno de los cortes más populares del consumo argentino. "En términos equivalentes, esas 2.000 toneladas representan 2 millones de kilos de carne porcina, o unos 500.000 capones, el mismo volumen que se produce localmente en un mes", argumentaron en un comunicado.

"Este ingreso masivo duplicó la oferta de bondiola en el mercado, afectando los precios y la rentabilidad de toda la cadena, en especial a los despostadores y distribuidores, que además de comercializar enfrentan una competencia creciente de productos importados de menor calidad, que viene congelada y contiene agua, lo que afecta la percepción del consumidor y la imagen del producto porcino en general", agregaron.

Competencia desleal

La situación se agrava por la competencia desleal derivada del uso de ractopamina, un promotor de crecimiento que aumenta la productividad en un 6% y que está prohibido en más de 160 países, incluida la Argentina. Mientras nuestros productores sostienen un modelo natural y sustentable, deben competir en su propio mercado con productos más baratos elaborados bajo condiciones productivas no permitidas en el país.

Reglas claras

En diálogo con El Campo Hoy, el director ejecutivo de la Federación Porcina Argentina, Agustín Seijas, expresó su preocupación por el aumento de las importaciones de carne, especialmente desde Brasil, que alcanzan el 98% en el último mes.

"No es la cantidad de toneladas que se están importando, sino el impacto que generan en la integración de la media res", afirmó, y destacó que la producción local está preparada para abastecer el mercado interno.

Seijas subrayó que en el último mes se importó la misma cantidad de bondiolas que se produjo en Argentina, lo que refleja un desbalance en la comercialización. "Hoy actualmente el 98% de la producción en Argentina de carne de cerdo se destina al mercado interno y el 2% restante va a la exportación", añadió.

El director de la Federación enfatizó que la competencia con Brasil es desleal debido a que en la producción porcina brasileña se utiliza ractopamina, un promotor del crecimiento prohibido en Argentina y en más de 160 países. "Estamos en desventaja en ese sentido", indicó Saica, quien aclaró que no piden cerrar mercados, sino competir en igualdad de condiciones.

Entre las soluciones que propone, Seijas mencionó la necesidad de una mirada exportadora y la apertura del mercado chino para subproductos porcinos. "Estamos tan solo a una firma del protocolo que va a concretar esta oportunidad que es única para la cadena porcina", afirmó, resaltando que en el mercado asiático los subproductos tienen un valor tres veces mayor al que se obtiene en otros mercados.

Limitaciones tan argentinas 

Además, Seijas destacó las limitaciones que enfrentan los productores argentinos, como el esquema de IVA, que representa un sobrecosto del 19% al momento de invertir. "Nadie quiere invertir sabiendo que tiene sobrecostos que no deberían suceder", lamentó.

Por otro lado, compartió datos positivos sobre el consumo de carne de cerdo en Argentina, que ha crecido de 3 a 4 kilos por habitante al año hace 15 años a más de 18 kilos en la actualidad. "La carne de cerdo es de las más económicas dentro de la oferta y aporta muchos nutrientes para la alimentación", concluyó.